La estampida. Sin rumbo, las serpientes huyen de las llamas pero en su mayoría quedan atrapadas por el humo. El intenso calor por el fuego es otra trampa difícil de sortear.

El colorido y ruidoso paisaje que conforma la biodiversidad de la Amazonia brasileña dio lugar a un silencio estremecedor en las zonas devastadas por el fuego que devora parte de la selva, donde serpientes, peces y otros animales intentan escapar de las llamas que avanzan rápidamente.

A unos 150 kilómetros de Porto Velho, la capital regional del amazónico estado de Rondonia, una considerable parte de tierra arde de manera ininterrumpida hace más de 48 horas y ya ha consumido más de cinco kilómetros del terreno.

Serpientes, peces y hasta pequeños mamíferos luchaban para ponerse a salvo de las llamas. Muchos de ellos, sin embargo, se vieron atrapados en inmensas pozas de lodo y acabaron pereciendo en su interior.

En los alrededores de las zonas alcanzadas por los vastos incendios que queman desde hace semanas parte del bosque tropical igualmente se acumulaban cadáveres de algunos animales que habían sucumbido debido al humo o a las llamas.

"El fuego sigue constante desde hace más de 48 horas. Yo me desperté en el medio de la noche por la luminosidad y el ruido y alerté a mi esposa", contó a Efe Aurelio de Andrade, de 65 años y dueño de una pequeña finca situada a pocos metros de donde la tierra arde.

Así como varios de sus vecinos, Andrade mantiene en la propiedad más de medio centenar de vacas y algunas gallinas y se dice preocupado por el avance de las llamas.

"Nos ponemos muy tristes, porque si ese fuego los alcanza a ellos (los vecinos) o a nosotros, nos quedamos sin los animales", lamentó el propietario rural.

Durante todo el día, fuertes vientos han sacudido la región, lo que podría contribuir aún más con la rápida diseminación de las llamas hacia el interior de la selva.

"Si de hecho alcanza nuestras propiedades, se nos hará muy complicado apagar el fuego. Solo Dios podría hacerlo", resaltó Andrade.

El aterrador silencio que ha sustituido el cantar de los pájaros tan sólo es roto por el ensordecedor ruido de las llamas, que avanzan sin control y se tragan cada vez más el bosque tropical, que alberga un 20% de todo el agua dulce del mundo.

Los incendios en la Amazonia han causado conmoción dentro y fuera de Brasil y llevó a que diversos sectores de la sociedad civil, organizaciones ambientales e incluso líderes de algunas potencias europeas alzaran la voz en su defensa.

La tardía reacción del Gobierno brasileño igualmente provocó una ola de críticas y protestas en varias ciudades del país, que llevaron a que el presidente Jair Bolsonaro autorizara el empleo de las Fuerzas Armadas en las labores para contener las llamas.

La Amazonia, que se expande por ocho países de Sudamérica, además de Brasil, es el ecosistema con mayor diversidad de fauna y flora y alberga cerca del 10% de todas las especies conocidas.

Organizaciones ecologistas alertaron de que los recurrentes incendios y la deforestación de la selva amazónica tendrán consecuencias "profundas" no sólo para el bosque tropical, sino para "todo el mundo". 

La selva amazónica también atesora el 20% del agua dulce del planeta. Según la coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), son 73.408 focos de incendio los que han "incinerado más de 700.000 hectáreas de bosques, después de casi 18 días.

También advirtió del "riesgo de extinción" de más de 506 pueblos indígenas que habitan en la cuenca, así como de "miles de especies de flora y fauna".

 

418 focos de riesgo en suelo paraguayo

 

Imágenes satelitales detectaron ayer 418 focos de peligro de incendio en Paraguay, que corresponden a quemas de rastrojos en fincas agrícolas, cuando los equipos de emergencia todavía trabajan para proteger la zona del Pantanal (norte), donde ardieron esta semana 39.000 hectáreas de vegetación lo que hecha más leña al fuego en la crisis del Amazonas. La Universidad Nacional de Asunción (UNA) destacó que 230 de esas hogueras corresponden a la quema de pastizales en la región occidental, mientras que otras 188 se han ubicado en la zona oriental del país. Se trata de una zona comprendida principalmente por campos agrícolas y bosques de copernicia (palmeras abanico), que tienen alto riesgo de propagar el fuego debido a la baja humedad.

El incendio del Pantanal afectó a un ecosistema de 340.000 kilómetros cuadrados de extensión que abarca buena parte de la región occidental de Brasil y zonas aledañas de Paraguay y Bolivia. El humedal alberga 3.500 especies de plantas, 656 de aves, 325 de peces y 159 de mamíferos, además de decenas de reptiles y anfibios. En el último mes se iniciaron incendios simultáneos en varios países sudamericanos.

 

> Lucha de 44 mil militares

 

Decenas de miles de militares brasileños reforzaron ayer el dispositivo de combate a los incendios en la Amazonia, donde el número de estados que han pedido ayuda al Gobierno federal aumentó de seis a siete. Los cerca de 44.000 militares de los que dispone Brasil en el vasto territorio amazónico iniciaron su despliegue en el terreno para que actúen en la extinción de las llamas y en la fiscalización de delitos ambientales perpetrados en la región.

Pérdidas para el campo. Cientos de productores ganaderos sufren el impacto del incendio. Vacas, ovejas y cabras están bajo permanente amenaza.

 

Asimismo, el Gobierno federal destinó un aporte de 38,5 millones de reales (unos 9,6 millones de dólares) al Ministerio de Defensa para la realización de las operaciones.

Las Fuerzas Armadas realizaron a lo largo del día diversos sobrevuelos en la región para detectar las zonas más afectadas por el fuego. Igualmente utilizaron algunas aeronaves modelo C-130

Hércules -con una capacidad de almacenamiento para 12.000 litros de agua cada una- para el combate de los focos de incendio detectados.

A unos 150 kilómetros de Porto Velho, en el corazón de la Amazonia, un grupo conformado por unos 40 bomberos militares, seis coches y un camión también trabajaban sin descanso para frenar las fuertes llamas que avanzan rápidamente.

Según explicaron los bomberos, la mayor dificultad en el trabajo es que varios de los focos de fuego se concentran en áreas cerradas y de difícil acceso, por lo que los equipos tienen que caminar "15 ó 20 kilómetros" bosque adentro. La Policía ambiental ha intensificado las inspecciones de vehículos y de cargas, con el objetivo de impedir el transporte de madera ilegal. En Pará, el estado más afectado por el fuego y donde fueron registrados más de 6.500 incendios sólo en las tres primeras semanas de agosto, unos 9.000 militares centrarán los esfuerzos en seis ciudades, que concentran el mayor número de focos de fuego.

 

El clamor del Papa por el fuego

  • El papa Francisco pidió ayer un compromiso global para acabar con los incendios en la Amazonia, diciendo que el área era esencial para la salud del planeta. "Oremos para que con el compromiso de todos, puedan apagarse pronto. Ese pulmón de los bosques es vital para nuestro planeta", dijo.