Foto Daniel Arias

"Fue una madrugada con lluvia, amigos, familiares y gente de todo el país cuando anunciaron que El Malón era Ganador del Pre Cosquín en el rubro Conjunto de Malambo. Lo que sigue es imaginable. Nuestra provincia por primera vez traía ganadores en conjunto de malambo y tomaba peso a nivel nacional". El recuerdo, emocionado, es de Juan Peletier y remite al verano de 2006, cuando junto a los bailarines Javier Farías, Oscar Peletier e Isaías Ibazeta; y a los músicos Mauricio Manrique y Franco Martínez ganó el certamen para nuevos valores, logrando el pase al 46to Festival Nacional de Folclore de Cosquín, actuación que concretaron el 25 de enero, aclamados. Un logro sin precedentes, redondo, pero que sería la primera parte -necesaria por cierto- de una experiencia inolvidable que culminó de manera inesperada. Y es que este potente combinado local cerró esa temporada coscoína con el máximo honor al que cualquier novel artista que pisa el Atahualpa Yupanqui puede aspirar: el 29 de enero recibieron públicamente el título de Revelación Cosquín 2006, inédito para la provincia y también para el Festival, ya que era la primera vez que este honor recaía en un rubro de danza. 

Por supuesto, hubo un largo camino hasta llegar a esa luna que brilló más que nunca, desde que dos amigos y compañeros de la academia Amancio Moreno, Juan Peletier (ganador Pre Cosquín 2001 como Solista de malambo sureño) y Javier Farías (ganador Pre Cosquín 2003 en el mismo rubro) acordaron armar el conjunto, para el que convocaron a Oscar y a Isaías (entonces alumno de Juan). Con Juan a la cabeza, en 2003 empezaron a prepararse de cara a los festivales. El debut fue Laborde 2004, pero no llegaron al objetivo. En 2005, Pre Cosquín y con buenos resultados: pasaron a la final en curioso desempate entre tres provincias. Salta se quedo con el título, pero la Próspero Molina bramaba con los sanjuaninos. Eran "los ganadores del pueblo". "Ese fue el aliciente para seguir intentando nuestros sueños un año más", cuenta Juan, y agrega: "Aprendimos de las piedras en el camino, madurando y tomando cada crítica y opinión".

"Ensayábamos muchísimo en la casa de los padres de Juan, 4 o 5 veces por semana, y cerca de la fecha hasta en Navidad y Año nuevo. Era en la entrada de la casa, donde estaba el auto, teníamos pies curtidos pero el calorcito pegaba. Era facturas y ensayos", recuerda Isaías, de quien salió el nombre del conjunto. "Él tenía un perro que se llamaba Malón, nombre que venía muy bien al grupo con apariencia de gauchos forajidos y matreros que siempre estaban acompañados por un malón de gente, amigos, compañeros y padres, que a su vez también eran modistas, costureros, tejedores, etc.", relata Farías. 

 

"El 2006 floreció la mejor versión de El Malón", declara el director. Dispuestos a tomar revancha en Pre Cosquín, ya "más sólidos, maduros y unidos" que antes, armaron una puesta impecable. Trabajo en equipo, Juan se ocupó de las coreografías y la dirección general, Javier del vestuario para que se ajustara al contexto histórico y Mauricio de la música. "Fue un trabajo muy exquisito y minucioso en esos tres aspectos", señaló Manrique, quien definió al grupo como "una comunión entre música y danza, por eso decíamos que era un sexteto y no un cuarteto". "Yo buscaba complejidad, sincronización, limpieza en ejecución, efectos visuales y fonéticos… Creo que la entrada fue una marca registrada. Era a capela, inspirada en la cueca ‘¡Yo lo imagino así!’. Me inspiré en su estribillo que dice: ‘Dios es cuyano y San Pedro también, ellos cantan tonadas que encrespan la piel’", apunta Juan. La cuenta regresiva para Pre Cosquín 2006 había comenzado y El Malón estaba listo. 

Ese enero volvieron a la final, junto a colegas "picantes" como el combinado de Pergamino, el otro con el que habían desempatado el año anterior. "En camarines bajo el escenario se sentía cómo ‘trataban’ las tablas los finalistas y eso te ponía nervioso. Querías subir a incendiar las maderas, era ahora o nunca", relata Farías. Hicieron lo suyo y nuevamente fueron a desempate, esta vez con los anfitriones. Llovía a cántaros, pero muchos se habían quedado a alentarlos, como las delegaciones cuyanas. 

La espera fue muy larga hasta que, al fin, el locutor nombró a los ganadores: ¡El Malón! Lo deseaban, pero no lo podían creer. Lloraron, rieron, se abrazaron, los felicitaron… "Increíble y fantástico momento", coinciden. Misión y sueño cumplidos, los seis volvieron a casa -vitoreados por sus comprovincianos- y regresaron a Córdoba para actuar en el Festival un miércoles, quinta luna, la del flamante solista Jorge Rojas que aseguraba predio colmado. Antes de salir a escena, Juan -maestro y consejero, que también preparó al combinado mendocino que fue Revelación Cosquín 2020- les había dicho que se concentraran en disfrutar, que ya habían ganado. No iban por nada más que dejarlo todo allí. Y luego de eso, aún con la ovación retumbando en sus corazones, la vuelta a San Juan el sábado. 

No habían desempacado aún cuando recibieron un llamado de la Comisión para avisarles que Rojas había sido elegido Consagración; y El Malón, Revelación Cosquín 2006; y que debían volver para actuar en la última luna. Juan empezó la cadena. Hora de almuerzo, Oscar volvía de hacer unas compras, vio a su familia en la calle y se asustó, pensó cualquier cosa. "¡Me dieron la noticia en la vereda! Llorábamos", rememora. Isaías, teléfono en mano, lloraba y gritaba "¡no, no te lo puedo creer!", de forma tal que sus padres le preguntaban quién había muerto. Las mismas emociones atravesaron a los seis protagonistas. 

Aquel domingo 29 de enero sacudieron con orgullo y satisfacción sus botas de potro y recibieron la placa ante la multitud encendida. Al año siguiente fueron la imagen oficial de la 47ma edición, estampada en todo el merchandising; y abrieron el encuentro con el Himno Nacional Argentino. Y aquí, la gente aplaudía -y moqueaba- del otro lado de la pantalla. Un orgullo provincial. Fueron, son y serán "El Malón", el conjunto de malambo que desde San Juan escribió un importante capítulo en la historia del Festival de Cosquín.

 

Reunidos. A raíz de esta nota, los malambistas -que tomaron distintos rumbos- volvieron a encontrarse. Alegría y recuerdos mediante, los seis armaron un grupo de Whatsapp.

 

ELLOS DICEN

"De los recuerdos no se vive, pero con el bagaje de lo transitado vale la pena hablar de una página bonita en el libro de nuestras vidas y de la provincia. No hay palabras grandiosas para definir la magnitud que se vivía, todo lo que habíamos forjado era colosal y llegaba a un punto impensado. ¡Ya no podíamos pedir más! Aquellos tiempos se vivieron a pleno y hoy en nuestros recuerdos tomamos magnitud de que fue muy grande e intenso lo alcanzado". Juan Peletier 

"Creo que hasta la fecha no hemos logrado comprender al 100% lo que significó y lo que significa esa Revelación. Gente que nos viene siguiendo desde hace años y nos manifiesta su admiración. Hemos marcado un hito y a 15 años seguir recibiendo ese cariño es impagable. Es fruto del trabajo. Abrimos un camino. Cuando uno trabaja no tiene ese objetivo, pero las cosas van pasando y hoy vemos lo que logramos. Me honra todo lo que hemos vivido". Javier Farías 

"La verdad que no me esperaba el premio revelación, fue lo máximo que logré como artista. Para mí ganar ese festival era tocar el cielo con la manos. Ahora que ya pasó el tiempo lo recuerdo como si hubiera pasado ayer. Yo siempre le digo a todo el mundo que el mejor momento de mi vida lo pasé al lado de Juan, Isaías, Javier, Franco y Mauricio". Oscar Peletier 

"Cuando armaron El Malón yo, que era el más chico y el que entró al final, ya tomaba clases con Juan, que era mi ídolo (ahora es mi compadre y amigo, y lo sigue siendo). Para mí formar parte de un cuarteto con él ya era estar en las nubes, por más que no ganara. Nunca pensé ‘quiero ser revelación’ o algo así, ni me lo imaginaba. Para mí El Malón fue lo mejor que me pasó en la vida, fue tocar el cielo con las manos". Isaías Ibazeta

"El Malón marcó un antes y un después en la forma de trabajar, hicimos algo totalmente diferente. No sabíamos que lo podíamos lograr, pero sí que habíamos trabajado muchísimo para no tener fisuras con respecto a la danza, la historia y la música. Sentamos las bases para lo que se hace ahora. Fue un momento muy especial. Sigo emocionado, sólo que ahora ya he caído un poco en cuenta de lo que se logró". Mauricio Manrique

"Fueron muchas emociones juntas, desde el sacrificio que se hizo con El Malón, una propuesta hermosa de grandes maestros. Como músico fue una emoción muy grande, angustia y un montón de cosas que se cruzan cuando uno recibe un galardón así, como es la Revelación. Mucha emoción, alegría, fue una página muy linda para nuestro San Juan, un orgullo se siente más que nada formar parte de El Malón y llevar la danza y la tradición de nuestra tierra". Franco Martínez 

 

Los bailarines en un momento de descanso durante los ensayos.

 

Postal de la actuación de El Malón en el Pre Cosquín 2006.
 

 

Los seis recibiendo la placa que los designa Revelación 2006. 

 

Los malambistas sanjuaninos resultaron ganadores del certamen.

 

 El Malón se convirtió en la imagen oficial de Cosquín 2007. 

 

 

Apertura 2007, bailaron el Himno nacional argentino criollo.