De acuerdo al último relevamiento del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA), en 2017 aumentó 2 por ciento la cantidad de menores de 17 años con alguno de sus derechos vulnerados.
La cifra representa un alza respecto de 2016, alcanzando el nivel más alto desde 2013. Según el informe, casi 8 millones de niños son pobres en Argentina. Un 62,5 por ciento de los menores de hasta 17 años tiene alguno de sus derechos vulnerados.
Ianina Tuñón, coordinadora del Barómetro de Infancia de la UCA, dijo que "el 62,5 por ciento de los menores de hasta 17 años con sus derechos vulnerados (es un) número (que) está basado en el enfoque multidimensional de la pobreza y supera las cifras oficiales, que sólo contemplan el aspecto económico".
En declaraciones radiales, agregó que "hoy tenemos 6 de cada 10 menores de 17 años, vulnerados en sus derechos sociales. Hay que tener en cuenta que, más allá de los ingresos necesarios para subsistir que mide el Gobierno, en nuestro relevamiento se miden índices vinculados con la alimentación, la salud, la vivienda, los espacios de socialización y el acceso a las nuevas tecnologías que tienen los menores".
Los números señalan que el 39,7 por ciento de los menores de hasta 14 años son pobres en ingresos y que el 4,8% son indigentes, según publicó ayer el diario La Nación.
"Este gobierno tiene como prioridad reducir la pobreza en nuestro país. El primer paso en este sentido fue sincerar, hablar con la verdad. Creemos que reconocer el problema es la única manera de empezar a solucionarlo", sostuvo la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley.
Sostuvo que "la pobreza es mucho más que un número. Son hombres, mujeres, niños, niñas, familias atravesando una situación de vulnerabilidad de la que no pueden salir. La emergencia nos interpela, pero también necesitamos trabajar en programas que puedan ayudar a que cada una de estas familias puedan salir definitivamente de esta situación". Desde que asumió, el Gobierno de Mauricio Macri afirma tener puesta la prioridad en la primera infancia. "Para darle igualdad de oportunidades. Esto es entender a la pobreza en todas sus dimensiones y saber que la educación y el trabajo son los dos pilares fundamentales", afirma la ministra.
Estas privaciones se manifiestan de manera diferente en cada uno de los rincones del país. En la Patagonia, por ejemplo, están vinculadas al frío y al aislamiento. En Cuyo, en cambio, se nota la ruptura de las economías locales. En el Impenetrable Chaqueño, lo que más falta es la comida y el agua.
Para el especialista Sebastián Waisgrais, de las Naciones Unidas, cuando se mide solo la pobreza monetaria, quedan afuera dimensiones vitales como los controles de salud de la madre y su nivel educativo pero también otras vinculadas con el tiempo libre de los chicos. "La medición multidimensional es vital para desarrollar políticas públicas que además de hacer transferencias monetarias directas, contemplen acciones focalizadas en otras dimensiones como el saneamiento o la exposición a la violencia", agrega Waisgrais.