Junto al cartel. Andrés Ortiz (a la derecha) fue el que escribió el cartel. Sus compañeros de trabajo lo apoyaron en la iniciativa. Los albañiles trabajan en una obra de calle Laprida, a metros de Tucumán.

 

Un ingenioso cartel se volvió viral en las redes sociales. Albañiles sanjuaninos colgaron una cartulina amarilla en la puerta de una obra para que las mujeres que pasen por ese lugar no sientan miedo, dijeron. "En esta obra no se les dice piropos a las chicas; sólo se las mira", dice el cartel que fue escrito con marcador negro, por Andrés Ortiz, uno de los albañiles que trabaja en la remodelación de un local ubicado en calle Laprida a pocos metros de la peatonal del microcentro. Según el autor de este curioso cartel y sus compañeros de trabajo, todo surgió como una broma y, con el fin de mostrar a las mujeres que no todos los albañiles son "zarpados y desubicados".

"Hay mujeres que temen que les digan cosas cuando pasan por una obra", "siempre se dice que los albañiles piropeamos a las chicas", "nosotros queremos que no tengan miedo de pasar por acá", fueron algunas de las frases que dijeron los albañiles y pintores que trabajan en ese local desde hace dos semanas, aproximadamente. Ortiz comentó que cuando llegaron a la obra encontró la cartulina amarilla y pensó en hacer el cartel.

"Estamos en pleno centro y por acá pasan miles de mujeres caminando todos los días. No quería que sintieran miedo o vergüenza de pasar por esta vereda, y como está el mito de que los albañiles siempre piropeamos a las chicas, pensé que la advertencia podía servir. Hay muchos que dicen guarangadas, pero nosotros sólo miramos", dijo entre risas el hombre que toda su vida trabajó en obras de construcción. Fue ahí que tomó un marcador y escribió la llamativa frase. Los trabajadores de la obra contaron que inmediatamente después de colgar el cartel la gente comenzó a mirarlo. Dijeron que muchos se detuvieron a leerlo y hasta algunos se sacaron fotos con el cartel de fondo. Así fue que llegó a las redes sociales y se volvió viral. Además de causar gracias y despertar la curiosidad, el cartel también generó algunas antipatías. En un rincón de la cartulina amarilla escribieron la frase "mirar también es acosar".