Cada tres horas una nena en Argentina tiene un bebé. Son ocho por día, 2.787 al año. Son niñas que tienen entre 10 y 14 años, que han sido abusadas y que en la mayoría de los casos han accedido al sistema de salud recién en el parto. De los 770.040 nacidos en el país, 3,6 sobre cada mil crecieron en el pequeño vientre de una mamá de 14 años o menos. Argentina es grande y desigual, y mientras que en la Ciudad de Buenos Aires la tasa de fecundidad de las niñas es de 0,39, en el Chaco llega a 5,18, como en Formosa, como en Misiones. Son cifras oficiales de 2015, las últimas disponibles, y no varían mucho de las de una década atrás.

 

“Las madres de 14 años provienen de hogares con algún indicador de NBI (necesidades básicas insatisfechas)”. “La mayoría de las adolescentes madre deja la escuela antes del embarazo”. “El embarazo infantil forzado no es buscado, produce angustia y temor y resulta del desconocimiento por parte de estas niñas de las consecuencias de la actividad sexual o cuando, conociéndolas, no pueden hacer nada para prevenirlas”. “Resulta preocupante la naturalización de las situaciones de acoso y coerción por parte de las adolescentes así como las actitudes de descreimiento, ocultamiento y culpabilización por parte de sus familias… en determinados contextos, las adolescentes y sus familias no cuentan con herramientas para identificar y comunicar a los organismos del Estado las situaciones de abuso sexual”. “Las menores de 15 años experimentan la maternidad como una etapa ardua y llena de restricciones”. “Los embarazos en menores de 15 años agudizan la vulnerabilidad de este grupo de adolescentes frente a la pobreza, la exclusión, la violencia y la dependencia”. Sólo algunas de las opiniones y conclusiones de los especialistas reunidos en un trabajo presentado por UNICEF, “Embarazo y Maternidad en Adolescentes y Menores de 15 años. Hallazgos y desafíos para las políticas públicas”.

 

Parte del trabajo se basó en entrevistas que hicieron a madres niñas en el norte las investigadoras Georgina Binstock (Conicet, Cenep) y Mónica Gogna (Conicet, Iiege).

 

“La falta de acceso a una educación sexual temprana e integral, las relaciones desiguales de poder entre los géneros, la falta de servicios de salud amigables, la imposibilidad de acceder a la interrupción legal del embarazo cuando así lo hubieran solicitado y la situación de pobreza en la que generalmente viven exponen a estas niñas y adolescentes a un embarazo infantil forzado y a una maternidad temprana no buscada”, dice el informe.

 

“Que el 15 por ciento de los partos en Argentina sean de adolescentes es una cifra muy alta. Y en algunas provincias llega al 25%. Y alrededor de 3.000 son de niñas, que en la mayoría de los casos han sido víctimas de abuso, porque a esa edad hay abuso de poder. La mayoría son niñas que no estaban asistiendo a la escuela, lo que muestra la importancia de la dimensión educativa y el no tener acceso a ninguna información -explica Florence Bauer, representante de UNICEF en Argentina-. Es un mito pensar que las chicas buscan estos embarazos y que los viven con felicidad. Es una violación a sus derechos. Es un momento de su vida en el que tendrían que estar en la escuela. Ser madres a esa edad no es algo bueno para su salud física ni psíquica”.

 

Según el mismo estudio, los bebés de mamás menores de 15 años tienen mayor riesgo de nacer en parto prematuro y con bajo peso, condiciones que aumentan sus probabilidades de contraer enfermedades graves o morir. El 11% de los bebés de estas mamás nace con menos de 2,5 kilos. Además, “la maternidad y la crianza profundizan situaciones de vulnerabilidad previas al embarazo”.

 

Fuente: Clarín