El papa Francisco en el punto 169 de su encíclica Laudato Si, remarca: "Quienes sufrirán las consecuencias que nosotros intentamos disimular recordarán esta falta de conciencia y de responsabilidad". Es por ello que ante la grave sequía pronosticada por
"Hoy San Juan, como otros lugares de la región, vive un proceso de sequía severa que de prolongarse puede desencadenar un proceso de desertificación. La Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación define la desertificación como ‘la degradación de las tierras en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas’", destaca el Director Programa "Gestión Integral de Cuencas Hidrográficas" de la Universidad Nacional de San Juan.
"El crecimiento demográfico importante crea tasas de crecimiento de la población elevadas, entre el 2% y 3% por año, lo que significa que la población se duplicará en los próximos 20 a 30 años" afirma, indicando: "Esto incrementa la presión sobre la tierra y no permite regenerar los suelos de regiones áridas, restando productividad".
"Este fenómeno no es sólo de San Juan. En Europa y en EEUU, se observan también zonas erosionadas y tierras degradadas. La aridez es el resultado de la interacción entre diferentes factores climáticos tales como la lluvia, la temperatura, el viento y la evapotranspiración. A nivel mundial, el ‘estrés hídrico’ afecta actualmente a 1.700 millones de personas, y se estima podrían ser 5.000 millones en el 2025",explicó Dölling.
Y destaca: "Inundaciones y sequías matan a un mayor número de individuos y crean más daños materiales que ninguna otra catástrofe natural. Hoy Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Perú enfrentan severos problemas de sequía así como en los 32 países de América del Sur y el Caribe tienen serios problemas de degradación de tierras afectando poblaciones en condiciones de pobreza extrema y marginalidad inaceptables".
Nuestro oasis
Dölling destaca: "El sistema hídrico de San Juan está hoy en una crisis de gran impacto en el sector agrícola, industrial, energético y social en general. Hablamos de desertificación cuando perdemos por degradación la tierra fértil. Se estima que en el Valle del Tulum se han perdido unas 20.000 hectáreas en los últimos 20 años por expansión urbana sobre la cultivada y el abandono de cultivos, sumado al incremento de áreas salinizadas y presencia de suelos degradados por los fuertes vientos Zondas, crecidas al oeste y sudeste ante la falta de cobertura vegetal y abandono".

"El Censo Agropecuario Nacional del 2018 releva que respecto al año 2002 hay 2.739 explotaciones agropecuarias menos en la provincia. En 16 años se perdió un 32,18% de las unidades destinadas a la producción agrícola, ganadera y forestal. En la última década los escurrimientos del río San Juan disminuyeron a 1.308 hectómetros cúbicos de un promedio histórico de 2.070 hectómetros cúbicos. Nuestro río ha perdido el 37% del agua disponible superficial a razón de unos 78,3 hectómetros cúbicos anuales, algo equivalente ha ocurrido con el río Jáchal", afirma el especialista.
"Esto implica la necesidad imperiosa de generar hoy medidas de adaptación para poder subsistir en los valles de inundación y de invertir en medidas de mitigación que tiendan a un uso racional y conjunto del agua superficial y subterránea", concluye Dölling.

Como crear un ambiente favorable en este oasis
Para el ingeniero Oscar Dölling, "en el mundo resulta muy difícil para los gobiernos y las comunidades locales atender a una situación crítica como esta sequía, ya que se encuentran ocupados con la simple supervivencia los problemas económicos. Para combatir la desertificación, la asociación más importante que se ha de forjar es la que unirá a los agentes donantes con los gobiernos, la administración local y los habitantes de las zonas áridas. La experiencia ha demostrado que este fenómeno sólo podrá ser combatido con el compromiso y la participación de las personas afectadas". Entre otros conceptos en el caso local sugiere:
1- Mejorar las tierras con miras a un desarrollo sostenible. Prevenir o atenuar la degradación de tierras; reparar tierras y suelos degradados; informar y sensibilizar a los afectados por los problemas de la desertificación a cualquier nivel.
2- Aplicar un mantillo al suelo conformado por vegetación muerta como las hierbas secas, tallos, hojas muertas o cualquier otro residuo de origen vegetal o agrícola entre otros; sobre el suelo desnudo o alrededor de las plantas con objeto de proteger el suelo de la erosión y ayudar a conservar la humedad. Retiene el agua y la deja penetrar lentamente en el suelo. Permite ahorrar agua y distanciar turnos.
3- Automatizar los sistemas de distribución principal de agua de riego.
4- Nivelar los terrenos para evitar la erosión de suelo por alta velocidad del flujo superficial.
5- Recolectar y almacenar el agua de lluvia de verano en cisternas o estanques
6- Transportar el agua mediante la construcción de canales o galerías inclinadas que drenan y distribuyen agua de escorrentía y de las fuentes subterráneas
7- Controlar el funcionamiento de los pozos de extracción de agua subterráneas
8- Mejorar la eficiencia de aplicación de agua en la finca, instalando sistemas de irrigación por aspersión, goteo por mangas y/ canales de irrigación impermeabilizados para evitar pérdidas en conducción. Practicar el riego por pulsos para evitar percolación excesiva.
9- Participar activamente en las juntas de riego. Así planificar el uso y acceso a las fuentes de agua superficial y subterránea con acuerdos de distribución más equitativa del recurso.
10- Mejorar el contexto social: luchar contra la pobreza, desarrollar la educación sobre la gestión sostenible de los recursos naturales y evitar conflictos destructores del ambiente.
11- Evitar la sobreexplotación de los acuíferos que provoca el agotamiento del agua subterránea y consecuente descenso de sus niveles. Programar turnos para evitar hacer interferencia con pozos vecinos.
12- Rotación adecuada de cultivos y reducir el monocultivo.
13- Los nutrientes y la materia orgánica del suelo disminuyen debido a que la agricultura intensiva. Se deberá evitar arar la tierra en forma excesiva, volver a los abonos naturales en lugar de los fertilizantes químicos, de una manera eficiente y eficaz.
14- Controlar los fuegos de matorrales y los incendios forestales
15- Evitar el cultivo de montaña realizado en el sentido de la pendiente y no siguiendo las curvas de nivel.
16- Promover la utilización de fuentes de energía alternativa solar, eólica, biogas entre otras reduciendo costos e incluso generando ingresos.
Estos son algunos de los puntos esbozados por el ingeniero Oscar Dölling durante la entrevista, a lo que finalmente sumaremos que, para lograr un desarrollo sostenible de San Juan, todos los actores deben sentarse a la misma mesa.
1.308 hectómetros cúbicos es el escurrimiento promedio anual entre los años 2008 y 2019 en los ciclos al 1 de setiembre.
1.021 Hectómetros cúbicos promedio anuales fueron destinados a riego en ese período. Esto es el 78% del agua local.
6 por ciento del agua se usa como potable, industria y minería. El 8% se evapora, un 6% de reserva y el 2% sigue curso.
PIE DE FOTOS
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Las imágenes de las paginas 4 y 5 muestran el crecimiento urbano sobre el sector rural del principal oasis de la provincia de San Juan desde 1984 en página 4 y 2021 en esta hoja.
