Como memorando a uno de los lugares más tradicionales de la ciudad de Buenos Aires, la marina brasileña acaba de botar en un complejo naval cercano a Río de Janeiro, "El Riachuelo", el primero de cinco submarinos que Brasil está construyendo con la colaboración del gobierno francés.

Este sumergible tiene como objetivo fortalecer el poderío naval brasileño a fin de proteger sus aguas dentro de la plataforma continental y controlar la actividad marítima en su área de influencia dentro del Atlántico Sur.

Se trata de un sumergible que alcanza los 72 metros de longitud y que tiene una capacidad para 35 tripulantes, 11 menos que el malogrado ARA San Juan que hace casi un año se hundió en el Mar Argentino. La nave brasileña cuenta con todos los avances de la tecnología actual, y está equipada con torpedos y misiles. Además tiene la posibilidad de permanecer sumergido durante 70 días a 300 metros de profundidad, lo que la hace apta para uso militar. Dentro del paquete de cinco submarinos que se construirán hasta 2029, el último contará con tecnología nuclear, permitiéndole a Brasil sumarse al exclusivo grupo de países que cuentan con ese tipo de nave y que actualmente integran EEUU, China, Francia, Rusia y Gran Bretaña.

Así como la Argentina mira con cautela este reequipamiento, EEUU también se ha mostrado preocupado con el desarrollo militar brasileño en el Atlántico Sur.

En la reunión bilateral que el presidente Mauricio Macri mantendrá el próximo 16 de enero con el flamante presidente brasileño Jair Bolsonaro, el tema de los submarinos seguramente estará en la agenda, al estar en vigencia desde 1991 la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales, que ha posibilitado el desarrollo nuclear de uso exclusivamente pacífico verificable y ha permitido la mutua contención de rivalidades del pasado. Esta agencia fue impulsada durante los gobiernos de Ricardo Alfonsín, en Argentina, y José Sarney, en Brasil, en una etapa de entendimiento y estrecha colaboración entre ambos países.

Queda ahora observar la utilización que Brasil le dará al submarino, ya que de acuerdo a lo declarado el objetivo es la defensa de la "Amazonia Azul", como se denomina a los cerca de 4,5 millones de km2 de aguas marinas brasileñas que cuentan con una gran diversidad de especies, y de reservas minerales y de petróleo. Lo otro es que este reequipamiento tenga por objetivo recuperar el poderío militar que siempre ostentó el Gigante sudamericano.