El martes había encontrado trabajo y eso lo tenía contento, porque pasó varios meses desocupado a causa de no poder cuidar coches en el centro por miedo al coronavirus y a que su diabetes le jugara una mala pasada. Pero ayer, antes de cumplir su segundo día en su nuevo labor como albañil en una obra en construcción, la muerte le arruinó su alegría: un automovilista lo embistió desde atrás cuando caminaba con su moto al lado y su suerte quedó echada para siempre en el acto.
La desgracia de Horacio Alberto Vega (57) ocurrió a eso de las 7.20, en la calle Agustín Gómez, entre Hipólito Yrigoyen y Vidart, en Pocito. La víctima minutos antes había llevado en su moto Maverick 110cc a su hija Mara (25) a la casa de unos parientes en el Barrio San Miguel, donde la chica trabaja cuidando unos niños. El hombre nunca imaginó que un problema en la moto le costaría la vida. “Cuando íbamos agarramos un pozo y se pinchó la rueda de adelante. Entonces me acercó un poco y se volvió caminando con la moto al lado, fue la última vez que lo vi”, explicó la hija, conmocionada. En ese trayecto de vuelta, cuando su padre pretendía llegar a su casa en el Barrio El Carrerito para de ahí buscar en qué irse a trabajar, ocurrió lo peor. Según fuentes policiales, Vega caminaba por un costado de la calle Agustín Gómez, hacia el Este, cuando unos 500 metros después de Hipólito Yrigoyen lo arrolló desde atrás un Renault Clio guiado por Carlos Víctor Báez (55). El automovilista dijo a la Policía que no lo vio porque lo encandiló el sol y que cuando se dio cuenta ya lo tenía encima.
El choque fue tremendo: Vega, que llevaba el casco en la mano, rodó por la calle varios metros y quedó tendido boca abajo sobre un charco de sangre, con la ropa rasgada, la bermuda en los tobillos y, lo más grave, sin vida. Todo indica que su cuerpo golpeó contra el parabrisas y que el impacto fue muy fuerte, pues el costado derecho del Clio quedó todo salpicado con sangre, incluída la parte cercana al baúl.
El fallecido estaba casado y tenía 9 hijos (de entre 7 y 28 años) y 3 nietos. “Era muy trabajador y siempre estaba dispuesto a ayudar, esto nos destruye”, expresó Mara, conteniendo las lágrimas, mientras varios de sus hermanos se abrazaban y lloraban sin parar. Uno de ellos tuvo que ser reducido por la Policía porque cuando llegó al lugar del accidente, fuera de sí, intentó increpar al conductor del auto y luego pretendió quitar la lona con la que habían tapado a su padre, como no queriendo creer que era él.
Pesquisas de Criminalística recolectaron pruebas en el lugar y ahora un juez debe decidir si a Báez cabe achacarle el delito de homicidio culposo. Ayer quedó demorado en la subcomisaría Ansilta.