"Una casa amabilísima de la Concepción de viejas serenatas guardará por unos días (unos días, no más) una especie de hueco encendido…".

Miro las fotos del Facebook y me cuesta horrores la realidad. Se ha ido al lugar luminoso de sus habituales encuentros con la amistad y la música el Dr. Hugo Gallardo. Tenía la linda costumbre de festejar con todo sus cumples. En esas noches de lunas que parecían desde siempre inaugurales y de guitarras maravillosas, sus amigos nos encontrábamos en el valle de los sentimientos. El Gato hablaba poco; no nos había convocado para que lo escucháramos, sino para que homenajeáramos la vida con el abrazo del encuentro y las venas salpicadoras de los punteos.

Las fotos nos muestran con Saúl Quiroga, El Bebe Flores, Pelufo Barboza y cuanto folklorista y amigo acudía a esa cita con las emociones. 

No era una peña musical casera; era, primordialmente, una juntada de amigos, eso si con la hermosa compañía de la música.

El anfitrión amaba reunir junto a su familia y el pretexto de una buena comida a quienes quería, que eran muchos y que no le fallaban, porque los cumples del Gato era una especie de suceso donde todos, sin decirlo, reconocíamos que al concurrir lo hacíamos inmensamente feliz con la compañía, y que los brindis no era necesariamente levantar la copa, fundamentalmente eran dedicarle el regalo en cogollo de una tonada o el remanso de un vals. 

¡Qué macana amigo! Una casa amabilísima de la Concepción de viejas serenatas guardará por unos días (unos días, no más) una especie de hueco encendido; pero sólo unos días durante los cuales serás la lagrima y el vacío; luego los rincones, las mesas y los jardines se colmarán de recuerdos nostalgiosos para homenajear al que dejó rastros de amores, sonrisas y senderos y se quedó en el templo del amor, y todo volverá a ser reconstruido a partir del cariño que irá sustituyendo lágrimas y asombros. El afecto que ha sido edificado pacientemente entre cumples, navidades, besos de esposa e hijos y la honradez del trabajo, tiene mucho más columnas que grietas. Hacia ese reservorio donde la vida se moja de azules y se empina hasta ser firmamento, enfilan los sanos, la buena gente, los agraciados con el don de la alegría, los reconciliados con la vida, los agradecidos, los bendecidos con abrazos que transfieren sueños y compañía verdadera. Hasta todos los días de amistades y guitarras, querido Gato.

 

Por el Dr. Raúl de la Torre
Abogado, escritor, compositor, intérprete.