De norte a sur. La pobreza sacude a lo largo de la Argentina tanto en el interior del país como en el Conurbano bonaerense, donde es mayor al promedio nacional. Allí afecta al 54,2% de los niños.

 

 

Un 48,1% de los niños que residen en zonas urbanas de Argentina son pobres y, de ellos, un 10,2% se encuentra en situación de indigencia, según un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA). En cuanto a la distribución geográfica, en el Conurbano Bonaerense mostró el mayor índice ya que la pobreza alcanza al 54,2% de los niños.

Un 28,1% de los menores de edad cuenta con alguna necesidad básica insatisfecha y ligado a este fenómeno se observa un déficit alimentario de 17,6% (chicos que no comieron correctamente) y 8,5% en su nivel más grave, es decir pasó hambre. Además, el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA detectó que de ese universo de niños un 33,8% asiste a comedores escolares, siendo nuevamente el GBA el espacio con mayor cobertura alimentaria directa con 37,7%.

En ese sentido, muestra el aumento constante que registró la asistencia a comedores infantiles desde 2010 y que llevó a uno de cada tres chicos a acudir a uno en 2017.

Las cifras, que son de finales del año pasado, podrían acrecentarse en un contexto como el actual con devaluación, inflación, shock tarifario y caída del salario real. El último índice de pobreza del INDEC marcó 25,7% en el segundo semestre del año pasado y se espera que regrese al 29% a fin de año.

En el caso de la niñez el número es mayor porque se trata de una medición multidimensional, no sólo en base al precio de la canasta básica.

El informe también apunta que el 51,3% de niños y adolescentes reside en barrios "nocivos" por la contaminación ambiental, un riesgo que se eleva al 75,7 % en las villas y asentamientos precarios de grandes áreas metropolitanas, por lo que se trata de un "problema crucial de las infancias" en los alrededores de Buenos Aires.

En paralelo, uno de cada cuatro niños de zonas urbanas del país reside en una vivienda precaria, un 22,5 % se encuentra en condiciones de hacinamiento y un 46,2% enfrenta "carencias en el espacio del saneamiento".

En el ámbito educativo, el 76% de los alumnos de primaria y secundaria acude a un colegio público y, en ese último índice, el déficit educativo "es muy elevado" y afectó en 2017 al 36,8% de los adolescentes.

Casi la mitad de los estudiantes de primaria carecen de "ofertas en el espacio de las nuevas tecnologías", a lo que se une que un alumno de la escuela estatal tiene 3,5 veces menos probabilidades de acceder a ellas que sus compañeros de centros privados.

"Este tipo de injusticias se reproducen en el interior de las escuelas estatales y son claramente regresivas para los chicos/as más vulnerables", apunta el estudio. Por otro lado, se estima que en 2017 el 11,8% de los niños de entre 5 y 17 años realizaron "de modo intensivo" algún trabajo en el mercado (7,9%) o en el espacio doméstico (5,3% en el espacio doméstico), siendo a este último más propensas las mujeres y al primero, los hombres.

Por último, el informe señala que los menores ubicados en el "estrato trabajador marginal" tienen casi tres veces más probabilidades de trabajar que quienes pertenecen a un "estrato medio profesional".

El trabajo del barómetro, realizado en base a encuestas a más de 5.700 personas de conglomerados de 80.000 habitantes, analiza inequidades asociadas a cada dimensión de los derechos del niño, por eso se relevaron datos sobre alimentación, salud, hábitat, subsistencia, crianza y socialización, información, educación y trabajo infantil.
 

* Ajuste metodológico
 

En esta última edición se realizó un ajuste metodológico sobre la muestra ya que tomaron datos del último censo, antes trabajaban con el de 2001. Si bien en las series 2010-2017 se respetó la anterior metodología, se hizo un nuevo apartado sólo para 2017 en donde hay una foto más certera de la realidad.

 

 

Vivienda, salud y educación

 

Otros números que preocupan son que la precariedad en la construcción de la vivienda afectó en 2017 a casi el 25% de la infancia, la situación de hacinamiento al 22,5%, y las carencias en el espacio del saneamiento al 46,2%. La problemática del saneamiento está fuertemente localizada en el GBA donde afecta al 63,7%.

Sobre este punto, Ianina Tuñón, miembro del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, remarca que desde 2010 a la fecha hubo mejoras: en esa época afectaba al 47,2% a nivel nacional y el año pasado se ubicó en 41,3%. Sin embargo, recalca que habrá que estar atentos a cómo evoluciona este indicador pues la nueva política oficial de reducir más el déficit fiscal podría afectar a las obras.

En otro orden, el 52,7% de la infancia en la Argentina tiene como única opción para la atención de su salud el servicio público. Esta dependencia alcanza al 80,9% de los chicos en el estrato más bajo. "Esto nos hace preguntar cuáles son los desafíos del Estado para garantizar la atención de niños y adolescentes", lanzó.

En este punto, las desigualdades se ven, sobre todo, por cuestiones de edad. "Claramente los niños más pequeños asisten de modo más asiduo a los controles pero ya en la adolescencia esto baja mucho", apunta Tuñón.

Los números reflejan, además, las inequidades de acuerdo al lugar donde viven esos chicos. La llamada "inseguridad alimentaria severa" afecta al 19,6% de los chicos que viven en villas o asentamientos y al 10,1% de los que habitan en el Conurbano bonaerense. Hay números que reflejan un déficit vinculado a la lectura y a los procesos de socialización y crianza de los niños. Según cifras de 2017, "se registró un déficit del 40,2% en la estimulación a través de la palabra mediante lecturas o narración oral de cuentos, es decir, que hay un déficit de libros infantiles que afecta a niños de hasta 12 años y es más elevado en los más pequeños".