Mariano Valdez (44) se negó ayer a defenderse con su versión sobre un hecho que lo tiene muy complicado: el que lo tiene como principal y único acusado de haber empuñado un cuchillo y haber perseguido a su expareja Myriam Morales (40) hasta darle muerte de 9 cuchillazos. Ese hecho ocurrió el 15 de febrero del año pasado en la casa del padre de la víctima, en el asentamiento El Carril, en Pocito. Luego del crimen, Valdez huyó del lugar en una moto de la mujer asesinada. Aquella vez, la mujer había ido hasta la vivienda de su papá, a limpiar y hacerle la comida, cuando -se sospecha- no pudo sortear la obsesiva y mortal persecución de Valdez, con quien había compartido unos meses de convivencia en 2015, hasta que decidió separarse, cansada de que el sujeto la considerara de su propiedad. Es más, en el expediente consta que más de una vez le había dicho que si no era de él no iba a ser de nadie. Al momento del crimen tenía prohibido acercársele a ella y a su marido, tras una pelea que ambos tuvieron en agosto de 2018. Valdez es juzgado por el juez Benedicto Correa (Sala II, Cámara Penal) y es defendido por Alejandro Castán. La acusación es mantenida por el fiscal Daniel Galvani.
Arrancó el juicio por el crimen de Morales
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