"Que 20 años no es nada" cantaba Carlos Gardel, y es la misma sensación que se siente al escuchar el "Gracias totales" con el que Gustavo Cerati cerraba el concierto despedida de Soda Stereo, el 20 de septiembre de 1997, ante un enardecido y repleto estadio de River. La frase quedó como una de las más emblemáticas del rock nacional, y era parte de un más largo agradecimiento del cantante fallecido en 2014. "No sólo no hubiéramos sido nada sin ustedes sino con toda la gente que estuvo con nosotros desde el comienzo, algunos siguen hasta hoy… gracias totales", cerraba ante 70 mil fanáticos que sentían que nunca más verían tocar juntos de nuevo a Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio. Y en ese momento todo indicaba que sería así. La relación entre los músicos estaba desgastada y se hablaba de separación. La noticia fue confirmada en mayo del 97, a través de un escueto comunicado indicando que pronto sería "el último recital de la carrera del grupo".
Aunque 10 años después, se reencontraron, hicieron la gira Me verás volver, llenaron varias veces River, los vieron casi un millón de personas sólo en Buenos Aires y giraron por Latinoamérica; en 1997 la tristeza de los seguidores era profunda y la mística estaba a flor de piel.
"Estaban todos muy tristes. Gustavo estaba como en trance, era una situación pesadísima", relató a Télam la baterista Andrea Alvarez. Sin embargo, "era una bienvenida de algo nuevo, que fue lo que resultó luego la carrera de Gustavo. Pensaba que por fin se habían decidido a separarse, porque sabía que Gustavo quería ir por otros rumbos y dentro de una estructura de banda era muy difícil", opinó la baterista.
Tensión, amargura, quizás un montón de dudas. Y no era para menos, el trío daba vuelta la página. Eran una de las bandas más icónicas de los 80 y 90 y se disolvía tras 15 años de una exitosa carrera que los posicionó fuertemente en la escena del rock latino.
"En ese momento era muy fan de Soda Stereo, esta era la primera vez que los vería. Tenía 19 años y no había iba solo a Buenos Aires antes. Cuando entré al estadio de River y vi miles y miles de personas que tenían el mismo amor que yo por esta música, no lo podía creer, me sentía acompañado", contó a DIARIO DE CUYO Fabricio Montilla, uno de los sanjuaninos que estuvieron presentes esa noche histórica. "Hicieron un show impecable. Años después supe del malestar que había en la banda, pero eso ni se notó en el concierto. Un momento mágico fue cuando tocaron Planeador y una pantalla ocupó todo el frente del escenario con unas hermosas imágenes de vuelo. Fue muy emocionante estar ahí sobre todo sabiendo, en ese momento, que sería el último concierto. Recuerdo el pogo gigantesco con De música ligera, me daba un poco de miedo y exaltación la masa humana infinita con la que bailábamos. Fue uno de los días más felices de mi vida", expresó el músico.
La misma emoción describió Gustavo Pérez, otro sanjuanino que en aquel entonces tenía 26 años y al enterarse de la separación, no dudó en viajar para el concierto. "La noticia de la separación me conmovió mucho. Yo soy seguidor desde que empezaron y los vi las dos veces aquí. La sensación era muy rara, se separaba un grupo importante. Era casi trágico. El show fue vivido así. Cada canción era como la última vez que la ibas a escuchar, entonces estabas atento a todo. Personalmente fue una gran emoción vivir todo eso. Después se volvieron a juntar, pero en ese momento no se sabía que eso iba a pasar", comentó este fan local. "La entrega fue total, pero se notaban ciertas individualidades dentro del show, vos los veías y estaban separados en el escenario y nunca se acercaron".
Ese 20 de septiembre, hace 20 años, 70 mil almas comenzaron a vibrar con En la ciudad de la furia. Después sonaron El rito, Hombre al agua, En el séptimo día, Canción animal, Juego de seducción, Signos, Zoom, Luna roja y la lista continuó hasta sumar 27, cerrando con De música ligera como último bis de un concierto histórico, de agradecimiento mutuo.
Números del show
Todo estuvo preparado para que el concierto de despedida fuera memorable también desde lo técnico. Aquella noche en River la producción montó equipos de sonido de 200 mil watts de potencia; colocaron 350 artefactos de iluminación, además de varias pantallas, según relata la crónica de la época. El escenario tenía 20 metros de frente y hubo esa noche 70 mil personas que vibraron con cada una de las 26 canciones que interpretó Soda Stereo.