Recorriendo las crónicas de los diarios de ese año, las imágenes de las agencias de noticias y apelando a la memoria de los periodistas con más tiempo en la redacción de DIARIO DE CUYO, salta a la vista una afirmación clave: la resolución 125 fue un grave error que sacudió la estabilidad del país. Un ministro sin formación política trabajando junto a una presidenta que empezaba a acomodarse, resultaron un combo casi explosivo para el resto de los argentinos. Cacerolazos, incidentes, paros, cortes de calle, un ministro expulsado y un quiebre político en altos mandos, fueron algunas de las consecuencias de un conflicto que aún buena parte de la sociedad recuerda. Un día como hoy, hace diez años, el exjefe de la cartera económica nacional, Martín Losteau, anunciaba que se establecía un sistema móvil para las retenciones impositivas a la soja, el trigo y el maíz, lo que provocó el reclamo unánime de las entidades con mayor peso del campo argentino. Desde ahí hasta el voto “no positivo” de Julio Cobos, pasaron 129 días de furia e inestabilidad política, que provocaron divisiones hasta en el mismo armado político transversal del matrimonio presidencial. Muchos no estuvieron de acuerdo con el “blanco o negro” o el “campo o Patria” que propalaban permanentemente desde el kirchnerismo. Incluso el hoy gobernador de San Juan, Sergio Uñac, mientras fue intendente de Pocito, planteó distancia y salió a defender al campo. “Eso no estaba en el libreto original”, dijo. Habrá acto en Buenos Aires.
El contexto económico
La economía de la época explica perfectamente la gravedad de la resolución que firmaron la entonces presidenta Cristina Fernández y el exjefe de Gabinete Alberto Fernández. 2008 fue el año de los precios altos de los commodities, cuando en Estados Unidos la crisis de las hipotecas ya se había desatado, aunque aún no se había convertido en la recesión global de fines de ese año. El precio de la tonelada de soja en Chicago, que había oscilado entre los 300 y los 400 dólares en años previos, superaba la barrera de los 500 y se acercaba a los 600. En 2002, Eduardo Duhalde había impuesto retenciones fijas en torno al 20% de las exportaciones agrarias, una decisión que terminó siendo uno de los motores de la recuperación posterior.
La resolución 125/2008 establecía una fórmula para transformar el porcentaje retenido en móvil, en una relación inversa con el precio de los granos. Si el precio en Chicago caía por debajo de los 200 dólares la tonelada, la soja tendría retenciones cero. Pero con el valor en 400, ese porcentaje de impuestos pasaría al 35,75%. Y con un precio de 600, que parecía inevitable en esos meses, la tasa de retención llegaba a 49,33%. Es decir que el Gobierno planeó quedarse con la mitad del valor de lo producido, lo que hizo estallar a los productores de todo el país.
Antes del anuncio de la resolución, Lousteau vaticinaba una posible crisis internacional. Guillermo Moreno, entonces secretario de Comercio, le había llevado a la Presidenta unas “descabelladas” medidas económicas basadas en casi un 64% de retenciones a la soja, señaló Fernández. “Nos juntamos con Martín (Lousteau) para darle a Cristina una alternativa más viable y él con su equipo de trabajo armaron la 125”, afirmó al diario La Nación.
Una semana después del anuncio de Losteau, y ante el paro de comercialización de granos lanzado por el agro, el gobierno de CFK intentó sostener sus decisión: “No va a haber cambios”, dijo Lousteau. Eso provocó que las manifestaciones y los cortes de ruta se multiplicaran en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Después vino la dialéctica del kirchnerismo y resonaron frases como “piquetes de la abundancia”, “extorsión” y, tal vez, la más famosa que haya salido de la boca de la exmandataria: “La soja es un yuyo que crece sin ningún tipo de cuidados especiales”. En el principal distrito del país, Buenos Aires, estallaban los “cacerolazos” de madrugada, y generalmente tras algún discurso de la exmandataria. Para contrarrestar las críticas sectores afines al oficialismo se manifestaron en la Plaza de Mayo para “evitar un golpe de Estado”, como lo definió Luis D”Elía.
A fines de marzo finalmente se habilitó una mesa de diálogo, pero ante la falta de acuerdos, los productores volvieron a las rutas. El 2 de abril levantaron los cortes para negociar por 30 días, sin embargo, los parches y medidas para calmar las aguas no llegaban a la cuestión de fondo, la famosa resolución 125. El conflicto comenzó a mutar y de ser meramente impositivo tuvo un viraje político-ideológico. El Gobierno judicializó el asunto y denunció a las entidades del campo por “violar las leyes de abastecimiento y seguridad” e “impedir el normal funcionamiento del transporte”.
La situación era cada vez peor. El 25 de abril renunció Lousteau y asumió Carlos Fernández, un dirigente de muy bajo perfil. Con el correr de los días, la pelea fue subiendo de tono y, como ya se había judicializado, aparecieron a fines de mayo las primeras detenciones. El 30 de ese mes arrestaron a 8 ruralistas por los cortes en las rutas y el sábado 14 de junio, la Gendarmería hizo lo mismo con Alfredo de Angeli en Gualeguaychú. Ese fin de semana los cacerolazos llegaron a la Quinta de Olivos y el expresidente Néstor Kirchner participó de una manifestación oficialista en Plaza de Mayo.
Por recomendación del entonces vicepresidente Julio Cleto Cobos, Cristina anuncia a mediados de junio el envío de un proyecto legislativo al Congreso para instalar por ley el nuevo esquema de retenciones móviles. Cristina usó la cadena nacional para anunciar ese paso político.
En la Cámara de Diputados, la batalla la ganó el oficialismo que aprobó el proyecto de ley de retenciones 129 a 122. El final fue de película y seguramente todo el mundillo de la política argentina lo recordará. Tras un debate de 18 horas, Cobos tuvo que desempatar la votación en el Senado. El mendocino rechazó el proyecto: “Mi voto no es positivo”, dijo. Un día después, el gobierno derogó la resolución. Habían pasado cuatro meses. El quiebre fue para siempre y la Argentina aún intenta soldar sus diferencias que nacieron ese año.
“El gobierno nacional hace cosas que no figuraron en el libreto original, el de 2003”
SERGIO UÑAC Gobernador
Un año después, en 2009 y siendo aún intendente de Pocito, Uñac disparó con dureza contra las divisiones que el kirchnerismo provocó aquélla vez : “Si nos seguimos dividiendo y peleando entre los distintos sectores de esta situación a mí me parece que no vamos a salir”, lanzó. Agregó que “el hecho de enfrentarse a matar o morir con algunos sectores no estaba dentro de lo que se pudo conversar”. Uñac transitaba su segundo mandato al frente del municipio pocitano, un departamento donde aún predomina la agricultura como uno de las mayores fuentes de ingresos. Y ya sonaba como candidato a Gobernador.
Hoy el campo prepara un acto para recordar aquella “epopeya”. Será a las 10:30 en el cruce de la ruta nacional 9 y la provincial 191, en la provincia de Buenos Aires. Al encuentro asistirá el ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere.