El 2017 no será sólo un año electoral para las aspiraciones de gobierno de Mauricio Macri, sino también para la Iglesia que deberá elegir las nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en el marco de un recambio generacional que podría sentar en la mesa chica del Episcopado al arzobispo coadjutor de San Juan, Jorge Lozano.
Todo estará bajo la lupa del papa Francisco, quien desde su llegada al pontificado en marzo de 2013 designó y cambió de destinos pastorales a una veintena de obispos, siempre con un perfil orientado a la Iglesia ‘en salida‘ y ‘pobre y para los pobres‘ que pretende.
El pontífice deberá definir también al sucesor de monseñor José María Arancedo en la arquidiócesis de Santa Fe, a quien le aceptó la renuncia por edad en octubre de 2015 pero con un término de ejecución de dos años más, para que complete su mandato al frente del Episcopado.
Aunque hay muchos nombres en danza sobre quién puede ser el futuro pastor santafesino, con Jorge Bergoglio los ‘números puestos‘ no son tales, por lo que suele dar sorpresas con sus designaciones. Tal como lo hizo al nombrar a Mario Poli para sucederlo en la arquidiócesis de Buenos Aires. Menos dudas se plantean en cuanto a quién presidirá el Episcopado entre 2017 y 2020. El candidato natural, siguiendo la lógica eclesiástica, es Poli, actual vicepresidente primero, único cardenal activo y primado argentino.
Los mayores interrogantes surgen en los arzobispos que acompañarán desde noviembre al purpurado porteño en la mesa ejecutiva de la CEA, ya que Mario Cargnello (Salta) dejará de integrarla y no aparecen, a priori, ‘candidatos‘ para hacerlo.
En pasillos eclesiásticos se habla del acceso de Jorge Lozano (arzobispo coadjutor de San Juan), quien no podrá ser reelecto al frente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social tras dos trienios frente al cargo.
Otros nombres de arzobispos para las dos plazas de vicepresidentes son los de Eduardo Martín (Rosario), Ramón Dus (Resistencia) y Carlos Azpiroz Costa (coadjutor de Bahía Blanca).
Un renglón especial requiere el caso del arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) y de estrecha confianza del Santo Padre.
El futuro de ‘Tucho‘, el prelado considerado el ‘teólogo del Papa‘, oscila entre algún cargo en la Santa Sede o la promoción a una sede arzobispal vernácula: La Plata, donde monseñor Héctor Aguer deberá renunciar por edad. O Tucumán, cuyo actual pastor Alfredo Zecca fue cuestionado por su actuación en el caso Juan Viroche, el sacerdote que apareció ahorcado en su parroquia después de haber denunciado el avance del narcotráfico y haber sido amenazado.
De quedarse en el país, no debe descartarse a Fernández para conformar la mesa chica del Episcopado.
En tanto, es probable que monseñor Carlos Malfa (Chascomús) renueve por otro período de tres años la Secretaría General. Más allá de las elecciones episcopales, previstas para la asamblea plenaria de noviembre, el 2017 será un año en el que la Iglesia deberá afrontar temas internos y externos clave.
Entre ellos, contener a los argentinos -uno de cada tres- a los que ‘les falta comida, trabajo, salud, educación‘, fijar posición frente al debate por la baja de la edad de punibilidad y el control migratorio, o supervisar el cumplimiento de la Emergencia Nacional en Adicciones que Macri dispuso por decreto para luchar contra las drogas y el narcotráfico.
A estas y otras cuestiones de coyuntura política, la Iglesia sumará sus desafíos pastorales intrínsecos: acompañar a los refugiados sirios que llegaron y llegarán al país, buscar mecanismos para prevenir los abusos sexuales a menores de edad perpetrados por clérigos, y diseñar una ‘nueva cultura vocacional‘ para que más jóvenes abracen el sacerdocio.
Un argentino en elección del Opus Dei
El vicario general del Opus Dei, monseñor Mariano Fazio, es uno de los nombres con posibilidades de convertirse en el próximo Prelado de la organización fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer, que resolverá su jefatura en un Congreso electoral en Roma.
Fazio, nacido en la Argentina y de 56 años, fue nombrado vicario general en 2014 por el entonces prelado monseñor Javier Echevarría, fallecido en la capital italiana el pasado 12 de diciembre y a quien sucederá el elegido en el Congreso que se inició ayer ayer.
Tanto Fazio como el vicario auxiliar, el español Fernando Ocariz Braña, tienen posibilidades de convertirse en el cuarto prelado de la organización fundada en 1928 en España y actualmente presente en 68 países.
Las reuniones se iniciaron formalmente ayer con la reunión del ‘plenum‘ del Consejo para las mujeres de la prelatura, llamado ‘Asesoría central‘ y compuesto por mujeres de 20 nacionalidades diversas, que debe presentarle sus propuestas de candidatos al Congreso electoral, y dos días después se realizarán las primeras votaciones .
Una vez realizado el sufragio y, en caso de ser aceptada por el elegido, se debe pedir la confirmación por parte del Papa, que es el que nombra al prelado del Opus Dei. La elección debe recaer necesariamente sobre un sacerdote mayor de 40 años, que sea miembro del Congreso electivo y que lleve al menos diez años incorporado a la prelatura y cinco como sacerdote. Actualmente, 94 sacerdotes, de 45 países, cumplen con los requisitos para ser elegidos.