Se los imagina muy distintos, casi contrastantes y sobre su relación se tejieron todo tipo de especulaciones. Tan magnético e intrigante resultó para el mundo el vínculo entre el "conservador" Benedicto y el "progresista" Francisco, que hasta decidieron llevarlo al cine. Así surgió Los dos Papas, el comentado (y para algunos, también polémico) film del brasileño Fernando Meirelles para Netflix, que luego de su estreno el mes pasado en Estados Unidos y Reino Unido; y antes del debut en la plataforma de contenidos por streaming -el 20 de diciembre-, hoy llega a la gran pantalla, requisito de la Academia para que pueda participar en los Oscar, donde ya se perfila como una de las favoritos.
Coproducción entre Italia, Argentina, Reino Unido y Estados Unidos, para los protagónicos eligieron a dos británicos: en el lugar de Benedicto está Anthony Hopkins (inolvidable Dr. Lecter, entre otras grandes interpretaciones); y en el de Francisco, Jonatan Price, quien entre otras cosas encarnó a Gorrión Supremo en la aclamada serie Juego de Tronos. La historia explora -a través de diálogos imaginados- el vínculo entre ambos pontífices y el punto de inflexión que supuso para la Iglesia Católica la asunción de Bergoglio como sucesor de Benedicto XVI, considerados dos de los líderes más poderosos, a quienes el realizador enfrenta con las realidades de un mundo convulsionado, y también con su pasado. En el caso del argentino, Meirelles -confeso admirador de Bergoglio- puso la lupa en la época en la que se lo acusó de no enfrentar a la dictadura militar. "Francisco fue y sigue siendo una persona divisiva en Argentina, se habla de ello en la película, no se evita", señaló a AFP Pryce, quien indicó que para desarrollar al personaje estudió los "defectos y debilidades" de Francisco, así como sus rasgos más admirables, como su lucha contra la desigualdad y el cambio climático.
En cuanto a Ratzinger, la película alude a los escándalos sobre abuso infantil reportados en su mandato, y muestra una escena donde el alemán confiesa a Francisco estar al tanto del tema. Pero hasta ahí llega. "Si ponía dos párrafos más sobre eso, se convertiría en una película sobre abuso infantil", explicó el brasileño.
"Al principio de la película, Benedicto para mí era el ‘papa malo’ y Francisco el ‘papa bueno’", dijo el realizador de Ciudad de Dios a la AFP, pero aseguró que a medida que la producción fue corriendo, aprendió más de ambos personajes y su imagen comenzó a cambiar. "Creo que la gente creó esta imagen del nazi (en referencia al alemán) que no es real… de hecho, no es muy distinto al papa Francisco", acotó el cineasta. Hopkins fue en la misma línea, al asegurar que esta película puede enseñar mucho sobre la tolerancia.
De mentiras a verdad
Entre los varios estrenos que hoy llegan a la pantalla local, también figura El buen mentiroso, drama de Bill Condon con los estelares de Helen Mirren, Ian McKellen, quienes conforman una excelente dupla. La película sigue muy de cerca a Roy Courtnay, quien ha hecho su carrera estafando gente. Un profesional en lo suyo, este ladrón de guante blanco, apuesto y de finos modales, no puede creer su suerte cuando conoce de manera online a Betty McLeish, una atractiva y adinerada viuda de aproximadamente su edad, quien le abre las puertas de su casa. Pero Roy se sorprenderá de cómo su objetivo, su blanco empieza a mutar y a ocupar un lugar importante en su corazón; con la chance de que su próxima estafa termine convirtiéndose en un peligroso cambio de vida para él.