Roberto Baratta, el ex hombre fuerte de Julio De Vido en el Ministerio de Planificación que está preso por la causa de los cuadernos, negó hoy las acusaciones que pesan en su contra por los negocios de Odebrecht en la Argentina, en dos plantas potabilizadoras de AYSA. Lo curioso es que, en su favor, pidió una prueba clave que complicaría al ex secretario de Obras Públicas José López, preso por enriquecimiento ilícito y ahora "arrepentido" en el caso de las anotaciones del chofer Oscar Centeno.
Asistido por su defensor Juan Pablo Alonso, Baratta eligió no contestar preguntas que había preparado el juez Sebastián Casanello y negó las imputaciones en un escrito. Sostuvo que las pruebas que lo vinculan a la causa son "artificiosas y argumentativamente forzadas".
Su argumento: el área de Coordinación del Ministerio de Planificación, que él manejaba, nunca participó de la licitación ni tuvo los encuentros con los directivos de la empresa brasileña o el entonces presidente de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner.
"Me encuentro vinculado a esta causa en virtud de un imaginativo e imaginario relato de los acusadores que articulan conexiones del suscripto con la operatoria de AYSA, de manera forzada e infundada", aseveró en Baratta en el escrito al que accedió Infobae.
En la causa se investigan los sobreprecios y presuntas coimas que se habrían pagado para la licitación de las plantas potabilizadoras de Paraná de las Palmas y Berazategui, en las que participó Odebrecht. Ya están procesados por defraudación al Estado un grupo de ex funcionarios y empresarios, como Aldo Roggio y Carlos Wagner. Pero ahora el juez está ampliando las indagatorias por las sospechas de coimas con más funcionarios: desde el ex ministro de Julio De Vido hasta el propio Marcelo Odebrecht, arrepentido en su país.
Hoy le tocó el turno a Baratta, que llegó desde la cárcel de Ezeiza donde está preso desde el 1 de agosto por el escándalo de los cuadernos. "El modo en que se me involucra es sumamente forzado: se efectúan asociaciones entre supuestas reuniones y llamados de teléfono, parcialmente coincidentes (en la mayoría de los casos, forzadamente coincidentes) con fechas de re-determinación, ampliaciones de plazos y adendas en las obras mencionadas", afirmó en su escrito.
En ese sentido, Baratta cuestionó las llamadas telefónicas que se le adjudican como pruebas en su contra y señaló que "algo parecido sucede con las reuniones que dicen que existieron".