Una de las hijas mayores del matrimonio se había levantado temprano para ir al hospital donde tenía una nena internada, cuando vio a su papá en calzoncillos sobre su hermanita dormida en un colchón tendido en el comedor. Eran como las 6 de la mañana. “¿¡Qué hacés con la niñita”!?, quiso saber, pero el sujeto la ignoró y se metió al baño. Al mediodía, cuando volvió, le contó a su mamá sobre la particular escena, la mujer interrogó a la pequeña de 11 años y la sorpresa fue mayúscula. En pocas palabras, la niña les contó que su papá la manoseaba desde que tenía 8 años, cuando la llevaba en moto con la excusa de visitar parientes en Caucete, que antes de llegar se metía a una casa abandonada (se supo luego que era cerca del aeropuerto) y que allí comenzó un día a hacerle la “cochinada”.
El 3 de enero pasado la denuncia en el ANIVI fue la consecuencia lógica de esa revelación, pero el sospechoso, un sujeto de 47 años (no mencionado para preservar a la menor) se fue de la casa. Pero luego se arrepintió, los reunió a todos, les confesó lo que había hecho y esperó a que llegara la Policía para meterlo preso.
Parecía la culminación de una relación familiar en la que el sujeto se manejó con violencia, contra su mujer, contra sus hijos. Incluso la primera vez que violó a su hija, le dijo que primero iba a pasar por él antes que tuviera novio.
La investigación que se abrió por orden del juez Alberto Benito Ortiz confirmaría luego que la niña había sido violada en distintos lugares, que presentaba los síntomas emocionales y psíquicos propios de los niños que son abusados.
Ahora el juez del caso deberá preguntarle al acusado si ratifica el acuerdo con Fiscalía
De su padre, que había sufrido un ACV, los profesionales indicaron que era sujeto depresivo, impulsivo y que podía autoagredirse o agredir a otros.
Por todas esas evidencias el juez lo procesó. Ahora llegó a juicio en la Sala I de la Cámara Penal, donde resolvió evitar un juicio común. Según fuentes judiciales, el hombre se mostró arrepentido y ya firmó con su defensora oficial Mónica Sefair y la fiscal Marcela Torres, un acuerdo de juicio abreviado en el que acepta los delitos cometidos contra su hija y recibir un castigo de 16 años de cárcel, indicaron.
Empezó a manosearla a los 8 años y luego la violó, hasta que tuvo 11 y lo descubrieron. Pidió perdón a su familia.