
Nuestra provincia se caracteriza por poseer un bagaje de costumbres y comportamientos socioculturales muy específicos y típicos, resultado de su cultura hispano-criolla. Algunos de estos hábitos ya se han diluido y sólo queda el recuerdo de ellos, otros permanecen atesorados en algún lejano rincón de nuestra geografía a manera de tradición, pero siempre quedan en la memoria de los mayores reminiscencias de aquellas lejanas costumbres que acentuaron los lazos familiares.
Escudriñando los comportamientos sociales que practicaban las familias sanjuaninas años antes del terremoto de 1944, nos encontramos con variedad de ellos, que paulatinamente fueron perdiendo vigencia, supliéndose por otros.
Mi abuela materna, doña Ana Cabrera Jordán, recordaba con nostalgia las costumbres practicadas en su juventud en el seno de su familia. Ella perteneció a una estirpe respaldada por los rígidos principios morales heredados de la cultura ibero-católica. Su modesto hogar se situada sobre calle Centenario, en el departamento de Chimbas. Dicha casa comprendía una extensa propiedad en la que cultivaron la vid y ocasionalmente verduras, lo que solemos llamar chacras. El grupo familiar en pleno colaboraba para su explotación.
En cuanto a las costumbres o usanzas invernales, además de los conocidos carneos, era corriente observar a la familia en las noches reunida entorno a un candente "brasero", dedicada con ahínco a "las yemas" a los tubérculos de papa para la inminente plantación, realizada en el mes de agosto. Esta tarea tenía cierta similitud a las criollas "mingas sanjuaninas", pues los vecinos ayudaban en la tarea, basándose en la reciprocidad social.
Como pasatiempo frecuente, además de jugar a "la brisca o al julepe", se escuchaba de una enorme radio RCA Víctor las tradicionales radionovelas, como aquella inolvidable de 1940, denominada "Facundo Quiroga" de la Compañía de Arsenio Barrios, o programas radiales como "Por los caminos de España".
Asimismo una de las principales festividades de la estación era el día de San Juan Bautista, el 24 de junio, en donde aparte de las fogatas, la familias del lugar se congregaban en alegres reuniones, cuyo principal entretenimiento fue un juego llamado "cartas rusas", en las que se degustaba los típicos y animosos "carajillos españoles".
Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magíster en Historia
