Las heridas nunca cerraron en ninguno de los hermanos. Tan graves fueron los daños psíquicos que les quedaron de secuela, que a ella le dejó un marcado miedo a relacionarse con hombres. A su hermano, aquellas terribles experiencias le provocaron en algún momento la idea de quitarse la vida. Y no era para menos. Cuando se decidieron a denunciar, en 2019, ambos relataron que su propio padre, un albañil que hoy tiene 66 años, comenzó a manosearlos y a someterlos a otras prácticas sexuales desde que tenían unos 4 años y se prolongaron hasta que tuvieron entre 10 y 11. Además de haber sido ultrajados por separado, una de las situaciones que más daño les provocó fue una vez que los obligó a tener sexo entre ellos. Según relataron, él le indicaba al varón cómo tenía que acceder a su hermana, pero entonces ambos simularon porque no querían hacerlo.
Hoy, él tiene 33 años y ella 32. Y quieren justicia.
Luego de su denuncia, el sospechoso comenzó a ser investigado y no pudo zafar. Quedó procesado con prisión preventiva y ahora llegará a juicio en la Sala I de la Cámara Penal, acusado de cometer distintos delitos sexuales, como abuso sexual gravemente ultrajante, con acceso carnal y también por la corrupción sexual de sus hijos, porque para los pesquisas judiciales no quedaron dudas de que con sus maniobras torcieron el sano sentido del sexo en esas personas, marcándolas de por vida.
Para los próximos días, está previsto el debate en la Sala I de la Cámara Penal. Presidirá las audiencias el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino. Y todo indica que la fiscal Marcela Torres mantendrá la grave acusación.
El imputado a través de su defensor, Nicolás Carrizo, podrá aceptar los delitos que le atribuyen y acordar un juicio abreviado, a cambio de una rebaja de pena.