La crítica situación política y social de Afganistán tras el avance del poder Talibán, después de que Estados Unidos retirara sus fuerzas militares de ese país asiático, está provocando uno de los mayores éxodos poblacionales que se recuerden. Si bien desde distintos países se está prestando apoyo humanitario a este proceso que, según algunos expertos en movimientos migratorios recién está comenzando, hay algunas naciones como las europeas que han expresado su preocupación ya que son los primeros que se enfrentarán a una situación que no es nueva para ellos. Estos países siguen afrontando las consecuencias de otras migraciones de poblaciones de países en conflicto tanto de Asia como de Africa, con refugiados que llegan, en algunos casos, ilegalmente generando conflictos sociales y étnicos.

La comunidad internacional debería preocuparse por intentar restablecer el orden institucional y social de Afganistán antes de pedir mejores condiciones para que el éxodo continúe, más allá de que algunas necesidades son urgentes.

Históricamente, como lo muestra el caso de Siria, los conflictos en países islámicos terminan con grandes movimientos migratorios que provocan pobreza y atraso, además de una situación social precaria con consecuencias en varios aspectos, entre ellos la salud y la educación para grandes y chicos. Son esos aspectos sobre los cuales las grandes potencias, proclives a intervenir con diferentes tipos de ayuda, deberían poner énfasis para tratar de conseguir que Afganistán recupere su normalidad y que la gente no tenga que salir presurosa en busca de otros lugares más seguros y con menos conflictos. Imitar la implementación de un programa de reconstrucción similar al Plan Marshall, por el que EEUU ofreció asistencia técnica, administrativa y financiera a los países europeos de posguerra, en el inicio de la Guerra Fría, es una buena receta que podría ayudar a la población afgana a consolidar su posición dentro del país y evitar el éxodo que se ha iniciado.

De nada servirían en este momento nuevas campañas militares o el envío de tropas para tratar de pacificar este país, si no se solucionan otros problemas de base. Los enfrentamientos bélicos pueden llegar a complicar mucho más la situación y esto es algo que se tiene que evitar si el objetivo es procurar que no haya un mayor derrame de sangre en esa región.

Es urgente detener el éxodo para evitar la desintegración del país y de la población afgana, con medidas sensatas que apunten a encontrar una real solución basada en la experiencia que ya se tiene de situaciones similares.