José Sacristán no necesita carta de presentación tampoco en Argentina, que ha sabido conquistar hace ya tiempo y no sólo a través de sus muchísimos trabajos en cine, teatro y televisión, sino también por el cariño, que se hizo recíproco. Tanto que ahora, cuando lleva prácticamente una década sin venir -según saca cuentas- su regreso es motivo de alegría, de este y del otro lado del Atlántico. "Señora de rojo sobre fondo gris" es la pieza teatral que el artista nacido en Chinchón el 27 de septiembre de 1937, a quien los sanjuaninos vieron hace muy poco en la gran pantalla debutando en el género del terror con 13 Exorcismos, presentará en el marco de una gira que también lo traerá a San Juan, al Teatro del Bicentenario, a comienzos de agosto (ver aparte). "Yo encantado de volver a ese país que quiero muchísimo y con el que tengo un fuerte vínculo hace tantos años", dijo con su voz grave y nítida el Goya de Honor 2022 -entre otros reconocimientos-, cuya calidez y sencillez se hicieron palpables desde que atendió el teléfono para conversar con DIARIO DE CUYO, sin prisas ni condiciones, desde su patria.
– Estrenó "Señora de rojo…" en 2018. ¿Qué lo cautiva de esta obra que sigue interpretando?
– Esta novela se publicó cuando yo estaba representando en Madrid una novela de Miguel Delibes que tuve ocasión de llevar a Buenos Aires hace unos años y quedé prendado de ella, me pareció fascinante; pero Miguel no quiso nunca dar los derechos ni para el teatro ni el cine. Él decía que no quería que nadie le pusiese cara a este personaje, que se llama Nicolás y es un pintor, aunque todos sabemos que habla de él y de su mujer. Bueno, pasaron los años, siempre le estuve dando vueltas, hasta que por fin lo conseguimos. Miguel autorizó que yo hiciera una lectura dramatizada de un par de pasajes y el permiso definitivo nos lo dieron sus hijos. Para mí la satisfacción no es sólo contar con la autorización de sus hijos, con su aplauso y cariño; sino también de tener, como actor, un material dramático de esta envergadura; además de haber cumplido el homenaje a un gran amigo. La aventura de trabajo y vida se reúnen…
– ¿Lo representa a usted en algún sentido?
– Nos representa a todos, porque quién no ha sufrido la pérdida de un ser querido, quién no trata de mantener a través de la memoria emocional y del amor, a esa persona a su lado. La obra viene a hablarnos, a contarnos que mientras somos amados y recordados no desaparecemos del todo, que hay un amor que puede enfrentarse hasta a la propia muerte.
– Qué bueno darse ese gusto de elegir qué contar…
– Tengo el privilegio, y lo reconozco y agradezco, de poder elegir mi trabajo, y por ahí procuro que la propuesta que le haga a los espectadores sea de alguna utilidad, humildemente. La historia desgraciadamente no la transformamos la gente de la cultura, pero sí creo que proporcionamos, aunque sea por un rato, un motivo de reflexión, de alivio, de aliento, de amor, de entretenimiento…
"La inseguridad, la duda, el titubeo, la angustia son compañeros de viaje del actor y la actriz durante toda la vi
– Para eso tiene que haber algo que decir, un mensaje, contenido…
– Sí, pero siempre y cuando el escenario no sirva de coartada al ciudadano. Yo como ciudadano me comprometo y doy la cara donde hay que darla, pero no me gusta convertir el escenario en púlpito o tribuna. Que lo que se diga tenga que ver con lo que le pasa al personaje. Yo no quiero ir dando doctrina de cómo la gente tiene que vivir, creo que eso es algo que tenemos que aprender en la calle y a eso debemos obligarnos como ciudadanos. Hay que comprometerse, no basta con subir a un escenario y decir algunas cosas. Hay que salir a la calle, manifestar tu voluntad, hacerlo con el voto o como se deba…
– ¿Siempre eligió con qué proyecto pararse frente al espectador ?
– Hace ya tiempo, afortunadamente, pero al principio no. Y en realidad, poder elegir, tampoco creas que es así. Uno puede permitirse ahora el lujo de rechazar, o sea, hay cosas que no quiero hacer y no las hago, prefiero quedarme en mi casa, pero soy un profesional del mundo del espectáculo, me debo a una ley de oferta y demanda que es en la que vivo; y le estoy profundamente agradecido a todas aquellas personas que confiaron en mí en un principio, ofreciéndome lo que ellos creían que yo podía hacer. Eran películas que no me atrevo a calificar de ninguna manera porque sé que muy buenas no eran todas, pero todas y cada una forman parte de mi propia vida. Además, aun cuando no pude elegir, tampoco es que iba a desgano, no, iba encantado de la vida y si no lo he hecho mejor es porque no sabía hacerlo mejor.
– ¿No se arrepiente de nada de lo que hizo?
-¡En absoluto, en absoluto! Hay algunas cosas que me gustan más y otras menos, pero ¿arrepentirme, avergonzarme? ¡De ninguna de las maneras! Mira, yo creo tener la lucidez del perdedor, yo sé que la guerra está perdida, que me voy a morir rodeado de chantas, de ladrones, de hijos de put…, pero hay que salir a librar la batalla diaria de la dignidad con alegría. Entonces ese día a día es lo que a mí me alienta y me ha alentado siempre.
– Cómo fueron los comienzos, esa transformación, porque supongo que la actuación cambió su vida…
– Fue por el cine, porque en aquellas épocas el teatro era cosa de ricos. El cine de barrio estaba mucho más cerca, las películas de María Montez, Sabú, John Hall… Tenía seis o siete años cuando vi una película y sentí una fascinación… Yo no supe hasta mucho después que había un oficio que era ser actor y que eso consistía en ser un pirata, un gángster, un indio, un mosquetero… Yo empecé después, en Madrid, con el teatro de aficionados, pero desde niño he querido jugar a que se crean que soy el que no soy.
– ¿Y qué dijeron en casa?
– Mis padres eran gente de campo, de condición muy, muy humilde, mi abuela era prácticamente analfabeta… No decían nada, no entendían nada. Afortunadamente yo muy idiota no he sido y me di cuenta que este era mi asunto. Imagínate la España de la posguerra, con mi padre en la cárcel y les sale un hijo que quiere ser artista… ¡Ni oponerse ni nada! Nadie entendía nada y yo sabía que no tenían por qué entender.
– No había antecedentes en la familia…
– No. Sí había dentro de todo una cierta sensibilidad, mis padres cantaban muy bien flamenco, igual yo lo idealizo un poco, aunque así lo percibo ¿Pero lo mío? No tengo ni idea, no sé de dónde puñeta pudo venir, pero aquí estamos hablando de eso. Lo que sí sé es cómo se ha ido construyendo: formándose, trabajando y sobre todo no perdiendo nunca de vista a aquel crío que fui. Leí una vez en una entrevista que se le hizo a Luis Landero, un novelista español, que citaba a Nietzsche y decía "no hay mayor seriedad que la del niño cuando juega". Es lo que yo aplico a mi trabajo, la profunda seriedad del juego. Si no se juega, que no cuenten conmigo.
– Y la construcción de su carrera, ¿fue algo que de algún modo planificó o se fue dando?
– Pobre de aquel actor o actriz que se lo proponga. Yo no sé cómo será en otras latitudes, pero en España, el que se proponga una cosa así va de cul…, porque normalmente las circunstancias no operan a favor. Es como se va dando y más en la España en la que yo empecé, con el régimen de Franco. Debo decir que la gente que primero me ayudó era próxima al régimen y les guardo un gratísimo recuerdo, eso no tiene nada que ver. Otra cosas son los siniestros de Vox que están apareciendo ahora, que me tienen hasta las narices, me preocupa muchísimo el auge de la extrema derecha en toda Europa… Pero, bueno, pobre de aquel que se propone una carrera siendo actor porque no creo que el resultado esté a la medida de sus deseos. La inseguridad, la duda, el titubeo, la angustia son compañeros de viaje del actor y la actriz durante toda la vida.
– ¿Cree que si hubiera podido saber a dónde iba a llegar lo hubiese pasado mejor?
– No lo sé, es imposible preverlo, habría que ser un adivino o un dios, y a mí los dioses no me gustan.
– ¿Y de aquí en más? ¿Adónde va José Sacristán?
– Bueno, tengo la suerte -que repito, reconozco y agradezco- de haber podido llevar de la mano mi vida y mi trabajo durante 70 años. Laboralmente veo una perspectiva interesante, he hecho una serie con mi queridísimo Oscar Martínez que anda por aquí; he terminado una película con Rodrigo Cortés y Mario Casas (NdR: Escape, con producción de Martin Scorsese), he hicimos la lectura de Juan Mayorga, premio Princesa de Asturias de las Letras este año, que estrenaremos en marzo del 2024. Mientras la Madre Naturaleza siga comportándose medianamente bien conmigo, yo seguiré. Suena el teléfono y yo acudo… Como decía mi maestro y amigo Fernando Fernán Gómez, vamos durando…
– ¡Pero qué manera de durar! Activo, entusiasta y además reconocido como una leyenda viva de la actuación. ¿Le gustan esas etiquetas?
– No me disgustan, pero no me los creo. Yo soy un trabajador del mundo de la cultura y el espectáculo y encantado de la vida. A los 85 años sigo aprendiendo, sigo curioseando. Prefiero seguir siendo el niño que juega, prefiero la curiosidad de conocer y equivocarme, prefiero correr el riesgo… Pobre de aquel que piensa que se las sabe todas, primero porque se engaña, pero además ¡debe ser aburridísimo!
Directo al corazón

Protagonizado por José Sacristán, quien hizo la adaptación junto a José Sámano, a cargo de la dirección y producción, "Señora de rojo sobre fondo gris" está basado en la novela homónima de Miguel Delibes. Un pintor lleva tiempo sumido en una crisis creativa. Desde que falleció de forma imprevista su mujer, que era todo para él, prácticamente no ha podido volver a pintar. Esta obra es el relato de una historia de amor en camino desenfrenado hacia la muerte.
El unipersonal se verá los días 4 y 5 de agosto, a las 21.30 hs, en el Teatro del Bicentenario. Hasta mañana lunes es la preventa con ticket promocional de $4.500, 5.500 y 6.500 (según ubicaciones), con cupo limitado para los primeros 100 tickets. Pueden adquirirse por Boletería del TB y por tuentrada.com.
