Víctor Manzanares, el día que fue detenido en Río Gallegos
 

Víctor Manzanares, el histórico contador de la familia Kirchner que está preso desde más de un año y medio, aspira a convertirse en el nuevo arrepentido de la causa de los cuadernos de la corrupción. Así lo confirmaron a Infobae fuentes judiciales, que indicaron que Manzanares fue trasladado por el Servicio Penitenciario Federal a los tribunales federales de Comodoro Py 2002. Llegó pasadas las 16 fuertemente custodiado con la intención de entrevistarse con el fiscal Carlos Stornelli.

 

Manzanares no está preso en la causa de los cuadernos sino a disposición de un tribunal oral por el caso Los Sauces. Acompañado por sus abogados Roberto Herrera y Alejandro Baldini (un ex juez de Santa Cruz), el contador decidió ahora cambiar la estrategia que venía manteniendo hasta ahora.

 

La fuentes confirmaron que ya había intentado a fin de año declarar como imputado-colaborador, pero lo que aportó no convenció a los fiscales Stornelli y Carlos Rívolo. Manzanares sabe que si ahora insiste en volver a pedir ese papel, su declaración tiene que ser "fuerte".

 

Hay mucha expectativa y un intenso hermetismo sobre lo que suceda en la audiencia entre Manzanares y Stornelli y de lo que el contador puede aportar al expediente. Si llegaran a convencer al fiscal Stornelli de firmar un acuerdo como imputado-colaborador, a Manzanares aún le quedaría sortear el despacho del propio Bonadio para que homologue su rol de arrepentido.

 

En las últimas semanas, Bonadio dejó de lado la lógica impuesta en la primera parte de la causa cuando la homologación implicaba una pronta libertad. Así lo corroboró en carne propia el ex ministro de Santa Cruz Juan Manuel Campillo que tardó un mes en conseguir que el magistrado federal lo aceptara como arrepentido y después un mes más para lograr que, pese a su condición de colaborador, el juez lo excarcelara.

 

Alejandro Baldini y Roberto Herrera, los abogados de Víctor Manzanares.
 

Manzanares no es cualquier personaje a la hora de pensarlo como arrepentido. Conoció en detalle los números del matrimonio Kirchner desde su estudio contable en Santa Cruz. Manzanares fue contador y socio de Daniel Muñoz, el ex secretario de Néstor Kirchner. Se conocían todos de Santa Cruz, cuando todavía Néstor Kirchner no imaginaba ser presidente.

 

Incluso, gracias a sus explicaciones, el entonces juez Norberto Oyarbide decidió cerrar la causa de enriquecimiento ilícito contra Néstor y Cristina Kirchner luego de que declararan un incremento de sus bienes por 158% en sólo en 2008. Oyarbide estuvo imputado en la causa de los cuadernos porque aparecía en los cuadernos de Oscar Centeno y hasta reveló cómo le "apretaban el cogote" para "sacar" la causa de los Kirchner, aquella escandalosa resolución en la que sobreseyó en tiempo exprés al matrimonio K.

 

Manzanares está preso desde julio de 2017 en la cárcel de Marcos Paz, cuando la ex presidente ya buscaba un lugar en el Senado. Fue el propio juez Bonadio el que ordenó arrestado en la causa Los Sauces. Nueve meses después le dijo al juez Julián Ercolini: "Me queda claro que estoy preso porque soy el famoso 4 de copas, como se dice en la jerga popular, al que es más fácil pegarle. O si fueran los dichos de mi abuela: ‘El hijo de la pavota’". En ese momento también le advirtió a Ercolini que él "no traiciona". ¿Por qué? "Para traicionar, previamente tendría que haber sido partícipe de algo ilegal y esto no fue así".

 

El caso de los cuadernos y el dinero de Muñoz

Manzanares está imputado en el capítulo que investiga los más de 70 millones de dólares que sacó del país Daniel Muñoz, el ex secretario de Néstor Kirchner que falleció en el 2016, a través de testaterros y sociedades inventadas. Sin embargo, las sospechas en su contra apuntan a que habría formado parte del asesoramiento prestado a Muñoz y su esposa, Carolina Pochetti, hoy presa y arrepentida.

 

Según el dictamen de los fiscales, Manzanares aparece en las maniobras que se hicieron a través de compras de propiedades en la Argentina, no en el exterior, con el dinero que manejó Muñoz. "La presencia de Manzanares en el entramado de corrupción aquí analizado era necesaria para no activar alertas que a futuro pudieran contribuir al descubrimiento de la maniobra conocedor como pocos de los negocios y números económicos de Muñoz y de Pochetti -señalaron en un escrito al que accedió Infobae-. Sabiendo de los avances de las diferentes causas en este fuero su actuar fue decisivo a la hora de dotar de apariencia de legalidad algo que bien sabía que no lo era".

 

A criterio de la fiscalía, "a diferencia de otras intervenciones el actuar aquí Manzanares excedió esa mera relación de confianza entre contador y cliente para conformarse a la altura de accionistas y socios en el caso de Muñoz en vastos emprendimientos locales" , junto a la "creación de sociedades, la apertura de cuentas bancarias y sus respectivos movimientos, facturación y locaciones de inmuebles". En la hipótesis acusatoria, todo ello buscó "ocultar o simular la tenencia de activos" de Muñoz.

 

El ex ministro de Hacienda de Santa Cruz Campillo, también arrepentido, aseguró en su confesión que lo había convocado Isidro Bounini, el secretario privado de Cristina Kirchner, para asesorar a la viuda de Muñoz en la venta de propiedades adquiridas en Estados Unidos. Según la declaración que reveló Infobae hace algunas semanas, Campillo afirmó que "Manzanares era su persona de confianza, socio y contador" y que él solo había sido llamado como una segunda opinión.