
"¿Qué tal será el año que viene? ¿Será malo, gordo o flaco?" Los más de 80 mil sanjuaninos se preparaban para las fiestas con enorme entusiasmo y, además, esperaban que el verano no les fuera demasiado riguroso en enero y febrero como el año anterior. Con la mayoría de las casas de adobe, de estilo español, la ciudad lucía señorialmente colonial. Los cronistas de la época hablaban de tiempos de auge vitivinícola y de un modelo agroexportador, quedando atrás la esperanza de producir azúcar de remolacha, por presiones de los grandes monopolios de entonces. Se consideraba el monocultivo, casi como una forzosa "condena", por eso, los planes progresistas del gobernador Federico Cantoni, que buscaban un Estado empresario y redistribuidor de la riqueza, tuvieron gran apoyo popular, aunque siempre se interrumpían con intervenciones federales. Pero lo más duro aún era que nadie podía imaginar ese fin de año que a casi diez mil de esos sanjuaninos que brindarían aquella Nochebuena, les quedaban veinte días de vida. Imposible percibirlo, sospecharlo ni soñarlo.
Pero la Navidad y el Fin de año de 1943 no fue la excepción y la gente anhelaba cambios y progresos para los próximos doce meses. Curiosamente, desde ese 24 de diciembre de 1943, un nuevo interventor se hizo cargo de la provincia, el coronel Juan Berreta, que había sido jefe del RIM22, y a quien le tocaría dirigir las primeras medidas tras la tragedia del 15 de enero. Luego sería reemplazado por el coronel José Humberto Sosa Molina. A su vez, en el resto del mundo, sobre todo en Europa, la Segunda Guerra Mundial no daba señales de finalizar y en ella estaban implicadas la mayoría de las naciones del mundo. Naturalmente, los sanjuaninos se informaban cada jornada por radio ("Graffigna" y "Los Andes") y por los diarios, de la penosa evolución de la contienda, sobre todo los inmigrantes que buscaban tener novedades de sus lugares de nacimiento, especialmente de España, Italia y Alemania. Pero la vida continuaba y a la hora de buscar esparcimiento, el cine era el mayor atractivo. En aquella última Navidad la cartelería ofrecía películas como "En una luna de miel", con Cary Grant y Ginger Rogers, "Oro en la mano", con Pepita Serrador y Sebastián Chiola, o "El sillón y la gran duquesa", otra comedia argentina con Olinda Bozán y Ernesto Vilches. Mientras, el año que terminaba dejaba la curiosidad de que por primera vez se comenzaba a vender pizza en San Juan, y la pizzería "La Primera" ubicada en Rivadavia 926 Este, se preparaba para ofrecer su producto en Navidad.
Pero eran varias más las ofertas para la cena navideña que se publicitaban, como las de rotisería "Uliarte" con "cima de pavo", "paté de foi grass truffe", "pavitos extras al horno", o "lechón adobado a la criolla", mientras confitería "La Nieve" proponía "torta de Navidad tipo milanés y genovés", o "delicias de Nochebuena". A ellos se sumaban las famosas ofertas de "Casa Chait" con "árboles de Navidad de dos metros", y más regalos en lo de "Grandes Almacenes Castro García" o el "Bazar Cuyo". Pero la gran novedad editorial de ese fin de año de 1943 fue la irrupción de un tal Charles Dickens, con su "Cuento de Navidad", libro que, con el tiempo se convertiría en un clásico.
Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista.
