La verdad salió en medio de una crisis de nervios, con llanto incluido, en abril de 2019. Entonces la nena de 11 años, le contó a una prima mayor que cuando tenía 4 o 5 años, otro primo (un albañil que hoy tiene 27 años) abusó de ella. La joven no lo dudó y el 14 de abril puso la denuncia. Y a esa denuncia le siguió una investigación que complicó a ese primo, un sujeto con un leve retraso mental que, sin embargo, no le impide comprender cuándo un hecho es criminal y puede permanecer detenido, dijeron fuentes judiciales. Fue a parar a un calabozo porque la nena, en el Anivi, contó que un día la invitó a comprar petardos en un kiosco cercano a la casa de sus abuelos. Y que luego la llevó a un canal y la obligó a practicarle sexo oral.

Los detalles de cómo ocurrieron los hechos y su comportamiento no verbal (angustia y llanto) llevaron a la psicóloga que la entrevistó a concluir que no fabulaba y que la menor presentaba signos típicos de haber sido abusada. Abuso sexual con acceso carnal (violación) fue el delito que le atribuyeron a ese joven, que desde el próximo martes empezará a ser juzgado en la Sala I de la Cámara Penal por el juez Martín Heredia Zaldo (Sala I, Cámara Penal). La fiscal del debate será Marcela Torres y el imputado será defendido por Oscar Adárvez.