La Armada de Argentina admitió ayer la posibilidad de que no se sepa nunca la razón que hizo desaparecer al submarino ARA San Juan en aguas del Atlántico Sur hace 19 días, algo que dependerá de poder localizarlo en el fondo del océano, para lo que se seguirá trabajando “hasta agotar los medios disponibles”.
“Es importante el contacto visual de este equipamiento, de poder localizarlo en el lecho del mar. Va a dar un indicio si visualmente se percibe algo que genere una evidencia (de lo ocurrido), puede que sí, puede que no”, reconoció este lunes el portavoz de la Armada, Enrique Balbi, al ser consultado por una periodista sobre si se sabrá alguna vez qué le sucedió a la nave.
Durante su parte diario sobre el intenso operativo de búsqueda, el capitán de navío insistió en que no hay un tiempo límite de búsqueda del sumergible, que el día 15 comunicó por última vez su localización a unos 430 km de la costa argentina.
La confianza pasa ahora por la tecnología de Rusia y Estados Unidos que está a punto de llegar al lugar donde se cree puede estar el buque militar, una superficie de casi 4.000 km cuadrados equivalente a 20 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
De todos modos, y aunque siga la búsqueda, anoche el ministro de Defensa, Oscar Aguad, admitió en una entrevista en TN que los 44 tripulantes están fallecidos. “Un informe de la Armada dijo que las condiciones del ambiente extremo donde se desarrolló el suceso y el tiempo que había transcurrido era incompatible con la existencia de vida humana”, sostuvo Aguad. “¿Es decir que están todos muertos?”, preguntó el periodista Joaquín Morales Solá. “Exactamente”, respondió el ministro.
Este martes llegará el barco ruso de exploración científica Yantar, que cuenta con equipamiento de alta tecnología de inspección subacuática y puede efectuar búsquedas a profundidades de hasta 6.000 metros.
Además, el sábado arribará otra embarcación con un robot de EEUU que también puede trabajar en la detección a 6.000 metros. Sin embargo, los trabajos dependerán directamente de las condiciones meteorológicas, que no se esperan buenas para los próximos dos días.
En la última semana, diversos barcos han detectado con sensores seis “contactos” o indicios de objetos metálicos que podían ser el submarino, de los cuales tres ya fueron descartados por ser viejas embarcaciones hundidas.
Es por eso que quedan otros tres, a alrededor de 700, 800 y 900 metros de profundidad, sobre los que deberá trabajar la tecnología rusa y estadounidense, así como el robot ruso Panther Plus, que puede inspeccionar hasta los 1.000 metros.
Aunque ya está el 100% del área rastreada, para comprobar que no se han quedado por el camino otros “contactos” que los barcos no hayan detectado, se mantienen en el área de operaciones seis buques -cinco de la Armada Argentina y uno de Chile- que siguen barriendo el fondo intentando detectar cualquier alteración sospechosa.
Preguntado por la prensa, Balbi se refirió ayer de nuevo a la avería sufrida por el ARA San Juan la noche antes de desaparecer.
“El comandante informa primero telefónicamente y después por escrito que había tenido una falla en el circuito de baterías de proa, concretamente un cortocircuito, que para nosotros es humo sin llama. No fue considerado como una emergencia porque el comandante no lo consideró una emergencia”, aseveró.
La mira en el gemelo
Enrique Balbi destacó la importancia que pueda tener la realización de pericias sobre el submarino ARA Santa Cruz, considerado “el gemelo” del ARA San Juan y que actualmente está sometido a un proceso de reparación en Buenos Aires como se hiciera con el navío desaparecido.