Disturbios. Los empleados públicos se concentraron y movilizaron, al parecer, de manera espontánea.
La mayor concentración se dio en la Plaza 25 de Mayo.

 

El conflicto dejó al menos 20 heridos y 11 detenidos, producto de los disturbios que generaron distintos sectores gremiales estatales, como ATE, ATSA y UDAP. La chispa que encendió la mecha fue el duro ajuste que había realizado el Ejecutivo en el salario de sus empleados, con recortes de hasta el 30 por ciento del sueldo. Los actos de violencia fueron varios, al punto de que los manifestantes destruyeron las vidrieras y saquearon una veintena de locales comerciales de la peatonal y hubo destrozos en edificios públicos. Puntualmente, uno de los más afectados fue la sede del Ministerio de Desarrollo Humano, ubicada sobre calle Rivadavia pasando Mendoza, frente a la Catedral. En ese lugar se produjo la quema de una fotocopiadora emplazada en el único ingreso del edificio. A los minutos y a pocos metros, en la Plaza 25 de Mayo, un camión de asalto de la Guardia de Infantería quedó cubierto de llamas, lo que le daba el lamentable broche de oro a una jornada que con el tiempo se denominó El Sanjuaninazo.

 

Fuego. Los manifestantes destruyeron y quemaron un camión de la Guardia de Infantería en la Plaza 25 de Mayo.

 

A 25 años de ese caos, todavía impactan las imágenes de los hechos violentos que sacudieron por tres horas el mediodía sanjuanino. Si bien todo se circunscribió al 26 de julio por la mañana, hubo varias medidas que sirvieron de olla a presión para el estallido social. La base del conflicto, entre el Ejecutivo y los gremios estatales, tuvo dos ejes centrales: uno político y el otro financiero. El primero se dio por la interna que llevaron adelante los peronistas Jorge Escobar y Juan Carlos Rojas, Gobernador y Vice respectivamente. El mandatario fue destituido a través de un juicio político en 1992, por lo que su segundo se hizo cargo del máximo puesto hasta diciembre de 1994, cuando Escobar regresó a la Gobernación tras un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

 

Destrozos. Locales comerciales recibieron gran parte de la violencia. Hubo robos y saqueos.

 

En busca de ganar un apoyo político y social, Rojas llevó adelante en 1994 un aumento de sueldos y de gastos del Estado, gracias a que la Nación liquidó una histórica deuda que mantenía con la provincia. Algunos apuntan que el presupuesto de la provincia casi se duplicó gracias a ese aporte. La traba inicial se produjo al año siguiente, cuando el Estado debía seguir pagando sueldos, pero ya sin las partidas extra. Desde el punto de vista financiero, por ese entonces Argentina vivía el impacto del efecto Tequila, una crisis regional, por lo que las autoridades nacionales tampoco contaban con recursos para asistir con fondos a San Juan. Con ese escenario, Escobar promovió un fuerte ajuste que involucró un recorte del Estado, la privatización de empresas y una baja en los salarios, en lo que también estuvo involucrado el traspaso a la Nación de la Caja de Jubilaciones. Ante el anuncio de la poda de sueldos, ATE, UDAP y ATSA llevaron adelante medidas de fuerza que involucraron paros, huelgas de hambre y la toma pacífica de edificios públicos. Por su parte, al no contar con recursos, el Ejecutivo comenzó a liquidar los sueldos en partes y postergó el pago del aguinaldo. Como una solución, lanzó los Créditos Fiscales (Crefis). Si bien no hubo un hecho puntual que derivó en el Sanjuaninazo, el día previo, los jubilados tuvieron problemas para cobrar sus haberes y la misma situación vivieron los docentes. Ese día por la mañana, ATSA se movilizó desde el Hospital Rawson el edificio de Acción Social. En el camino, se unió ATE. El resultado: corridas, la toma del edificio 9 de Julio, el intento de incendio de la agencia de autos Escobar, los saqueos, la quema del ingreso del edificio de Acción Social, la represión con balas de goma y gases lacrimógenos y el incendio de la movilidad policial.

 

Violencia. Los proyectiles, entre piedras y petardos, estuvieron a la orden del día en la manifestación.