El estilo de enfrentar los piquetes o protestas a modo Rambo le jugó ayer una muy mala pasada al ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, que fue prácticamente noqueado por un grupo de colectiveros que lo increparon tras el asesinato a sangre fría de un chofer de 65 años en La Matanza, la zona más caliente del Conurbano bonaerense.
Por este nuevo crimen de un colectivero de la Línea 620, que estaba apunto de jubilarse, la UTA declaró un paro de actividades que dejó sin transporte público de pasajeros a amplias zonas del conurbano. Y pese a este escándalo, Berni aseguró ayer que "no va a renunciar".
El asesinato del colectivero Daniel Barrientos fue perpetrado a las 4.30 de ayer en la localidad de Virrey del Pino, en La Matanza, donde su vehículo fue abordado por dos delincuentes, uno de los cuales le disparó en el pecho, de acuerdo con las primeras versiones de la policía y avaladas por testigos.
Según los investigadores, los delincuentes se apoderaron de algunos objetos de valor y antes de escapar, le dispararon un tiro al chofer. Un policía de la Ciudad de Buenos Aires estaba en el colectivo y se tiroteó con los ladrones debajo del vehículo. Las autoridades bonaerenses anunciaron que un sospechoso fue detenido e involucrado en el caso, mientras un automóvil fue usado para la huida de los atacantes de Barrientos que al menos serían tres.
El detenido, quien tiene antecedentes del 2019 por robo agravado, fue reconocido en rueda de presos por al menos un testigo, según confirmaron a Télam fuentes judiciales.
Tras este nuevo crimen de un colectivero, los compañeros del chofer asesinado se reunieron en protesta en la avenida General Paz y Juan Manuel de Rosas, adonde antes del mediodía se presentó Berni -quien llegó al lugar de la manifestación a bordo de un helicóptero- con la intención de dialogar con los choferes.
Como acostumbra, Berni llegó sin escolta policial y acompañado sólo por el ministro de Transporte bonaerense, Jorge D’Onofrio, con la idea de dialogar y persuadir a los manifestantes que cortaban la General Paz en el límite entre Ciudad y Provincia. Pero apenas quiso cruzar palabra, los enardecidos choferes, furiosos hasta el hartazgo por su falsas promesas de cabinas de seguridad, cámaras y botón antipánico cada vez que matan a un chofer de colectivo, se le fueron encima. Primero hubo insultos pero pocos segundos después la violencia escaló y Berni fue atacado con piedras y certeros golpes de puño que le provocaron serias lesiones. Estuvo arrinconado por unos 20 minutos y en un gesto autodefensa, caminando hacia atrás, tropezó y cayó perdiendo un zapato. Le tiraron con todo, palos, barro, pedradas, ladrillos, pañales, con todo lo que encontraron a su alrededor. Era un caos que no se veía hacía muchos años en Argentina. Sólo el accionar de no más de 5 policías de la Ciudad (la policía de Berni brilló por su ausencia) logró rescatarlo, sangrando de la nariz, de la enardecida muchedumbre. Una ambulancia del SAME, también de la Ciudad, le dio los primeros auxilios.
Luego, un helicóptero lo trasladó hasta el hospital Churruca, en el barrio porteño de Parque Patricios con "conmoción cerebral, muchos golpes y cortes profundos en el cuero cabelludo y en el rostro", aunque aseguraron que no perdió el conocimiento en ningún momento. Igual, los estudios médicos arrojaron algunos datos preocupantes: el ministro de Seguridad de Axel Kicillof, que no pudo ni cuidarse a sí mismo, sufrió una fractura malar y hundimiento de la órbita ocular. Ayer no se descartaba que deba someterse a una cirugía.
Berni descartó su renuncia
El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, descartó ayer de plano la renuncia a su cargo y dijo que no denunciará a quienes lo agredieron con golpes de puño y pedradas durante una protesta de colectiveros en el partido de La Matanza. "Siempre me presento solo a los lugares, voy donde están los problemas… Esto es parte de mi trabajo", manifestó. En cuanto al crimen del colectivero Daniel Barrientos, el funcionario se solidarizó con los familiares de la víctima y comentó que le pareció "un hecho muy raro". "Usaron dos pistolas calibre 40. Nadie cruza un auto a un colectivo. No es habitual, no es un modus operandi típico de los asaltos a colectivos", describió.
El saldo de heridos
Ocho policías de la Ciudad y tres colectiveros tuvieron que recibir atención médica, y 4 de ellos tuvieron que ser derivados al hospital Santojanni, en su mayoría con traumatismos de cráneo, mientras que hubo un caso de un herido con una fractura en su mano.