Miguel Escudero (40) reconoció en un juicio abreviado que la noche del 16 de septiembre de 2018 halló a su tío muerto en su casa de la calle Colón al 918 Norte, en Santa Lucía, y le sacó e ‘hizo desaparecer’ la botella con la que habían traspasado su pantalón y también su cuerpo hasta provocar su muerte por un reflejo vagal. También admitió que luego limpió la sangre que había en el piso. Esas maniobras fueron calificadas como encubrimiento agravado y terminaron siendo muy perjudiciales para la investigación, porque en principio se pensó que Juan Ramón Escudero (tenía 65 años, sufría problemas de visión y estaba enfermo) había sufrido una muerte natural, pero un médico que analizó el cadáver concluyó que había sido víctima de una muerte violenta. Por empalamiento, fue la expresión utilizada por el forense para describir que la introducción de un objeto le provocó un paro cardiorrespiratorio, informaron fuentes judiciales. Ese homicidio, aún está impune.
En una audiencia ante el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino (Sala I, Cámara Penal), Escudero y su abogado Alejandro Castán ratificaron el acuerdo de juicio abreviado al que arribaron con la fiscal Marcela Torres por el delito de encubrimiento agravado, aquel que comete al borrar pruebas claves de un delito grave, como un homicidio. El imputado se mostró de acuerdo en recibir como condena 2 años de prisión sin encierro, precisaron fuentes del caso.
> CASO POLÉMICO
La víctima y su sobrino vivían en distintas casas, pero en la misma propiedad. La muerte violenta de ‘Juancho’ como lo llamaban sus vecinos, había sido polémica desde un principio y hasta llegó a poner en tela de juicio la actuación de Juan Pablo Ortega, entonces secretario en un juzgado Correccional. Ortega ordenó el levantamiento del cuerpo de Escudero porque, en base a la información policial -dijo- supuso que Escudero había sufrido una ‘muerte natural’. Ortega llegó luego a ocupar altos cargos en el Poder Judicial, pero renunció cuestionado por su rol en varias causas penales y salpicado además por el escándalo de ‘su amigo’ Mario Parisí, otro alto funcionario investigado por un caso de violencia de género.
Para los investigadores policiales y judiciales, el perjuicio que provocó Miguel Escudero a la investigación del crimen de su tío podría hasta provocar la impunidad de ese caso, pues en la botella podrían haberse encontrado las huellas del homicida, citaron a modo de ejemplo.
Además de esas maniobras que reconoce el imputado, en la investigación siempre hizo ruido la relación que mantenía con su tío. Cuando declaró, Miguel Escudero, pareció buscar desprestigiar a la víctima: dijo que su tío había estado preso por violación unos 20 años atrás, que unos años atrás había manoseado a su pareja y también a una hermana suya, cuando tenía 15 años.
Sus vecinos, en cambio, dijeron que tanto el sobrino como su pareja casi no tenían trato con ese hombre, que había trabajado como empleado metalúrgico y era ayudado por otras personas. Es más, dijeron que la mujer en una ocasión lo atacó a trompadas y que, luego, un hermano de ella también se metió por una ventana a golpearlo.
Si el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino acepta la propuesta de juicio abreviado, no podrá aplicar una pena mayor a la que a la acordada.
Mientras, la investigación por el homicidio de ‘Juancho’ Escudero sigue en la Unidad Conclusiva de Causas con un pronóstico cada vez mayor de impunidad.