Los casos de cáncer de mama se han triplicado en los últimos 50 años. No existe una causa específica para desarrollar cáncer de mama. De hecho, son muchos los factores de riesgo implicados directa o indirectamente en su aparición. Identificarlos es fundamental. De hecho, cuanta más información tengamos de esta enfermedad más fácil será plantarle cara con éxito e, incluso, adelantarse al diagnóstico.
¿Qué es el cáncer de mama?
Los órganos están formados por células que, de forma ordenada, se dividen y van reemplazando a las envejecidas. Cuando este proceso se altera, se produce una división incontrolada dando lugar a la aparición de un tumor o nódulo. En la mama pueden aparecer tumores benignos formados por células que, aunque se dividen en exceso, no dañan o invaden otras partes del organismo. Los tumores malignos son células sin control y además capaces de destruir tejidos y órganos cercanos y de proliferar en otras partes del organismo (metástasis).
¿Cuáles son sus síntomas más comunes?
En la fase inicial o preclínica no presenta ningún síntoma. Es posteriormente cuando puede manifestarse de varias formas. Por un lado, la presencia de un nódulo palpable, doloroso o no, es el síntoma más común. Cuando aumenta de tamaño, puede manifestarse con irregularidades en el contorno de la mama, retracción del pezón o alteraciones en la piel (enrojecimiento, úlceras).
¿Cuáles son los principales factores de riesgo?
Son varios los factores de riesgo relacionados con el cáncer de mama, tales como la edad (el riesgo aumenta con la edad, la mayor incidencia se concentra entre los 50 y los 60), los factores hormonales (primera regla precoz o menopausia tardía, la ausencia de embarazado o tener el primer embarazado a una edad tardía), los antecedentes familiares (familiares directos como madre, hermana o hija) y el administrar de manera prolongada un tratamiento hormonal sustitutivo (la combinación de estrógenos y progestágenos para tratar los síntomas de la menopausia está actualmente desaconsejado, de hecho varios estudios han constatado que puede aumentar el riesgo de cáncer de mama).
¿Cuándo debemos acudir al médico?
Tal y como hemos visto, el cáncer de mama puede ser asintomático. Por ello, ante cualquier cambio en la forma del pecho, en el color y la textura de la piel y los pezones hay que acudir al médico.
Transitar el cáncer sin perder la autoestima
La pérdida del cabello es un factor emocional que afecta el tratamiento contra el cáncer. Es uno de los efectos secundarios de la radioterapia y la quimioterapia en el tratamiento del cáncer. Esta pérdida, que puede comprometer todo el cuerpo, incluida la cabeza, el torso, las axilas y la región púbica, puede ser completa o parcial y por lo general es temporal. No obstante, es un factor determinante y de gran impacto emocional, sobre todo para las mujeres. Algunos estudios estiman que 2 de cada 10 pacientes pueden abandonar el tratamiento, o solicitan cambios en él, por la caída del cabello que, además, ha sido clasificada entre los efectos colaterales más indeseados. La alopecia inducida por quimioterapia, como se conoce técnicamente esta condición, es producida por un daño de las células del folículo piloso ocasionado por una sustancia tóxica, que no solo ataca las células cancerosas sino también las sanas.
Pasar el dato y cruzar fronteras
Existe una fan page de Facebook que se encuentra como "Quimio con pelo – Paula Estrada’ donde se reciben consultas de toda la Argentina y también de países limítrofes que ya están usando el casco azul. Tienen a su vez un grupo de whatsapp en el que se comparten experiencias y consultas entre quienes están transitando la quimio y, sobre todo, hay contención y acompañamiento ya que es un momento de mucha vulnerabilidad para el paciente. "El humor es muy importante en esta etapa, divertirse con el casco, cada una se lo tunea a su manera’, detalla Paula. "Gracias a mi enfermedad y el casco, comencé a acompañar a pacientes oncológicos, me recibí de Coach Ejecutivo y Ontológico y divido mi vida entre lo corporativo y devolverle a la vida lo bien que yo pude transitar mi enfermedad asistiendo a personas solo desde el amor, sin pedir nada a cambio. Mi profesión era hasta ese entonces diseñadora gráfica y de modas, y si bien ya no me dedico a eso porque la enfermedad me dio la oportunidad de reinventarme, igual utilizo todas mis herramientas al servicio de las personas’.
Mantener la cabeza en frío
El casco se arma con tres geles grandes y dos pequeños que se unen con cinta de embalar, teniendo en cuenta que no puede quedar ningún espacio sin gel, ya que sino no se enfriará esa zona. Los tres grandes en paralelo uno encima de otro y los dos chiquitos uno a cada lado, en el centro continuando la horizontal. Luego se coloca sobre la cabeza y se va dando forma redonda pegándolo con cinta transparente gruesa. Una vez hecho esto, va a quedar un casco redondo del tamaño de tu cabeza, ahí lo metes al frezeer y se confeccionan los otros. Es importante saber cuánto va a durar el pasaje de la medicación para poder calcular la cantidad de cascos para llevar (ese dato se lo puede consultar al oncólogo ya que todos los protocolos son diferentes). También, se puede probar con congelar bien la boca chupando helados de agua o hielo, ya que la boca suele llagarse. "Nadie podía creer que había pasado 18 quimioterapias con pelo y sin llagas en la boca’, asegura Paula, quien actualmente asiste a quienes están pasando por ese proceso que ella ya vivió. "Yo ayudo a alguien a construir su casco, les doy información y contención, y lo comprometo a que cuando se ponga bien asista a dos personas más. Por la solidaridad y el amor que le pone cada una le llamamos ahijadas, ya que nos hacemos cargo de ayudarla hasta que terminen el tratamiento. En muchos hospitales y sanatorios tenemos freezers donados por pacientes para que puedan colocar los cascos y se mantengan bien fríos hasta el momento de que te pasen la medicación. Los oncólogos lo avalan a fuerza de comprobar que al vernos sanas todo fluye con más naturalidad. Y hasta los recomiendan’.