Con una discurso hacia adentro arengando a los ministros a seguir trabajando e invitando ‘al que no le guste que se vaya’, y otro discurso hacia afuera, intentando minimizar la interna en el Frente de Todos.

Este fue el mensaje que bajó ayer el lado albertista del Gobierno en la primera reunión de Gabinete en 6 meses y en medio de la furiosa interna en la cúspide del poder de la alianza.

Tras los airados reclamos del kirchnerismo duro para que el presidente Alberto Fernández se desprenda de al menos tres de sus ‘funcionarios que no funcionan’, el jefe de Gabinete, Juan Manzur comandó una reunión de Gabinete donde se intentó mostrar gestión.

"¿Si la gestión está parada? Acá nos ven, estamos todos trabajando a las 7 de la mañana", dijo Manzur, a la entrada de la Casa Rosada y como modo de rechazar versiones de inactividad, en medio de la interna desatada en el seno del Frente de Todos, donde el martes se dio una escalada a partir del cruce retórico entre el Presidente y el secretario general de La Cámpora, Andrés ‘Cuervo’ Larroque, que reclamó ‘el gobierno es nuestro’ en referencia a la vicepresidenta, Cristina Fernández y el kirchnerismo duro.

Un par de horas después, y ante un Gabinete que se quejó por el "ruido político" que generado por la interna, el ministro coordinador fue terminante: "este es un gran gobierno, y al que no le guste, que se vaya".

En medio, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández agregó que "Martín Guzmán tiene puesta la camiseta argentina" y que Larroque dice "estupideces", frases que describen el clima interno de tensión.

La convocatoria tuvo algunas ausencias notables, aunque en general fue tranquila. No participó el Presidente ni tampoco los ministros de Turismo, Matías Lamnens y su par de Vivienda, Jorge Ferraresi, ambos con compromisos de agenda fuera del país. También Tristán Bauer (Cultura) y Alexis Guerrera (Transporte), con parte de enfermos. Pero la ausencia inicial del ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ De Pedro por un "problema familiar", generó algún revuelo inicial pero finalmente el camporista se sumó al cónclave y las aguas se tranquilizaron.

Uno de los protagonistas del encuentro fue el ministro más apuntado por los cañones de CFK: Martín Guzmán. El titular de Economía que intentó llevar algo de calma y le dijo a sus pares que ‘lo peor está pasando’, en referencia a una de los temas que más inquietan a propios y extraños, la inflación.

El titular del Palacio de Hacienda está convencido que la inflación de mayo será menor al impactante

6,7% de abril y que en los meses sucesivos irá bajando más. Y basó su optimismo porque "la estructura puede cambiar si nos convertimos en exportadores de gas y litio", antes de acordar con que "el ruido político es uno de los problemas de la gestión".

Cuando todo terminó, los ministros de Defensa, Jorge Taiana, y Carla Vizzotti, de Salud, enfrentaron a la prensa junto a Manzur, y sin mencionar a Larroque ni al resto de las críticas contaron lo que dijo Guzmán de la inflación. También aclararon que a partir de ayer, los ministros se reunirán "cada quince días, porque es importante el intercambio".

 

Massa hace pie entre Alberto y CFK

El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, se encontró ayer por la mañana con la presidenta del Senado, Cristina Kirchner, y luego con el presidente Alberto Fernández, con quien almorzó durante más de una hora. Si bien la interna cada vez más aguda entre los protagonistas princpales del Frente de Todos
es el tema dominante, desde el entorno del líder del Frente Renovador aclararon
que sólo se abordaron temas vinculados a la agenda parlamentaria. en principio, los medios mencionaban la posibilidad de que Massa oficiara de mediador para acercar a las dos partes en busca de una tregua que calme al Gobierno.

 

Trabajo coordinado

Además de intentar de minimizar las diferencias, ante una consulta, el jefe de gabinete, Juan Manzur, señaló que los ministros más afines a la vicepresidenta
Cristina Fernández de Kirchner trabajan ‘coordinadamente’ con los demás funcionarios dentro del Ejecutivo.