El expresidente Juan Domingo Perón y el misterio de la profanación de su tumba.

 

Cuando ayer se cumplió un nuevo aniversario de la muerte del ex presidente Juan Domingo Perón, es imposible no traer a la memoria el escabroso suceso que tuvo lugar trece años después, el 29 de junio de 1987: la profanación de su cuerpo embalsamado en el mausoleo familiar del cementerio de la Chacarita. Acaban de cumplirse 35 años de aquel momento. Sin embargo, no se esclareció hasta hoy, a pesar de largas investigaciones. Las crónicas cuentan que en junio de 1987 las autoridades del Partido Justicialista, que en ese momento presidía Vicente Leónidas Saadi (1913-1988), recibieron una carta anónima que aseguraba que las manos del ex presidente habían sido robadas de su propia tumba, además de su gorra militar y su espada.

En la misma nota se exigía que la agrupación política debía pagar 8 millones de dólares para la devolución de lo sustraído. Tras comprobarse que era verdad lo anunciado, se llamó a expertos forenses. Así determinaron que la mutilación se había producido poco antes de ese día del anuncio por parte de los delincuentes. 

Las autoridades justicialistas confirmaron a la prensa que no se pagaría por el rescate de 8 millones de dólares que se pedían.

LOS HECHOS

Los investigadores determinaron cómo sucedieron los hechos: "emplearon un instrumento quirúrgico". Sin embargo, otra versión posterior habló de la utilización de una sierra eléctrica. Las autoridades justicialistas confirmaron a la prensa que no se pagaría por el rescate. A su vez, que la pesquisa quedó a cargo del juez Jaime Far Suau, y uno de los primeros resultados obtenidos fue la detención de seis hombres y el procesamiento de otros cinco, aunque a ninguno se lo pudo acusar formalmente como vinculados con el suceso. Al parecer, se habría comprobado luego que para la profanación se contó con la ayuda de los servicios secretos argentinos, en tanto que los ladrones utilizaron una llave para ingresar al mausoleo, sin destruir ninguna parte del acceso al mismo. 

MUERTES MISTERIOSAS

Pasaron tres décadas y media del hecho y no hay detenidos ni imputados ya que los últimos acusados fueron sobreseídos en 1990, y varios de los que investigaban murieron en circunstancias violentas o dudosas. El propio juez Far Suau, que incluso se había entrevistado poco antes en Madrid con Isabel Perón, falleció junto a su pareja, Susana Guaita, el 22 de noviembre de 1988 en un accidente de tránsito cuyo peritaje nunca llegó a concretarse. Luego, el jefe de la Policía Federal, Juan Ángel Pirker, que trabajaba en la investigación del caso, fue encontrado muerto en su despacho, y según el certificado oficial la defunción fue provocada "por un ataque de asma".

En 1994 se reabre la investigación, a cargo del juez Alberto Baños, a raíz de haberse encontrado un juego de llaves de la tumba en la Comisaría N° 29 de la Policía Federal, pero años después, en 2008, se roban el expediente de la casa del juez a cargo de la causa. Tras consumirse el argumento investigativo del "móvil económico" ya que se difundió mucho que se llevaron la mano con un anillo que poseía la clave para acceder a una caja fuerte en Suiza, se sospechó que lo sucedido fue por "un móvil político" ya que, según publicó el diario La Nación el 27 de junio de 2004, el hecho "fue perpetrado por agentes de inteligencia de una fuerza militar".

Finalmente, el misterioso robo de las manos de Perón que nunca esclarecido, llegó a dos libros: "Perón, la otra muerte" (Planeta,1997) de Damián Nabot y David Cox, y "La profanación. El robo de las manos de Perón. El secreto mejor guardado de la Argentina", de Claudio Negrete, Juan Carlos Iglesias (Sudamericana, 2017). En estas obras se vincula el hecho con la Logia masónica italiana Propaganda Due (P2), que presidió Licio Gelli, a la que se dijo Perón pudo haber pertenecido, y por cuya razón el misterioso robo de las manos "fue un ritual".

 

Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista