"Somos los olvidados, acá hace un año que no entra un patrullero, ni sabemos qué comisaría tiene jurisdicción aquí", se quejó ayer Carla, una vecina del Barrio Alykiana e integrante de un grupo que inició gestiones para pedir por más seguridad puesto que en las últimas semanas se registró una seguidilla de violentos asaltos en viviendas.
Ese barrio está ubicado en Rawson, en la zona de El Medanito, cerca del límite con Santa Lucía. Forma parte del sector que viene siendo atacado, que comprende las propiedades situadas entre las calles Güemes, México, Castillo Nueva y Florida. Se trata de una zona en crecimiento donde hay varios barrios privados o semiprivados, pero también hay muchos baldíos y en general poca iluminación, dos factores que forman un escenario ideal para los delincuentes, sumado a que en ciertas partes las viviendas están distanciadas.
"Pusimos alarma comunitaria, tenemos una aplicación en los celulares, siempre mantenemos los portones cerrados, pero igual no dormimos tranquilos. Esta es una zona olvidada, hay abandono. Presentamos una nota en la Municipalidad de Rawson pero no hicieron nada", afirmó otro vecino con mucha bronca. "Estamos a la deriva, antes solían entrar los patrulleros, pero ahora nada, quizás porque las calles son de tierra. Lo más grave es que los ladrones ahora se meten sabiendo que hay gente, no les importa nada", agregó.
Una de las últimas víctimas fue un prestador de seguros que tiene su casa sobre la calle Plana, metros al este de Honduras. Al menos cuatro ladrones armados esperaron a que llegara y cuando se bajó de su vehículo lo encañonaron y lo hicieron entrar a los empujones. Lo que siguió fue un calvario, porque lo tuvieron más de una hora atado de pies y manos con precintos, mientras amenazaban con dispararle si no decía dónde guardaba dinero. A ese hombre lo desvalijaron, y al menos otras dos víctimas más padecieron situaciones similares en los últimos días, dijeron los vecinos.
Algunos ya invirtieron en cámaras de seguridad pero de igual manera creen que la solución podría ser una subcomisaría o al menos una garita policial que funcione todo el día. Por el momento, siguen esperando respuestas y cruzan los dedos para no recibir visitas indeseadas.