El Gobierno intentó calmar la furia del mercado confirmando que avanza el diálogo con el FMI para reformar el programa de deuda y continuar con los desembolsos, luego de que la sequía impactara duramente sobre el ingreso de dólares por exportaciones y, por tanto, en los recursos fiscales generados por los impuestos a la exportación de commodities agrícolas.

El ministro de Economía, Sergio Massa, ratificó ‘la rediscusión del programa" y poco después de que el ministro se expresara por redes sociales, fuentes del FMI aseguraron a Télam que ‘el staff técnico continúa trabajando con las autoridades argentinas para fortalecer el programa económico acordado con el país en el contexto de la sequía muy severa’.

‘Los intercambios entre las autoridades y el equipo del Fondo Monetario Internacional avanzan de manera constructiva", añadieron.

Con respecto a los cambios en el programa, el FMI no dio pistas sobre cómo evaluará el impacto de la sequía y qué modificaciones estarán dispuestas a avalar en términos de acumulación de reservas, déficit fiscal y emisión monetaria. Aún así, se descuenta que deberán modificarse las metas de acumulación de reservas y de déficit fiscal, ante la caída de los ingresos de dólares y de impuestos por la menor liquidación de exportaciones ligadas al sector agroexportador.

Hace 10 días, Massa se reunió en Washington con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, durante la Reunión de Primavera del organismo, oportunidad en la que también habló con la primera subdirectora gerente, Gita Gopinath, ocasión en que evaluaron el impacto de la sequía y coincidieron en la necesidad de reformular el programa que posee Argentina con el organismo.

‘Están todas las alternativas sobre la mesa’, señalaron las mismas fuentes acerca de los cambios que se están evaluando con los técnicos argentinos.

El 31 de marzo último, el Directorio del Fondo aprobó la cuarta revisión del acuerdo con la Argentina y el desembolso de unos U$S 5.400 millones comprometidos en el acuerdo firmado en marzo de 2022.

Si bien esta última revisión incluyó una reducción de U$S 2.000 millones en la meta de acumulación de reservas internacionales para 2023 por el efecto de la sequía, mantuvo sin cambios la meta de 1,9% del PBI de déficit fiscal para este año, algo incompatible con un escenario de menor actividad económica.

La expectativa del Gobierno es que no sólo se ajusten las metas para 2023, sino también que se adelante, al menos, una parte de los desembolsos que quedan para el resto del año. Mientras tanto, el riesgo país superó ayer los 2.800 puntos.

 

Meta incumplida

JP.Morgan dijo que Argentina incumplió su meta fiscal acordada con el FMI para fines de marzo y agregó que el Gobierno pedirá una exención formal del Fondo ‘como también una probable relajación de la meta anual de déficit primario del PIB de 1,9% para el 2023’.

 

El incierto futuro de Miguel Pesce

Las dudas acerca de si el ministro de Economía, Sergio Massa, avanzará con el control de las cuentas interviniendo con un director de su confianza al Banco Central aumentaron al tiempo que crecieron los reproches a Miguel Pesce por las trabas a operaciones del dólar soja.

Pesce (titular del Central) logró cosechar el desprecio de dirigentes kirchneristas quienes señalaron que su desempeño produjo la pérdida de un superávit comercial superior a los U$S 40.000 millones al avalar el ingreso de importaciones en el comienzo de su mandato.

Ayer Massa intervino la mesa de dinero del Central y la puso bajo el mando de Lisandro Cleri, su hombre de confianza en la entidad. La intervención de Massa se da en momentos en que la salida de Pesce suena cada vez más fuerte, a pesar de que ayer fue ratificado por Alberto Fernández. Las primeras versiones afirmaban que la salida de Pesce podría darse luego de la reunión del directorio prevista para mañana, aunque hay quienes creen que no llega a ese día. El candidato natural para reemplazar a Pesce es Cleri. También está dando vuelta Alejandro Vanoli, bancado por Cristina Kirchner.

 

Ayuda a más productos regionales

La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca incorporó ayer a la nueva edición del Programa de Incremento Exportador (PIE III), que establece un tipo de cambio diferencial de $300 por dólar para el complejo sojero y algunas economías regionales, al sorgo, cebada forrajera y al girasol y sus principales derivados, como el aceite y la harina.

A través de la Resolución 156/2023 publicada ayer en el Boletín Oficial, la cartera agropecuaria sumó a estos tres granos y derivados para que puedan acceder a los beneficios del ‘dólar agro’, al considerarlos como producciones integrantes de las economías regionales.

‘La incorporación de estas producciones se suma a las más de 20 economías regionales que son beneficiadas por el programa que establece un tipo de cambio de $300 por dólar durante 5 meses’, marcó la Secretaría.

Asimismo, la medida también estableció los volúmenes de equilibrio de la campaña 2022/23 para el registro de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior, con el ‘fin de preservar el abastecimiento del mercado interno’. La cartera agropecuaria fijó 950.000 toneladas para el sorgo; dos millones de toneladas para la cebada forrajera; 145.000 toneladas para la semilla de girasol; 1,1 millones de toneladas para el aceite de girasol; y 1,15 millones de toneladas para la harina de girasol. La incorporación de estas producciones representarían el ingreso de entre U$S 600 y U$S 800 millones mientras dure este tipo de cambio.

FMI