Los diputados sanjuaninos deberían marcar esta semana en el calendario para recordarla en un futuro cualquiera, porque probablemente haya sido la más trascendente de los últimos años. No solamente se dieron cosas importantes desde lo institucional, como el discurso del gobernador Sergio Uñac para abrir el período ordinario de sesiones, donde, entre otras definiciones, prometió saldar este año una deuda histórica de la institucionalidad sanjuanina enviando en dos meses más el proyecto de ley de coparticipación municipal a la Legislatura. Además de ese paso, se reformó el Código Electoral y, como si todo eso fuera poco, la oposición se cruzó feo con el oficialismo por la distribución de plata a los municipios. Hubo varios debates cruzados y probablemente la incipiente campaña se haya colado en varios de ellos, pero a pesar de eso, siempre es sano que haya debate.
Pragmático, así podría resumirse el discurso de Uñac en la Cámara de Diputados. Igual que él. Ni de derecha, ni de izquierda, así es Uñac y su política. El pocitano marcó en sus palabras que tenía diferencias con la Nación y que veía que el rumbo del país no era el que todos esperamos. Pero, a su vez, agradeció las obras en las que la provincia ha tenido apoyo de la administración central argentina y lanzó la idea de un gran acuerdo institucional que incluya a todas las fuerzas políticas, algo que tiene pocos antecedentes en ésta república. En realidad, si hay una deuda que la política de este país tiene con sus habitantes, es la falta de inteligencia de los dirigentes para trazar acuerdos que perduren en el tiempo. Algo que nos sirva a todos y que sea inmune a las coyunturas políticas. Esa, parece, es la idea del sanjuanino. Por ahora sólo dejó flotando la propuesta, probablemente con la intención oculta de nacionalizar su proyecto, que es lo que reveló su hermano Rubén en una entrevista hace algunas semanas en Radio Sarmiento: “Me gustaría pensar en un proyecto más grande”, dijo.
La ley de coparticipación que Uñac anunció ese día, va a doler. Y le va a doler, según se cree, a los intendentes del oficialismo, al menos hasta que el mecanismo se termine de ajustar. Habrá un fondo especial para ayudarlos, pero ese fondo tendrá un principio y un final. El proyecto contempla un aumento de la coparticipación primaria, es decir, de la masa total que se repartirá a las comunas. Hoy es cercana al 13 por ciento y el objetivo es que no sea menos del 14 por ciento. En cuanto a la distribución secundaria (los porcentajes que le toca a cada distrito), cada municipio se analizará según algunos ítems acordados entre el gobierno y las intendencias: la cantidad de población, las personas con necesidades básicas insatisfechas, la distancia hacia la Capital y lo que aporta la actividad productiva de cada municipio a la provincia en impuestos. Los intendentes tendrán que moverse más. Hay municipios cuya recaudación es casi cero. Deberán revisar esas cifras, sí o sí.
Y hablando de intendentes y recursos, menudo tole-tole se armó esta semana entre los intendentes Marcelo Orrego y Fabián Martín, de Santa Lucía y Rivadavia respectivamente, con los legisladores del oficialismo; el ministro de Hacienda, Roberto Gattoni; dos diputados de Cambiemos, y cuatro o cinco legisladores rebeldes del PJ, que intentaron aprovechar la volada para presionar a Uñac. El lío nació con el tratamiento del proyecto de ley sobre la plata que aporta el Poder Ejecutivo a los municipios para incremento de sueldos. Los diputados Sergio Miodowsky (Rivadavia) y Juan José Orrego (Santa Lucía) salieron con los tapones de punta bajo el argumento de que a sus departamentos les recortaban hasta el 47 por ciento de los recursos que les tocaba este año para aumento de sueldos. ¿Menor al que les tocaba? Revisemos. Los legisladores hicieron una cuenta extraña, ya que tomaron como base el porcentaje de incremento que hubo entre los años 2016 y 2017 y lo compararon con el de este año. Observaron que la masa de dinero era inferior para este período comparado con el del año pasado, y salieron a repartir un papel con números y a quejarse en el recinto y ante los medios. La masa de dinero de este año nunca iba a aumentar lo que los diputados pretendían, porque el incremento de sueldos de un año al otro es menor al menos cinco puntos. Además en el gobierno tomaron una decisión que resultó el centro del meollo y provocó que el dinero estuviera muy por debajo del aporte que esperaban los intendentes: no habrá más plata para becarios (pasantes). ¿Por qué? En Hacienda dicen que no tienen control del ingreso de esos trabajadores y que sabían que Santa Lucía, por ejemplo, había sumado más de mil becarios en muy poco tiempo. Entre ese departamento y Rivadavia, suman 2053 pasantes, que son casi el doble de empleados que tiene Rawson, por ejemplo.
Ante la queja, el gobierno respondió con su arma más letal: Roberto Gattoni: “No podemos financiar la ineficiencia de Santa Lucía y Rivadavia”, dijo el Ministro de Hacienda respecto del impresionante ingreso de pasantes a las administraciones municipales. Bombazo. Riña. Orrego respondió a lo Orrego, con una tibieza llamativa, sin carácter y casi desahuciado. Más o menos como se lo vio en un cruce que tuvo con Uñac en un acto en su departamento al día siguiente de la sesión. Cuentan que la discusión fue acalorada, pero para el santaluceño. Dos de sus colaboradores dijeron que “no fue tan así”, y que “no pasó nada”. Entonces hay versiones cruzadas, porque dos uñaquistas contaron lo contrario. El que sí puso los puntos donde había que hacerlo fue Martín: “Gioja tenía códigos, él no hacía esto”, dijo en una entrevista radial. Buen golpe. Sus vecinos deberían estar orgullosos del intendente.
Más allá de la polémica, que es como la sal de la política, habría que echar un poco de luz a todo el asunto: Santa Lucía y Rivadavia recibieron el año pasado 8 millones de pesos cada uno en Aportes del Tesoro Nacional, los famosos ATN, que es dinero no reembolsable. Y, además, recibieron del Fondo de Emergencia Municipal 8 millones y 12 millones respectivamente. Ese fondo es manejado por la provincia y se envía a los municipios dependiendo de los pedidos de los intendentes. Además, por ser de Cambiemos, han sido premiados con entre 140 a 160 millones de pesos en obras de infraestructura, dinero aportado por el Gobierno Nacional fuera de los ATN, por supuesto. Ningún otro municipio de San Juan ha tenido esa suerte, a pesar de que no son los únicos que responden a Mauricio Macri en San Juan. La queja original de Orrego y Martín fue por haberse quedado sin el dinero para becarios, pero en realidad los becarios siempre fueron un gris en los acuerdos de fondos. Sí es cierto que los gobiernos han aportado algo de dinero para ellos, pero nunca se supo en detalle para cuántos. Hoy quieren establecer un orden y eso fue lo que generó la polémica. De todas formas Uñac y Orrego podrían juntarse entre lunes y martes, y ahí veremos cómo zanjan ésta diferencia.
Página aparte para los diputados Daiana Luna, Graciela Seva, Amanda Díaz y Juan Pablo Santiago. Cuenta la leyenda que ese día de la sesión, los cuatro y, probablemente también Leonardo Gioja, aunque alguna fuente lo negó, se negaron a bajar a recinto. Es que había corrido por los pasillos de la Cámara de Diputados que el uñaquismo iba a cambiar la fecha límite para modificar el Código Electoral. Con este Código el plazo se cumpliría el diez de abril y por eso el apuro oficialista por aprobar esta semana los cambios en el financiamiento de los partidos y la ampliación de las fechas para separar las elecciones provinciales de la nacional. Los diputados Luna, Seva, Díaz y Santiago no querían bajar sabiendo que si la propuesta de modificar el límite temporal para hacer cambios en el Código Electoral era real, el oficialismo debía reunir mayoría especial, es decir los dos tercios del total de diputados. Sus votos valían más. Cuando Pablo García Nieto anunció que iban a tratar sobre tablas la Reforma Electoral sin el proyecto que despertó rebeldía, los diputados bajaron y se sentaron en sus bancas. La interna a flor de piel. Es la vieja política, el daño por el daño mismo.
En fin, la Cámara de Diputados fue escenario esta semana de arduos debates, en los que se mezcló la campaña y que dio pistas de lo que puede venir de aquí en más. La relación entre el oficialismo sanjuanino y su oposición irá fluctuando igual que fluctúa la de Uñac con la Nación. Todos deberán ser capaces de acomodarse a las pretensiones de quién manda, que en caso de la provincia, es Uñac. El gobernador negoció con la Nación la restitución de las pensiones que el macrismo había quitado. Veremos si los intendentes de Cambiemos son capaces de hacer lo mismo con los problemas que hoy tienen.
Respecto de la vida legislativa y la experiencia de esta semana, es bueno recordarles a los legisladores qué clase de sillón ocupan. Deberían saber que por ese lugar pasaron dirigentes de mucho peso, y que allí se vivieron momentos de alto voltaje político. Las maderas del recinto son testigos de debates muy duros entre legisladores de peso que definieron temas clave como las privatizaciones en la década del noventa, la destitución de dos gobernadores, el traspaso de la Caja de Jubilaciones, la llamada Ley Seca, las investigaciones sobre los diques Caracoles y Punta Negra, la llamada “noche de los senadores”, las intervenciones en distintas épocas de los municipios de 9 de Julio, Jáchal e Iglesia, entre otras. De esos debates participaron personajes de la talla de Eduardo Bazán Agrás, Eduardo Baliña, Enrique Conti, Leopoldo Bravo, Miguel Ángel Gálvez, Daniel Tomas, Walter Lima, Rogelio Cerdera, Emilio Mendoza, Nancy Avelín, entre muchos otros. Aunque también es cierto que allí hubo anécdotas que, con la distancia del tiempo, resultan graciosas: la cachetada de la legisladora Gladys Pósleman a Gálvez; la supuesta amenaza armada del diputado Ramón Cornejo a los legisladores Jorge Sada y Zulma Ortíz y, la más reciente, protagonizada por el diputado Pablo García Nieto esta semana. Según contaron, hubo un duro cruce entre la presidenta del bloque Compromiso con San Juan, Susana Laciar y el ibarrista Carlos Munisaga. Para calmar los ánimos, García Nieto les llamó la atención, y les dijo que parecían Jennifer López y Marc Anthony, “una versión moderna de Los Pimpinela”. En resumen, la comparación entre la historia antigua y la de hace un par de días, sirve a la perfección para graficar en donde estamos parados.