La escuela Obreros del Porvenir, Bernardino Rivadavia y Antonino Aberastain lucieron diferentes a las otras en las que también se votó. La fundación Continuar Vida y el Inaisa hicieron campaña para incentivar la donación de órganos y poder captar más voluntarios. Con cartelería, folletos, y hasta repartiendo caramelos las voluntarias de estos grupos le dieron un toque solidario a la jornada electoral.
Para los voluntarios de las fundaciones las visitas de los votantes a las escuelas fue el motivo perfecto para hacer una campaña de concientización y captación de donantes.
Llegaron a los tres edificios escolares pasada las 9,30 y montaron un stand pequeño, pero llamativo. Con mucha amabilidad atendieron a todos los que se acercaron a consultar y les regalaron a los votantes folletería que sirvió para que leyeran mientras esperaron en la fila para entrar al cuarto oscuro.
La curiosidad y algunas dudas llevaron a las que las personas consultaran. Así fue que en pocas horas pudieron hacer que muchas se animaran a inscribirse como donantes de órganos o médula ósea. ‘Nos está yendo muy bien.
Estas elecciones nos sirven para estar en un lugar donde pasarán muchísimas personas‘, dijo Silvia Ureta y contó que solamente en la mañana, y en esa escuela, habían llenado unas 20 solicitudes de inscripción. Dijeron que esa cantidad era muy importante para ellos, y que estaban sorprendidos por la solidaridad de la gente.
‘Hasta qué edad tengo tiempo de inscribirme‘, ‘cuáles son las condiciones‘, y ‘qué pasa si mi familia no respeta mi voluntad cuando me muera‘, fueron algunas de las consultas que la gente hizo mientras esperó para votar.
‘La campaña me sirvió para informarme más de esta problemática, por eso me acerqué voluntariamente para inscribirme‘, dijo Cristina Jofré que desde ayer es donante de órganos.
En la escuela Industrial se colocó una pizarra en la que se indicaba dónde estaban ubicadas las meses y qué apellidos había en cada una.
En las escuelas las porteras de los establecimiento colaboraron. Llevaron agua caliente a las mesas y se encargaron de mantener la limpieza de
los sanitarios.
Ernestina Contreras sufre EPOC. Llegó al barrio Los Tamarindo después de unos 50 minutos en colectivo. Su hijo la ayudó y cargó un bolso con el
oxígeno de la mujer.