Ponen el foco en contrarrestar el modelo de producción textil como objeto de descarte para estimular el consumo. Se trata del colectivo paulista Ateliê Vivo que llegará a San Juan con su biblioteca de moldes, en el marco de la BienalSur, para una intervención en el Museo de la Historia Urbana, de Capital, que junto con el Museo Franklin Rawson vuelven a ser sede de esta exposición que une territorios y sus culturas. 

Las integrantes de "Ateliê Vivo" Ana Carolina Cherubini, Gabriela Cherubini, Andrea Guerra Arradi y Flavia Lobo de Felicio son artistas visuales dedicadas al trabajo textil con un concepto comunitario, de intervención, de convertir al visitante o participante en actor en lugar de espectador de una obra, además de guiar y facilitar la creación y el camino hacia la autonomía del vestir. 

El proyecto fundado en San Pablo en 2015 creó un taller de indumentaria abierto y plural, un espacio para transmitir conocimientos, enlazando prácticas artísticas, culturales y sociales. Tiene una biblioteca de más de 600 moldes que prestan gratuitamente a quienes los solicitan, así como les facilitan todas las herramientas para confeccionar una prenda. Algo así harán en San Juan durante esta BienalSur y trabajarán en conjunto con el MHU y el taller de costura municipal de la dirección de Desarrollo Humano de la Secretaría de Gobierno del municipio capitalino, con el apoyo de la Fundación del Banco San Juan.

Carolina y Gabriela Cherubini están en San Juan para transmitir esta experiencia, con una intervención que comenzará hoy, con un taller intensivo de tres días -que tiene ya cupos completos- y una apertura al público el 17 de agosto, con la exhibición de sus propios trabajos y quizás algunas piezas hechas por manos sanjuaninas. 

"Nosotros pedimos algún proyecto que tuviera que ver con el arte y valores, para que pudiera coincidir con el perfil de este museo, que tiene una construcción social" dijo a DIARIO DE CUYO Natalia Segurado, a cargo del MHU. 

"La propuesta de acción que traemos de Brasil es como un taller de costura, para que las personas hagan su propia ropa, así las personas comienzan a pensar en la autonomía, lo realizado a mano sobre el consumo, sobre las cuestiones del cuerpo. Todo lo que involucra a la confección de la ropa, la identidad. Trabajamos como una acción" dijo Carolina a DIARIO DE CUYO. "Además usamos lo que se descarta de las telas que las personas cortan para hacer la ropa y después de lo que se usa y se tira, nosotras hacemos unos paneles con las telas desechadas, que se transforma en algo nuevo, para que se use esa tela en otra acción con esos retazos. El pensamiento está en usar todos los materiales disponibles hasta el fin de estos materiales, que podamos usar más tiempo la ropa, las telas o los tejidos", agregó la artista.

Parte de los moldes de su biblioteca de moldería, que trajeron a San Juan.

"Este trabajo toma en cuenta a la comunidad no como una persona que solo va para mirar, esa persona tiene que activar la obra. Cuando montamos un taller de costura, llevamos las telas, los moldes… Las personas que participarán de la acción están activando el espacio. Cuando lo hacen, es su momento de reflexionar. Parar, mirar, mirar el cuerpo, lo que les gusta" afirmó Carolina, quien además respondió sobre el lugar que ocupa el arte textil en el escenario de las artes visuales.

"Lo textil siempre es una cuestión difícil de ser aceptada como arte. Cuando hablamos de una acción que no es solamente la cosa expuesta, donde las personas son parte, entonces a veces queda un poco confuso de ver cómo esa acción es arte, o que lo textil sea arte. Pero cuando hablamos de este trabajo, hablamos de cuerpo, identidad, de consumo, de la sociedad, del comportamiento. Hablamos de política y creo que la reflexión que hacemos en el arte contemporáneo es que no es solo producir sino más bien pensar esa producción" concluyó. 

 

MHU