En su declaración, el médico Jorge Gil dejó en claro que tuvo contacto con la pareja de su amigo Mario Parisí, supervisor de Flagrancia que fue denunciado por la mujer por amenazarla y haberle dado una paliza. Incluso, el profesional confirmó que la revisó y que presentaba golpes coincidentes con lesiones leves. Además, llegó a indicar que la víctima "estaba enojada porque él (Parisí) no le había hablado, más que por los golpes". También destacó que, "como médico y con muchos años en la profesión, lesiones leves son golpes así", mientras se pegaba tres veces fuertemente en el muslo, con el puño cerrado. Si bien confirmó ese punto, indicó, a modo de defensa, que "en ningún momento la coaccioné o le ofrecí dinero". Esta última frase surgió porque la fiscal Claudia Salica, junto a Roberto Ginsberg, de la UFI Cavig, le solicitaron al juez de Garantías, Matías Parron, que abra la investigación contra el médico por el delito de encubrimiento, tal cual lo habían hecho contra otro funcionario judicial, Juan Pablo Ortega. Tanto Gil como Ortega están bajo sospecha por haber intervenido y tratado de revertir la declaración que la mujer hizo contra Parisí.

El hecho de que Gil reconociera las lesiones de la expareja del supervisor generó sorpresa entre los presentes, sumado a que el médico se mostró verborrágico, al punto de que tuvo que ser frenado en varias ocasiones por su abogado Nasser Uzair. Pero lo que cambió el curso de la audiencia fue que la fiscal Salica resaltara que existía una orden de captura contra Gil por el delito de desobediencia a una orden judicial, la que fue dictada en septiembre de 2020. Así, al finalizar la audiencia, el médico quedó detenido a disposición del Tercer Juzgado Correccional, que subroga Ricardo Grossi Graffinga. No trascendió en qué desobediencia incurrió Gil, pero sí fue confirmado que se trató de un episodio ocurrido en Sarmiento, donde el profesional desempeña tareas.

La audiencia de ayer fue un paso más en la causa en la que Parisí está en la mira. La sospecha de la Fiscalía es que Gil le llevó a la mujer un sobre rojo de una empresa de turismo con pasajes al exterior y 4.660 dólares con el fin de que cambiara su declaración para que quedara como que ella inició la pelea. Además, los fiscales sostuvieron que fue el médico el que, a través de su teléfono, contactó a Ortega, quien habría hablado con la mujer para decirle que "hay que darle una mano a Mario", por lo que le pedían que modificara su declaración, a lo que Ortega se habría ofrecido a redactar ese escrito. En su versión, que fue ratificada ayer, el médico negó que le haya llevado el sobre, aunque una prueba lo desmiente: las cámaras de vigilancia de la zona lo detectaron con el paquete en sus manos, dijeron fuentes judiciales. A su vez, sostuvo que "me hago responsable, civil y penalmente, de los mensajes de Whatsapp, de las comunicaciones por celular y de mis acciones dentro del departamento, porque ella era amiga en ese momento".

Un punto clave que Gil expresó ayer es que es "amigo íntimo" de Parisí y de Ortega y que, a través del primero, entabló una relación de amistad con la mujer. Esa postura no es menor, ya que el delito de encubrimiento por el que el médico está siendo investigado establece excepciones que desligan de responsabilidad. El inciso 4 del artículo 277 del Código Penal indica que "están exentos de responsabilidad criminal los que hubieren obrado en favor", entre otros, del cónyuge, de un pariente o "de un amigo íntimo". De comprobarse tal situación, Gil podría quedar fuera de la causa, indicaron las fuentes.