El candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro ayer fue electo presidente de Brasil, al imponerse en la segunda vuelta electoral ante el izquierdista Fernando Haddad.
El excapitán de la reserva del Ejército, Jair Bolsonaro ganó con un 55,42 por ciento de los votos válidos, frente al 44,58 por ciento que obtuvo Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), con el 97,53 por ciento de las mesas escrutadas.
"Mi Gobierno será defensor de la Constitución, de la democracia y de la libertad. No es la promesa de un partido, es un juramento a Dios", afirmó Bolsonaro en un discurso leído ante las cámaras de
televisión.
Bolsonaro ganó popularidad con las promesas de liberalizar el porte de armas para combatir una inseguridad galopante y de librar una guerra sin cuartel contra la corrupción. Su gurú económico, Paulo Guedes, tratará de lanzar un programa de privatizaciones para reducir la deuda y reactivar la economía, que viene de dos años de recesión y dos más de débil crecimiento. En sus 27 años como diputado, Bolsonaro se distinguió por sus declaraciones misóginas, racistas y homófobas.
"Felicitaciones a Jair Bolsonaro por el triunfo en Brasil. Deseo que trabajemos pronto juntos por la relación entre nuestros países y el bienestar de argentinos y brasileños", escribió el presidente Mauricio Macri en su cuenta de la red social Twitter.
El excapitán del Ejército Bolsonaro, de 63 años, es un ferviente defensor de la dictadura (1964-85) y admirador declarado de uno de los principales torturadores de aquel régimen. Desde que fue víctima de un atentado el 6 de septiembre, Bolsonaro estuvo internado 23 días y luego se limitó a aparecer en las redes sociales y no concurrió a los debates.
"Les ofrezco un Gobierno decente que trabajará para todos los brasileños", agregó Bolsonaro, que asume su mandato el próximo 1 de enero para gobernar el país hasta 2022.
El socialista Fernando Haddad, el candidato derrotado en la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales, afirmó que, desde la oposición, velará para que se respete a la parte de la población que diverge del presidente electo del país.
Haddad, exministro de Educación del expresidente Luiz Inácio "Lula" da Silva y exalcalde de la ciudad de San Pablo asumió en septiembre la candidatura debido a que el exmandatario, que arrancó como gran favorito en las encuestas, fue inhabilitado por estar preso y condenado en dos instancias por corrupción en la Operación Lava Jato.
El exalcalde de Sao Paulo Joao Doria, un empresario con poca experiencia en el mundo de la política, venció ayer las elecciones del estado homónimo y mantuvo la hegemonía de los socialdemócratas en la región más rica y poblada de Brasil.
En tanto, el exjuez Wilson Witzel, candidato por el Partido Social Cristiano (PSC) que contó con el apoyo del ultraderechista Jair Bolsonaro, ganador de las presidenciales en Brasil, venció ayer la segunda vuelta las elecciones regionales del estado de Río de Janeiro.
En estas elecciones de Brasil, dos personas que se desempeñaban como autoridades de mesa murieron de sendos infartos, en cuyo contexto fueron detenidas al menos 17 personas por delitos electorales, informaron fuentes oficiales.
La mirada de los empresarios
Aunque empresarios argentinos muestran desconfianza por los discursos de campaña de Jair Bolsonaro, muchos de los consultados creen que no está en riesgo la convivencia en el Mercosur, según publicó ayer el diario Clarín.
Discretamente vaticinan una economía algo más robusta que puede dar vuelta lo que significó para Argentina en los últimos años la crisis política de Brasil. De acuerdo con Diego Coatz, director ejecutivo de la Unión Industrial Argentina, Bolsonaro puede traer una apreciación del real que es sinónimo de tranquilidad cambiaria en la Argentina.
De forma sutil, el director de Asuntos Corporativos de Toyota, Diego Prado dijo: "Celebramos el regreso de la institucionalidad a Brasil, da tranquilidad y es una buena señal para los inversores".
Efe y Télam
Una región que estaba inclinada a la izquierda
La elección de Bolsonaro prácticamente completó el giro hacia la derecha comenzado hace poco por América Latina, región en que la izquierda era hegemónica hace una década y en la que Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia han quedado aisladas.
El triunfo del ultraderechista dejó claramente a la región inclinada a la derecha por el peso y la influencia de Brasil en Sudamérica, de la que representa prácticamente la mitad tanto en población y territorio como en Producto Bruto Interno.
Las últimas nueve elecciones presidenciales en América latina fueron vencidas por candidatos liberales identificados con la derecha (Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Honduras,
Paraguay y Perú), con la única excepción del izquierdista Andrés Manuel López Obrador (México).
El giro de América latina hacia la derecha comenzó en noviembre de 2015 con la victoria de Mauricio Macri en su disputa con el Partido Justicialista de la entonces presidenta Cristina Fernández. En febrero de 2017 los ecuatorianos eligieron presidente a Lenín Moreno, que, pese a ser ahijado de Rafael Correa, se distanció de las políticas del izquierdista, con quien rompió, se alió a la derecha y hasta se aproximó a Estados Unidos.
En noviembre de 2017, la victoria del conservador Sebastián Piñera en Chile puso fin al liderazgo de Michelle Bachelet. En febrero de este año Costa Rica optó por el oficialista Carlos Alvarado y Honduras por el conservador Juan Orlando Hernández. El igualmente conservador Mario Abdo Benítez, hijo del secretario particular del dictador Alfredo Stroessner, asumió la presidencia de Paraguay en abril y el colombiano Iván Duque, apadrinado por el derechista Álvaro Uribe, asumió en agosto la jefatura de Estado. Efe