Aprobó. Cristian Bove se la jugó en el segundo tiempo y cambió el planteo táctico que le dio resultados.
 

Sabía lo que se jugaba y no tuvo temores en jugarse a pleno. El director técnico del Bohemio hizo los cambios justos, en el momento justo y sus jugadores adentro de la cancha hicieron lo que tenían que hacer para cumplir con el primer objetivo de quedarse con el "primer chico". Por eso el DT terminó conforme e hizo su análisis: "Sabíamos que lo peor que nos podía pasar era perder, por eso en el entretiempo les dije que teníamos que estar tranquilos, que si teníamos eso los goles iban a llegar y llegaron. En cada teníamos que ganar y lo hicimos, ahora nos quedan 90 minutos para cumplir con el objetivo", manifestó. 

"El partido podría haber sido más vistoso para el público, pero fue un partido de mucho roce, somos dos equipos aguerridos donde ninguno se guardó nada. Ellos son los campeones de Buenos Aires, pero ojo, nosotros también somos duros", valoró el DT que también describió las virtudes de sus dirigidos ayer: "Tuvimos hombría, valentía, el sacrificio de siempre, no nos entregamos nunca. Sin grandes figuras, fuimos un equipo humilde que se pudo sobreponer a la situación, con un penal demasiado dudoso, pero sin entregarse. Sabíamos que los goles iban a llegar en el momento justo". En tanto que el volante Hernán Muñoz, también analizó el triunfo: "Pudimos controlar la ansiedad, queríamos hacer los goles antes de convertir el primero, pero no nos entregamos y tuvimos premio", contó.

Viaja el jueves
 

La intención de Peñarol es llegar en las mejores condiciones a la revancha que se jugará el próximo domingo a las 16 horas. Por eso, los dirigentes ya planifican el viaje a Chivilcoy que se dará el jueves por la noche para entrenarse allí viernes y sábado.

 

Una fiesta. Una lluvia de serpentinas invadió la cancha cuando los equipos hicieron su ingreso y eso provocó algunos minutos de demora en el inicio del encuentro. El pueblo bohemio armó una fiesta en las tribunas y pasó de sufrir a gozar con la enorme victoria conseguida ayer en la final de ida por el ascenso.

 

Sufrir para gozar

Valió la pena. El pueblo bohemio tuvo una tarde para el infarto. En dos minutos pasó de sufrir por la derrota a quedarse sin voz gritando los goles del "Carucha" Fernández con los que el Bohemio pasó a ganar la final. Con aproximadamente cuatro mil personas, el estadio chimbero tuvo el marco adecuado, aunque en menor cantidad que en la final ante San Martín de Mendoza. La fiesta comenzó con una lluvia de serpentinas y bombas de estruendo en el ingreso de los equipos a la cancha. Como ya es una costumbre, los jugadores de ambos equipos ingresaron por un pasillo que armaron 50 chicos de la escuelita de Peñarol.

En las tribunas estuvieron todos. Desde el intendente de Chimbas Fabián Gramajo, hasta jugadores históricos que vistieron la camiseta del club chimbero en épocas doradas como José Rodríguez y "Tucho" Méndez. Además, otros más contemporáneos como Sebastián Ríos, quien en el entretiempo recibió una plaqueta en el centro de la cancha por su trayectoria en el club.

El aliento en Chimbas estuvo. El sufrimiento y los nervios también. Quedan 90 minutos para definir el futuro del Bohemio, pero seguramente la heroica victoria de ayer, quedará en la historia de todos quienes la vivieron.