La aprobación en general no sólo significó un amplio triunfo del oficialista Partido Conservador, sino que terminó de confirmar la profunda crisis interna que vive el opositor Partido Laborista, que votó dividido, según informó la agencia de noticias EFE.
Cerca de una treintena de diputados laboristas se rebelaron contra la disciplina de voto impuesta por su líder, Jeremy Corbyn, y se alinearon en contra del proyecto de ley del gobierno, junto con el Partido Nacionalista Escocés (SNP) y la mayoría de los liberaldemócratas.
La votación fue apenas el primer paso que el gobierno de May necesitaba superar para activar formalmente la salida de la potencia europea de la UE. Ahora el proyecto de ley deberá ser votado en particular la semana próxima y, recién allí, será ratificado definitivamente por la Cámara de los Lores.
La aprobación del Parlamento para activar el Brexit se volvió necesaria para el gobierno británico ya que el Tribunal Supremo falló que el Ejecutivo debía pedir permiso a los diputados para activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, la formalidad que dará inicio a dos años de negociaciones entre el Reino Unido y los 27 socios comunitarios restantes.
Ante esta decisión judicial, May decidió apurar el debate parlamentario para mantener el plazo máximo que había dado públicamente para iniciar la salida formal del bloque europeo: el próximo 31 de marzo.