Café con Esperanza nació hace unos años gracias al entusiasmo de Jésica Canto e Iván Flórez. Ellos pasaban muchas horas en los hospitales debido a que sus tres hijos tienen epilepsia refractaria. En esas idas y vueltas descubrieron cuánto costaba pasar las noches en soledad y con muchas necesidades, dentro de los centros de salud. Así fue que empezaron a llevar café o té a las salas de espera del hospital Rawson. Su trabajo solidario contagió a muchas personas más. Incluso en la actualidad, sus hijos y otros papás que pasan por situaciones similares a las de ellos, ayudan cada noche. Ahora este grupo solidario tienen nuevos objetivos: llevar su noble tarea hasta el hospital Marcial Quiroga. Es por esto que piden donaciones de ollas y termos para poder llegar hasta el centro de salud de Rivadavia. Sobre todo ahora, que comienzan las noches frías.
En las salas de espera Jésica y su marido pasaron algunas de las noches más duras de su vida. Soportaron el calor insoportable del verano y el frío que cala los huesos en pleno invierno. Sintieron de cerca el dolor, el miedo y la angustia, y eso los fortaleció. Los hizo tener la energía suficiente como para sacar la chapa de solidarios. “Empezamos con mi marido y de a poco se comenzó a sumar gente. Hoy somos unos 35 voluntarios”, dijo Jésica y comentó que ellos costean los gastos de cada noche. Y que si bien el objetivo es llevar algo calentito que sirva para distraer aunque sea por unos minutos a los familiares de los enfermos, cuando pueden llevan hasta sopaipillas. Gracias a que son tan bienvenidos cada noche en el hospital y sintiéndose cada vez más necesarios en la vida de algunas personas, ahora buscan saltar los límites del hospital Rawson. “Hay familiares de personas internadas que nos cuentan que no comieron nada en todo el día y eso es muy triste. Es por esto que queremos llegar al Marcial Quiroga, para ayudar a más personas. Ahora lanzamos por las redes sociales una campaña para pedir termos, y aunque sea una olla grande. Con eso podemos comenzar, porque ganas no nos faltan”, agregó la mujer que junto a sus hijos y su marido preparan en su casa, todas las noches, cerca de 500 litros de té o café para repartir gratis. “Tenemos una olla grande que compramos con mucho sacrificio, por eso pedimos que nos ayuden a comprar otra o que nos donen una usada”, explicó y dijo que reciben hasta termos con tapas rotas, ellos los reparan.
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Publicado por Diario de Cuyo en martes, 10 de abril de 2018