Fue una semana difícil para la ministra de Educación porteña Soledad Acuña, que habló sobre la situación en que quedaron las escuelas porteñas a partir del decreto presidencial que suspende las clases presenciales por 15 días.
LO QUE DIJO LA MINISTRA DE EDUCACIÓN PORTEÑA:
¿Cómo se enteró de la medida del Presidente?
Por la tele, porque estaba terminando de dormir a mi bebé y me empezó a sonar el celular. Me preguntaban si era verdad y yo les decía que no. Y cuando prendo la tele veo que sí, que era verdad.
¿Cuál fue la reacción en ese momento?
Lo primero que hice fue empezar a escribirme con el equipo de Gobierno para ver que podíamos hacer. Todos sabían que yo había estado en una reunión del Consejo Federal ese día. Llamé a Nicolás (Trotta), que no me contestó todavía. Empezamos a ver qué opciones teníamos, al otro día nos juntamos a las 7 de la mañana con Horacio (Larreta) para analizar los pasos a seguir y las opciones que teníamos.
¿Cómo lo encararon?
Es difícil, porque fue de un alto nivel de incertidumbre. El Presidente hizo el anuncio en una conferencia, nada en concreto y con algo que es tan delicado. Porque suspender las clases presenciales no es de un día para otro, yo lo comunico y listo. Hay cuestiones de organización, de ajuste de decisiones pequeñas. Por ejemplo, ahora el 20 es el cierre del bimestre, ¿cómo lo hacemos?
Nosotros veníamos trabajando distintos escenarios para el caso que haya que suspender la presencialidad, porque lo vimos en el mundo. Sabíamos que podía pasar. Pero pensábamos que como íbamos a tener una vacunación mas importante que en el hemisferio norte no nos iba a pegar de la misma manera. Ahora, cuando empezamos a ver que la vacunación se retrasaba decidimos abrir igual, pero armamos distintos escenarios ante una eventualidad, entendiendo que no es todo o nada, de un día para el otro.
Con la información respecto a los niveles de abandono y los niveles de aprendizaje del año pasado, armamos cuatro escenarios, que se iban a ir disparando a medida que las variables epidemiológicas lo fueron demandando.
¿Cómo estaban pensados esos escenarios?
El objetivo era que se fuera reduciendo la presencialidad de a poco. Con un supuesto que corroboramos con publicaciones que están saliendo ahora. Una de ellas es un estudio que se hizo en Alemania comparando la tasa de contagio de los chicos en edad escolar durante el período de clases y sin clases, que demostró que cuando suspendieron las clases los chicos se contagiaron más que cuando estaban en la escuela. Y esto es porque cuando los chicos no están en la escuela, están en otro lado. Si no volvés a una cuarentena estricta, los adolescentes van a salir y se van a contagiar. Y a los más chicos los padres los tienen que dejar en algún lado, porque tienen que salir a trabajar igual.
Para el Gobierno el problema es la movilidad social que se genera con las escuelas…
El Presidente ya reconoció que los chicos no se contagian en la escuela. Pero dice que se contagian en el traslado, en el transporte público y en las puertas de las escuelas. Horacio se comprometió a mandarle nuestros datos que indican otra cosa. Ya están hablando (los ministros de transporte) Meoni y Juanjo Mendez para coordinar esta información. Nuestros datos dan que la cantidad de gente que se traslada en transporte público hoy es la misma que antes de que empezaran las clases. Esto quiere decir que las familias están usando otros mecanismos de traslado que no es el transporte público.
¿Cuál es el mensaje para las familias con respecto al lunes?
Confiamos en que en estas 48 horas pueden pasar un montón de cosas. Por un lado, estamos apostando a reunirnos con el secretario de transporte de Nación para ver si puede destrabar la información que tiene el Presidente, porque si está usando información que no es correcta está tomando una decisión sobre la base de datos incorrectos. Por otro lado, estamos esperando la reunión con Trotta, para poder mostrarle los escenarios y pedirle que desde el área de educación, si quiere, pueda explicarle y darle noción al presidente que esto no es a todo o nada. Y en última instancia está también la vía judicial, apostamos que la Justicia resuelva sobre la cautelar que hemos solicitado, y están todos los amparos, que son un montón, de familias y organizaciones que piden la suspensión de la medida.
A las familias les digo que tengan un poco de paciencia porque vamos a intentar hasta la ultima hora posible que el lunes las escuelas estén abiertas.
¿Qué pasa si los colegios abren igual con el decreto en vigencia?
En las escuelas públicas no vamos a dar la indicación de dar clases. Lo que si vamos a garantizar la continuidad pedagógica. En las privadas, aunque sea una ley que no compartamos en sus principios y razones, nunca vamos a decir que no se cumpla.
¿Cómo interpreta, desde lo político, que se haya cerrado de golpe, y sin consenso, cuando estaban todos hablando ese mismo miércoles?
Para mí es la sumatoria de presiones de actores que nada tienen que ver con la educación con razones que no tienen que ver con lo epidemiológico. Sobre todo, un juego de presiones políticas que hay que preguntarle al Presidente cómo le jugaron en su cabeza, para tomar una decisión que no tiene razón basada en datos. Por eso lo intempestivo, lo contradictorio. La muestra es que en una misma tarde desmintió a tres ministros de su gabinete, los de Educación y Transporte y la de Salud.
(Fuente: Clairn)