Escandalosa. Así resultó la última presentación entre Argentina y Chile en 2000 cuando chocaron en el vecino país. Volaron sillas y objetos contundentes.

 

Siempre, en cada evento deportivo y quizás mucho más en el fútbol, cada enfrentamiento de las selecciones de Argentina y Chile es tomada como un clásico. El tenis no es la excepción y por eso, que ambos países se vuelvan a ver las caras por Copa Davis y que sea en San Juan, donde la distancia con el país trasandino es muy corta, hace que el evento a desarrollarse en el Cantoni despierte mucha más expectativa.

Es que el 7 de abril del 2000, en Chile, fue la última vez que argentinos y chilenos se vieron las caras y ese hecho terminó con un bochorno histórico conocido como el “escándalo de los sillazos”. A 18 años, San Juan los volverá a poner en escena cara a cara y a pesar de ese lamentable episodio, en la provincia las autoridades mantienen la calma y avisaron que no pretender realizar un “megaoperativo” ni nada similar.

“Esperamos que lleguen entre 600 y 700 visitantes chilenos. Tenemos más de 10 mil plazas hoteleras y hace poco contamos con vuelos hacia Chile los días martes y jueves. Muchos sanjuaninos veranean en las costas chilenas, nos unen proyectos y futuro. Queremos armar un tercer tiempo y previas; no visualizo que tengamos que poner demasiada seguridad especial. Hay un marco de hermandad y queremos potenciarlo”, aseguró el secretario de Deportes Jorge Chica.

 

Amena. En San Juan, en el plano deportivo y también político, existe una buena relación. Por eso Chica se mostró tranquilo en cuanto a la seguridad.

 

Lo cierto es que allá por el 2000, Chile y Argentina disputaban el segundo punto de la serie semifinales de la Zona Americana de Copa Davis, teniendo en cancha a un prometedor Nicolás Massú y a Mariano Zabaleta, por entonces número uno del cuadro trasandino. Los 12 mil espectadores presentes en el recinto ubicado en el Parque O”Higgins -hoy Movistar Arena- le hicieron sentir la localía a los trasandinos con cánticos, aunque las cosas fueron empeorando.

 

Las sanciones al equipo chileno por el comportamiento del público y la polémica por un empujón de Zabaleta a un pasapelotas, terminó generando un espectáculo vergonzoso que jamás se había visto en un deporte como el tenis. La historia a partir de ahí es conocida: diversos objetos y sillas comenzaron a caer desde las tribunas, lo que obligó a suspender la serie y la intervención de Carabineros. Pese al triunfo chileno por el retiro del equipo argentino, temiendo a consecuencias mayores, el hecho le costó muy caro a Chile que debió cumplir dos años de Copa Davis sin poder jugar como local.