
El nacimiento de las bibliotecas populares en Argentina se remonta a la aprobación de la Ley Nacional Nº 419 del 23 de septiembre de 1870. "El proyecto tuvo entrada en Diputados el 22 de julio de 1870 por intermedio del diputado Justo. Lo trató el Dr. Guillermo Rawson y el propio ministro Nicolás Avellaneda y el Diputado Ocantos, quien dijo: "Se trata de establecer bibliotecas por primera vez en todas las provincias bajo el sistema de favorecer el establecimiento de asociaciones particulares”. Honorable Cámara de Diputados de la Nación. Diario de Sesiones, (1870), Bs As. En el Artículo 1º Las bibliotecas populares establecidas o que en adelante se establezcan por asociaciones de particulares en las ciudades, villas y demás centros de población de la República, serán auxiliados por el Tesoro Nacional en la forma que determina la presente ley. A ciento cuarenta y nueve años de su promulgación, esa ley estaba inspirada por las ideas de Domingo Faustino Sarmiento, entonces presidente de la Nación. "Pocas veces una ley como esa fue tan fecunda, inspirada en la prédica educacional de Sarmiento y ejecutada por su brillante ministro de Instrucción Pública, el doctor Nicolás Avellaneda”. Juan José Cresto (1999). M.H.N, 38. Según Sarmiento, la iniciativa estuvo inspirada en las recomendaciones de su amigo norteamericano Horace Mann, que las había aplicado con singular éxito en su país de origen y en Canadá. Para 1870, Argentina estaba compuesto por las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Córdoba, San Luis, Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca Tucumán, Salta y Jujuy; y los territorios nacionales de Chaco, Misiones, La Pampa y Patagonia. Con casi tres millones de kilómetros cuadrados, habitado por 1.830.214 habitantes, nuestro extenso país era prácticamente un vacío demográfico, un desierto o un erial. A raíz de esto, Sarmiento, creía que el medio condicionaba la cultura del hombre si los habitantes no se instruían, la aridez del desierto terminaría por modelar a las personas a imagen y semejanza. Por ello su apuesta a la educación popular. Había que fundar escuelas y bibliotecas populares hasta en el desierto, era una necesidad ineludible; para complementar sus funciones. Las bibliotecas populares representaban un complemento de la escuela primaria. Era el alfa y beta de la educación como decía Sarmiento. Con esta idea, el sanjuanino sostenía que no podía llevar adelante su proyecto educativo, sin un programa paralelo de bibliotecas populares que promoviera el cuidado de los libros y la promoción de lectura en todo el país. De acuerdo al Censo de 1869, de cien argentinos sólo veinte sabían leer y escribir, en 1894, de cien argentinos cincuenta sabían leer y escribir. Para 1870 los límites de Argentina con los países vecinos no estaban bien definidos, por lo que los territorios nacionales como Chaco, Misiones, La Pampa y Patagonia, se veía envueltos en conflictos fronterizos. Ante esta problemática de integridad territorial, las bibliotecas populares no surgieron solo con un propósito educativo y cultural, sino también con un fin de defender la soberanía nacional en los territorios más despoblados de Argentina. Era conveniente que los pocos pobladores de estos territorios se instruyan en Historia y Geografía, para que conocieran y defendieran el territorio donde vivían. Así las bibliotecas populares funcionaban como hitos fronterizos, señalando que se emplazaban en suelo argentino. Y como puestos de control fronterizo, ante la entrada de personas que generarán algún tipo de malestar en nuestro país.
Creación de Conabip
- La ley Nacional Nº 419 fue reemplazada por la misma ley que creó la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip), Ley Nº 23.351 del 7 de agosto de 1986. Esta ley establece: "fomentar la lectura y demás técnicas aptas para la investigación, la consulta y la recreación y promover la creación y difusión de la educación y la cultura permanente del pueblo”. Complementariamente por decreto 1932/90, se estableció el 23 de septiembre como el "Día de las Bibliotecas Populares” en conmemoración a la fecha de promulgación de la ley N¦ 419. Es un día de festejo para las Bibliotecas Populares, Bibliotecarios y Miembros de Comisiones Directivas. Al respecto, Domingo F. Sarmiento (1898) O. Completas, Tomo XXVIII, 300. "No hay progreso real en educación que no comience por la infancia y por el pueblo”.
Por Iván Hidalgo Durán
Licenciado en Geografía
