Profesional. Hace 5 años Rosana fue apoyada por su padre para realizar el curso de arbitraje. Hoy es referente en el ambiente del arbitraje en San Juan por su experiencia.

 

Rosana Paz (46) entrena diariamente, trabaja como secretaria administrativa 8 horas por día, mantiene su casa, cría a sus hijos, practica judo y es una de las pocas mujeres que trabaja como árbitro en las canchas de fútbol de la provincia de San Juan. El contexto es realmente complicado, pero sabe cómo afrontarlo con fortaleza. "No es fácil ser árbitro en sí mismo, imaginate siendo mujer. Recibís muchos insultos, agresiones machistas, otros te invitan a salir, te dicen piropos groseros, de todo. Es más, a mis dos hijos no les gusta mucho ir a verme porque cuando empiezan a insultarme se molestan, pero a mí me apasiona entrar a la cancha y desempeñar la tarea para la que me he capacitado durante tanto tiempo", comenta Rosana, mamá de Juan y Victoria Alamino Paz.

Más allá del ambiente hostil que suele generarse en las canchas locales, existe lugar para el respeto y la contención de la platea masculina formada por dirigentes, jugadores, policías y técnicos. "Hay mucha gente que te apoya, que te cuida, pero una vez me tocó expulsar a un jugador que se me venía encima enfurecido. No frenaba y pensé que me iba a golpear, yo como autoridad no puedo agredir a un jugador, tenés que buscar la forma de evadir. Finalmente las cosas se calmaron y me dijo que si por ser mujer entendía algo de fútbol y si creía que tenía el poder para expulsarlo. Me paré firme y dije sí, tengo el poder para expulsarte porque soy el árbitro del partido y tu falta merece esa sanción. Trato de ser muy correcta y siempre manejarme con respeto".

Con un gran sentido del humor, la experimentada réferi cuenta que una de las cosas que más la hacen reír son las invitaciones que recibe en los diferentes sectores de la cancha. "Ven a una mujer sola y te invitan a salir desde la tribuna, en camarines, en la manga, te dicen cosas como: qué hace una rubia sola entre tantos muchachos. Pero cuando voy a trabajar me concentro mucho, sólo pienso en el juego y en hacer cumplir las reglas, en la seguridad y en el bienestar de mis compañeros de la terna arbitral".

La mujer que cada fin de semana lucha contra el machismo dentro de las canchas comenta que el mundo del fútbol sanjuanino está cambiando lentamente, pero que falta mucho tiempo para erradicar la violencia y las agresiones hacia la mujer. "Es algo que no se va por completo todavía, yo trato de educar con el respeto, no responder nunca desde la impulsividad. Todavía hay hombres que no les gusta que las mujeres vayamos ganando espacio, cargos y autoridad dentro de la sociedad. Lo más fácil para mí sería salir corriendo ante tantas barbaridades, pero le hago frente, porque estoy segura de mí, de mi trabajo y de que las cosas pueden ser mejor en el futuro para mis hijos", asegura.