Brasil continúa en vilo en medio de una de sus peores tragedias mineras, que ha dejado por el momento 37 muertos, -según cifras corregidas y actualizadas- 287 desaparecidos y un rastro de destrucción en Brumadinhos, una localidad que vive ahora sus días "más tristes".
El "riesgo inminente" de que una segunda represa de la minera Vale se rompiera y provocara una nueva catástrofe en la región obligó ayer a paralizar las búsquedas durante gran parte del día y a evacuar a cerca de 3.000 personas, aunque la mayoría han sido autorizadas para regresas a sus hogares.
Los vecinos de la parte baja de la ciudad llegaron a ser evacuados y con ellos la impotencia y el miedo ante el derrumbe de la segunda represa, en la que la minera realizó el drenaje y consiguió reducir la presión del agua.
Con la disminución del riesgo de un nuevo colapso, los equipos de rescate retomaron las labores, con la esperanza de poder hallar a más supervivientes 48 horas después de que ocurriera el desastre que "ha acabado" con Brumadinhos, según declaró el alcalde de esta localidad de 33.000 habitantes, Avimar de Melo.
A unos 5 Km de Brumadinho, hay un viaducto sobre el que pasa una vía de ferrocarril, o lo que queda de él. Tan solo se mantienen en pie los extremos del mismo.
"La situación aquí es bastante caótica. Vinimos aquí debido a que había personas, hasta niños, encima del puente y fuimos avisados por radio porque el viaducto está rajado y puede caerse" por completo "en cualquier momento", explica el bombero Leoncio Valverdes. Otro bombero, que está realizando una evaluación de daños por toda el área afectada, mostró a Efe una de las vigas sobre la que se sustenta el viaducto completamente rajada: "Esto es riesgo inminente, primero evacuar y luego evaluar".