Un durísimo golpe político sacudió ayer al Gobierno de la izquierda en Chile de Gabriel Boric con el rotundo rechazo a la nueva Constitución que surgió como un reclamo popular tras las multitudinarias protestas en las calles que sacudió el país en 2019 y que encabezaron quienes hoy ocupan los principales cargos en el Ejecutivo.
El rechazo al proyecto de nueva Constitución en Chile en el plebiscito realizado ayer se imponía con 62,55% de los votos válidos contra 37,45% de aprobación, según los resultados oficiales difundidos anoche por la autoridad electoral cuando se había computado más del 70% de las mesas, un resultado que el propio oficialismo vaticinaba como irreversible.
El primer boletín del Servicio Electoral (Servel) marcó ventaja para el Apruebo, con 52,52% de los votos y 0,83 de las mesas escrutadas -la mayoría de ellas, del exterior- pero ya en el segundo había pasado al frente el rechazo, con 54,90% de los sufragios y 1,54% de las mesas relevadas.
De los votos computados, 97,92% fueron válidos; 1,50%, nulos, y 0,58%, en blanco, según los datos del Servel publicados en su sitio web.
Los chilenos fueron ayer a las urnas para decidir en plebiscito si aprueban o rechazan el proyecto de Constitución elaborado con el fin de sustituir la carta magna vigente, sancionada durante la última dictadura (1973-90).
Las encuestas vaticinaron este fracaso. La expectativa era enorme no solo por lo trascendente de la decisión sino por el hecho de que, a diferencia de las elecciones generales -a las que suele concurrir alrededor de la mitad del padrón-, esta vez el voto era obligatorio para los alrededor de 15 millones de ciudadanos registrados.