Forman parte del grupo de los inhabilitados, aquellos trabajadores que, aún con más del 90 por ciento de la actividad productiva de la provincia en funcionamiento (según datos del Gobierno), siguen sin la posibilidad de trabajar. Como todos, iniciaron la cuarentena en marzo. Sin embargo, cuando la mayoría de las actividades comenzaron a reactivarse gracias a la flexibilización y con la puesta en marcha de la fase de distanciamiento social, ellos quedaron excluidos.
La dueña de un jardín maternal, una cantante, una profesora de natación y el dueño de un salón de fiestas contaron cómo es estar 117 días sin poder desarrollar la actividad con la que se sustentan y cómo se las rebuscan para salir adelante en medio del armado de protocolos y sin saber cuándo volverán al ruedo.
* Bárbara Caturla / Dueña del jardín maternal Sapo Pepe
Desde hace 13 años, Bárbara pasa la mayor parte del día en el jardín. Allí, recibe a sus 5 hijos y comparte con ellos mientras no están en la escuela o los institutos a los que asisten. Pero desde el pasado 20 de marzo, su rutina cambió por completo. La cuarentena por la pandemia de coronavirus los dejó a ella y a su marido (viajante en la región para empresa de Buenos Aires), completamente parados.
“Estábamos sin ingresos ni ahorros y mantener una familia tan numerosa como la nuestra no es fácil. Había cobrado las inscripciones y el dinero para materiales didáctico para los chicos del jardín y lo había invertido todo, tengo una pieza llena de resmas de papel, fibras y pinturas. A la vez, sabíamos que nuestras actividades no iban a volver pronto. La desesperación nos obligó a buscarle una vuelta”, cuenta Bárbara.
Fue así como la pareja empezó a cocinar viadas. “Pensamos: ‘¿Qué actividad está habilitada?’ y la respuesta era la gastronomía. Una tía nos prestó un local, nos prestaron un freezer, un horno, y empezamos a cocinar y llevar pedidos”, dice la mujer que inició el emprendimiento 3 semanas después del arranque de la cuarentena.
Y confía que “esto nos permite mantenernos, pero la vida nos cambió por completo. Con mi marido salimos de casa a las 10, volvemos a las 16 y a las 19 partimos de nuevo para regresar recién pasadas las 2. A los chicos prácticamente no los vemos. Es muy difícil”.
Mientras tanto, Bárbara, que decidió dejar de alquilar la casa en la que funcionaba el jardín maternal para no sumar deudas hasta que pueda volver la actividad, realiza cursos, idea actividades adaptables a las medidas de prevención para cuando reabra el jardín y va y viene con los trámites y protocolos buscando que las autoridades habiliten su trabajo nuevamente.
“Se hace largo. A las seños que trabajan en el jardín pude pagarles al principio, pero ya es poco lo que podemos aportarles y con muchas de ellas llevamos 10 años trabajando, somos familias. Es duro también ver cómo ellas se las tienen que rebuscar para salir adelante. Pero tratamos de mantener la cabeza ocupada, buscando ideas nuevas para cuando podamos volver y pensando que esto va a pasar”, reflexiona la mujer.
* Melisa Quiroga / Cantante
En los primeros días de marzo, Melisa Quiroga subió por última vez a un escenario, fue en un bar en el que cantó con Donaires, su banda. Mientras que, el último evento importante en el que se presentó fue la Fiesta Nacional del Sol, allá por los últimos días de febrero pasado. Después, llegó la pandemia y con ella, la cuarentena. La artista, que vive de la música, quedó en offsaid.
“Es difícil, porque uno tiene que seguir pagando su comida, el alquiler, los impuestos, pero no tiene un ingreso. Yo no he recibido ninguna ayuda del Estado, pero tengo que seguir cumpliendo con mis obligaciones”, cuenta la cantante 31 años.
Y agrega: “Por suerte, en mi familia se nos da eso del arte. Así que empecé a hacer murales y a restaurar muebles, un trabajo que lleva tiempo y no mucha gente hace. Con eso estoy ganando algo de dinero. A eso se suma que tenía algunos ahorros, aunque ese dinero se gasta rápido, y que tengo una familia que me ayuda mucho”.
Mientras sigue produciendo su música y armando nuevas creaciones “con más tiempo y pensando en prepararnos para cuando todo esto pase”, según ella misma confía, sigue de cerca cada vez que hay algún avance con los protocolos que los artistas locales preparan con la idea de conseguir la habilitación que les permita trabajar.
“Hay muchas cosas preparadas y uno confía en que esto va a pasar pronto. A veces no se entiende por qué hay otros espacios habilitados, como los casinos, y no puede subir un músico a un escenario, cuando si lo hace puede mantener tranquilamente el distanciamiento y cumplir las medidas de prevención”, reflexiona.
Aunque aclara: “Se está haciendo complicada la cosa. Pero uno ve que hay gente en peores condiciones y agradece, mientras piensa cómo seguir adelante”.
* Celina Correa / Profesora de natación
“Hay días en los que me vuelvo loca y quiero que pase rápido este periodo sin trabajo, pero uno se da cuenta de que esta es una cuestión de salud y hay que cuidarse. Es muy complicado”, reflexiona Celina Correa. Ella es profesora de matronatación (les da clases a sus bebés con sus padres) y de niños desde los 3 años hasta la adolescencia, pero una semana antes de que se decretara la cuarentena dejó de trabajar en las piletas.
A ella se le mezcla el problema económico con la tristeza de extrañar su trabajo y a los niños, dado que a muchos los conoce desde muy chiquitos. “Por suerte tengo también un cargo de profesora de Educación Física en una escuela, pero mi fuerte económicamente hablando son las piletas. Afortunadamente los dueños han sido muy solidarios y no me están cobrando el alquiler”, cuenta.
Mientras agrega: “Además extraño mucho. Los papás me mandan fotos de los bebés y han crecido un montón. Me escriben todos los días para ver cuándo retomamos, pero hay que tener paciencia. Lo que hago para los bebés es mandarles algunos tips para que hagan ejercicios en las bañaderas, obvio, no es lo mismo. Y los más grandes tienen que esperar, pero claro, la natación es una actividad física muy importante y los chicos son los que menos acceso están teniendo al deporte”.
En sus días sin actividad, Celina está tomando un curso internacional de perfeccionamiento sobre natación. Mientras, repasa toda la bibliografía que tiene sobre la actividad. “Uno cree que ya sabe todo, porque yo estudié muchísimo sobre natación. Pero repasas y siempre aprendés cosas nuevas”, confía.
A pesar de todo, mantiene el optimismo: “Ya están preparados los protocolos y yo creo que en agosto podría haber novedades, esperemos –ríe-. De todos modos han salido estudios importantes porque hay que pensar que la cantidad de cloro que hay en las piletas y la limpieza que se debe mantener colaboran para prevenir enfermedades. Veremos qué pasa”.
* Darío Montigel / Salón de fiestas Showtime
En septiembre del año pasado, Darío y su esposa decidieron invertir todos sus ahorros en un emprendimiento: un salón de fiestas infantiles. Así, comenzaron a trabajar en Showtime. Lo que no sabían era que pronto se desataría una pandemia en el mundo y que sólo 5 meses después llegaría al país la cuarentena para detener el avance del coronavirus.
“En febrero hicimos la última fiesta en el salón. Y, aunque armaron los protocolos para la actividad, ya nos han dicho que será de las últimas en habilitarse, principalmente porque involucra a niños”, cuenta Darío con resignación.
Aunque afirma que afortunadamente el dueño del salón le permitió no pagar el alquiler hasta que pueda volver a trabajar, situación que no han vivido muchos de sus colegas que incluso tuvieron que cerrar definitivamente, dice que el pago de los impuestos del salón le están complicando aún más la situación.
En ese contexto, el hombre que tiene una hija de 6 años, cuenta que tenía ahorros pero ya se los gastó, entonces, no le quedó más que sacar préstamos.
En medio de ese panorama, decidió volver a apostar. Como ya tenía horno y amasadora, por un trabajo anterior que había desarrollado, tomó un nuevo préstamo e invirtió en la compra de los elementos que le faltaban para inaugurar una panadería.
“Hemos preparado parte del salón y la vamos a abrir ahí este sábado, con venta de pan y facturas. Así, esperamos poder pasar este momento hasta que todo vuelva a la normalidad”, confía.