Tras 7 años de dictadura militar en el país, 1983 marcó el esperado regreso de la democracia con el arribo a la presidencia de Raúl Alfonsín, que un año después, más precisamente en septiembre del ’84, tuvo su primer viaje a San Juan como titular del Ejecutivo nacional. El líder radical tuvo una extensa agenda en sus más de 24 horas en la provincia, que incluyó la participación en un acto por el Día del Maestro, un almuerzo multitudinario en la exbodega Cavic, una distinción a Jorge Luis Borges y hasta una visita a Jáchal, además de otras actividades.
Desde los días previos a aquel martes 11 de septiembre de 1984, en San Juan se había generado una gran expectativa por la llegada del primer presidente democrático tras los gobiernos de facto, debido a que había una crisis generalizada sobretodo en el sector rural. Por eso, una vez que arribó al aeropuerto Las Chacritas, a las 9:37, fue recibido por un numeroso público que se fue multiplicando a lo largo de todo el trayecto por la Ruta 20 hasta la ciudad.
En su primera actividad, en la Casa Natal de Sarmiento, se conmemoró el 96º aniversario de la muerte del prócer y, además de rendirle un emotivo e histórico homenaje con una corona de laureles junto al gobernador Leopoldo Bravo, expresó sentidas palabras hacia la figura del Maestro de América: “Sarmiento fue el hombre que educó contra el despotismo, fue el hombre de la lucha por la justicia y la libertad, que luchó por la dignidad humana y nos e quedó exclusivamente en su prédica argentina”.
Fue tan caluroso el recibimiento para el entonces presidente que prácticamente no hubo un dispositivo de seguridad rígido durante el acto principal y el desfile, que el propio mandatario se encargó de mantener charlas informales con las personas que se le acercaron. La provincia no la pasaba bien en aquella época y Alfonsín lo sabía, por eso dio un encendido discurso en el que también realizó diversos anuncios para reactivar la economía. “Este presidente viene a San Juan a saludar a un pueblo sufrido, que ha debido soportar quizá en estos años el mayor peso de desaciertos económicos que se clavaron acá en Cuyo como si hubieran elegido la zona donde hundir la raíz de la miseria y de la pobreza”, manifestó.
Entre las medidas para paliar aquella crisis, Alfonsín aseguró la continuidad de los estudios para los diques Tambolar y Cuesta del Viento, construcción de viviendas a través del Banco Hipotecario, la creación de la Junta Nacional de Minería y el funcionamiento en San Juan, entre otros beneficios.
Después de visitar la Catedral y también la fábrica de galletitas SASETRU, en Albardón, donde prometió agilizar su apertura por aquel entonces, el presidente se dirigió hasta la exbodega Cavic para participar de un multitudinario almuerzo. Hubo unos 10 mil comensales, entre productores, empresarios de la magnitud de Amalia Lacroze de Fortabat (propietaria de la cementera Loma Negra), políticos y otras personalidades, que fueron atendidos por más de 300 mozos en los dos cuerpos de comedores y al ritmo del Dúo Minguez-Barboza.
¿El menú? Tres empanadas, un plato de porotos con chorizos y una naranaja, por supuesto que acompañado con un buen vino reserva. En el almuerzo, Alfonsín comió las tres empanadas y también unas fetas de jamón crudo con palmito. Prácticamente no probó los porotos y, según cuentan las crónicas de aquella época, tomó tres sorbos de vino.
Tras aquel mitín, Alfonsín viajó hasta Jáchal para convertirse en ese momento en el primer presidente en visitar el departamento norteño. Allí, tras arribar en avión a aeroclub, se subió a un vehículo de Gendarmería y recorrió las calles jachalleras hasta instalarse en edificio municipal para brindar un cálido discurso. En el camino, miles de ciudadanos y funcionarios, en su mayoría de Iglesia y Jáchal, vitoreaban con banderas argentinas la histórica presencia del líder radical. Desde lo alto, observó que había dirigentes de todos los partidos políticos y afirmó que “aquí se esta simbolizando lo que es verdaderamente la democracia”. En otro pasaje de su improvisado discurso ante la multitud, al mandatario se le llenaron los ojos de lágrimas por hacer referencia a una metáfora sobre los niños y el futuro.
En total fueron 100 minutos, pero se despidió del pueblo jachallero recibiendo innumerables regalos, como dos ponchos tejidos con lana de vicuña y de guanaco, uno por parte de los responsables de la Reserva San Guillermo y otro por un ciudadano norteño. Tras una larga jornada de martes, Alfonsín fue invitado al Congreso Nacional de Literatura, que contó con grandes figuras y hasta con la presencia del célebre escritor Jorge Luis Borges.
Precisamente con éste ilustre de la pluma a nivel mundial, el presidente sumó un capítulo más en San Juan. En un momento más que especial en el Auditorio Juan Victoria, el presidente de la Nación le entregó a Borges el título “Doctor Honoris Causa” de la Universidad Nacional de San Juan, por su extensa trayectoria y los méritos cosechados. Mientras el mandatario lo esperaba en el escenario, el escritor se dirigió hasta él entre fuertes aplausos sostenidos para recibir su merecida distinción.
Por la noche, cenó junto al gobernador Bravo y unas 200 personas más en Casa de Gobierno, para finalizar el día con un cónclave radical con dirigentes sanjuaninos, a quienes les pidió “colaboración”. Al día siguiente, el Jefe de Estado recorrió la Escuela Normal Sarmiento y saludó a los docentes y alumnos de aquel establecimiento, donde mantuvo un acto en el que instó a los jóvenes a cumplir con el deber de estudiar. Desde ese lugar situado en Libertador y Alem, Alfonsín emprendió el regreso al aeropuerto nuevejulino para abordar el avión presidencial y decirle adiós a más de 24 horas en San Juan, que por cierto fueron por demás agitadas e históricas.