El presidente Alberto Fernández fue recibido esta mañana por el papa Francisco en el Vaticano y después de la reunión, que duró 25 minutos, afirmó: “El Papa me expresó su idea de apoyarnos en todo lo que pueda”. El presidente argentino relató que “fue un muy lindo encuentro”.
Antes de salir rumbo el Palacio del Quirinale, donde mantendrá ahora un encuentro con el presidente Sergio Mattarella, el Presidente contó que con el Santo Padre hablaron de “los problemas del mundo y de la Argentina”. Y afirmó: “Hacia un tiempo que no lo veía, reencontrarlo fue muy grato para mí”. La audiencia a solas comenzó a las 9.55 (hora local) y duró menos que la anterior, que había sido de 44 minutos.
El mandatario argentino también mencionó que le manifestó al Papa los detalles de los avances que alcanzó la comitiva presidencial durante la gira por Portugal, España y Francia. “Como siempre hace, me expreso su idea de apoyarnos en todo”, repitió Fernández, que le reiteró al Papa la invitación para que visite la Argentina. “Es una decisión de él”, declaró.
El Presidente llegó a la Santa Sede acompañado por la primera dama Fabiola Yañez y su comitiva, integrada por el ministro de Economía, Martín Guzmán; el canciller Felipe Solá; el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; y el secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi. Fueron recibidos por autoridades del Vaticano y por un cordón de honor de la Guardia Suiza, que se encarga de la seguridad del Sumo Pontífice.
La visita concluyó a las 10.40, tras un intercambio de regalos y una foto final con toda la comitiva, en la que todos salieron sin barbijo. El Presidente mantuvo después un encuentro con el segundo del Papa, el secretario de Estado, Pietro Parolin, una especie de “primer ministro”, y con el “canciller”, el arzobispo británico Paul Gallagher.
En el encuentro de Fernández con la cúpula de la Secretaría de Estado del Vaticano –una suerte de Cancillería-, hablaron sobre la Argentina, “con especial referencia a algunos problemas como la gestión de la emergencia pandémica, la crisis económico-financiera y la lucha contra la pobreza, destacando, en este contexto, el importante aporte que la Iglesia Católica ofrecido y sigue asegurando”, indicó la Santa Sede, que agregó que también “se mencionaron algunos temas regionales e internacionales”, sin más detalle. “Se agradeció las buenas relaciones bilaterales existentes y la intención de seguir desarrollando la colaboración en sectores de interés mutuo”, destacaron desde la oficina de Parolin.
En el intercambio de regalos, Fernández le entregó a Francisco productos orgánicos de miel y de la cocina de jóvenes recuperados de adicciones de los hogares de Cristo de la villa 3, una estola de la basílica de San José de Flores y una estatuilla de San José, réplica de la que está en la basílica, junto a una estampita de Luján, una colección de La divina comedia traducida y un libro biográfico de Enrique Santos Discépolo. Mientras tanto, el Papa le obsequió un mosaico que representa las figuras del hombre y de la mujer que responden a la invitación del Señor en el Génesis y cultivan la Tierra, cuidándola, con la leyenda: “Que el fruto de la tierra y del trabajo del hombre se convierta para nosotros en alimento de vida eterna”. Además, le entregó el Mensaje Mundial de la Paz de 2021, que suele dar a todos los jefes de Estado, y su última encíclica, Fratelli Tutti.
La agenda de Fernández continúa con un almuerzo con el presidente de Italia, Sergio Mattarella, en el Palacio del Quirinale, y luego una reunión de trabajo con el presidente del Consejo de Ministros, Mario Draghi, en el Palacio Chigi.
Las reuniones del Papa
Desde que fue electo hace más de ocho años, Francisco aceptó siempre los pedidos de audiencia de los mandatarios argentinos. Algo que, por otra parte, suele hacer con todo jefe de Estado que solicita un encuentro con él: el protocolo del Vaticano, en efecto, indica que no se le niega audiencias a nadie de este nivel. Recibió cuatro veces a Cristina Kirchner, dos veces a Mauricio Macri y hoy, por segunda vez, a Alberto Fernández. Tres presidentes distintos, en momentos distintos, de su propia patria.
El primer encuentro con Macri, el 15 de octubre de 2016, duró 22 minutos, y dejó de postal una foto con una cara extremadamente seria del pontífice. La segunda visita del entonces mandatario fue más larga: compartieron más de una hora. Mientras tanto, el pontífice –que asumió durante el primer mandato de Cristina Kirchner- se vio siete veces con la entonces presidenta desde que se convirtió en Papa el 13 de marzo de 2013. Cuatro de esos encuentros fueron reuniones bilaterales, la más extensa, un almuerzo de dos horas y media en el Vaticano, el 17 de marzo de 2014.
Un momento complicado
El clima, según algunos analistas, no fue como el de la primera vez, cuando se vieron el 31 de enero del año pasado, al principio de la administración, poco antes de que estallara la pandemia. El Papa, en efecto, hubiera preferido evitar la audiencia en este momento. No sólo por la legalización del aborto –aprobada en diciembre del año pasado justo el día de su cumpleaños, en plena crisis económica y epidemiológica–, un golpe bajo para un Papa venido desde un país tradicionalmente católico como la Argentina, justo en momentos en que el Vaticano intenta ayudar al país a renegociar su insostenible deuda con acreedores internacionales. Sino sobre todo por cómo, según algunas fuentes, fue utilizado con ese fin, en vísperas del crucial voto de la ley de interrupción voluntaria del embarazo en el Senado: “El Papa también prefiere a este punto que se apruebe rápido y se dejen atrás las polémicas”, fue el concepto, falaz, que al parecer se utilizó para presionar a legisladores indecisos. Algo que, lógicamente y después de la batalla en contra que habían emprendido el episcopado, laicos y curas villeros, cayó muy mal.
Si bien desde el entorno de Fernández lo niegan tajantemente, LA NACION pudo confirmar con diversas fuentes que hubo gestiones informales desde el Vaticano en Buenos Aires, a través de algunos obispos, para que el Gobierno desistiera de pedir una audiencia al Papa en el marco de su gira europea, tal como anticipó hace unos días Clarín.
El objetivo era evitar un momento incómodo. El tiempo, en efecto, suele curar las heridas. “Pero no hicieron caso y tensaron la cuerda”, comentó una fuente cercana a Santa Marta. “Además, intentan transmitir que hay una relación fraterna entre Fernández y el Papa, que en teoría hablan asiduamente por teléfono, relato que también solían filtrar en tiempos de Cristina”, agregó, moviendo la cabeza.
Como este jueves es feriado en el Vaticano por la fiesta de la Ascensión del Señor, el Papa recibe a Fernández en el estudio del Aula Pablo VI y no en la Biblioteca del Palacio Apostólico, como ocurrió el 31 de enero del año pasado. Del encuentro participa también la embajadora argentina en el Vaticano María Fernanda Silva.
El estudio adyacente al aula Pablo VI también es denominado “Il Fungo” (el hongo), por la forma que tiene su entrada, diseñada, como el aula de audiencias, por el arquitecto italiano Pier Luigi Nervi. Queda muy cerca de la residencia de Santa Marta, por lo que el Papa suele llegar hasta allí caminando. Ahí mismo, en “Il Fungo” el Papa recibió a la hoy vicepresidenta, Cristina Kirchner, la última vez que se vieron en el Vaticano. y al expresidente Macri con su familia, en octubre de 2016. Pero también a otros mandatarios, como el expresidente cubano, Raúl Castro, y la reina de Inglaterra, Isabel II.